Días de quietud, días
de espera en que tu barca anclada esta junto a la arena, y el Señor te
dice: no es tiempo de zarpar calla y espera.
Detente frente al
mar, sopla la brisa, camina por la orilla no tengas prisa. Es tiempo de
contemplar los arreboles, ve busca y hazte un collar de caracoles.
¡Mira aquella gaviota!
no puede alzar el vuelo sus alas están rotas, ella mira volar sus
compañeras y hoy al igual que tu, ella calla y espera.
Hay tiempos en la
vida que todo parece detenerse de repente y es ahí que el Señor te dice
¡DETENTE! sin embargo El se pierde en la tormenta y aunque ruja la brisa
no se detiene, El Señor esta despierto, El nunca duerme.
Yo siento en este
instante de tu vida que sus potentes alas te cobijan, y ya no siento
miedo por lo que pueda ocurrirte a ti, ni nada me atormenta, aunque con furia
te arrecie la tormenta.
Calla y espera
hijo,
medita en mi palabra; como un ave herida te encontré yo aquel día. Aún
tienes unos ojos y una maravillosa y brillante mente que piensa y hace. Espera
tranquilo el arco iris y cuando El te
diga "zarpa", hijo mio ya no iras solo, pues, El Sera Tu Guía.
Por: Emmy Meléndez Rosado
|