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El sistema nervioso

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Sistema nervioso Hipocampo Tronco encefálico
Amígdalas Hipófisis Ventrículos
Cerebelo Médula Corteza somatosensorial
Corteza cerebral Núcleo estriado Cortes transversales
Diencéfalo Sistema límbico Cortes frontales

Contenido Revisado

  • El cuerpo humano es una compleja máquina. Requiere que muchas de sus piezas, cadenas y engranajes trabajen simultánea y sincronizadamente para que cada uno de nosotros pueda llevar una vida normal. Y al igual que todas las máquinas de alta tecnología, necesita de un computador central que administre y controle cada una de sus funciones y movimientos. Pero nuestro ordenador es mucho más completo, ya que además nos permite pensar, sentir, actuar y decidir.

Este tremendo computador es el Sistema Nervioso, constituido por un conjunto de órganos que nos permiten ponernos en contacto con el mundo exterior y dirigir las funciones orgánicas. Su trabajo consiste en recoger los estímulos que recibimos tanto en el ámbito consciente -por ejemplo, la luz del sol-, como en el inconsciente -como puede ser el daño que provoca un virus en nuestro estómago-, transformándolos en impulsos nerviosos. Estos llegan a la parte específica del cerebro que comanda la zona estimulada, donde se procesa la información y se genera la reacción o respuesta.

Las reacciones son muy variadas. Van desde la producción de movimientos, la secreción de las glándulas, la circulación, la digestión o la respiración, hasta las sensaciones producto de la estimulación de los sentidos. Además de todo esto, en este sistema, específicamente en el cerebro, se concentra la actividad intelectual y afectiva.

Así, el Sistema Nervioso nos permite pensar, comunicarnos, aprender, recordar; es la sede de nuestros sentimientos, sensaciones y emociones; nos permite tener habilidades artísticas y movernos, y controla todo el funcionar interno de nuestro cuerpo.

Casi iguales
niñaLa mayoría de las células cerebrales de los mamíferos funcionan igual que las humanas y, en muchos aspectos, nuestro sistema nervioso es parecido al de los animales. Todos tenemos zonas cerebrales que reciben sensaciones y dan órdenes indicativas de movimiento.
Nos distinguimos de los animales por la manera en que nuestras células combinan su actividad para efectuar procesos complejísimos que nos diferencian, especialmente en el ámbito intelectual (como el habla). El cómo los humanos aprendemos difiere mucho del sistema instintivo básico de los animales, que responde a estímulos y no a una racionalización o procesamiento de la información recibida.

Las neuronas

movimiento
Moviendo tu cuerpo
Los comandos del movimiento se ubican en diferentes partes de la corteza cerebral, dependiendo de la zona del cuerpo de la que se trate.
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Generalidades del sistema nervioso

La unidad básica del sistema nervioso es una célula muy especializada llamada neurona, que se distingue de una célula normal por su incapacidad para reproducirse, lo cual explica que toda lesión cerebral sea definitiva.

Las neuronas miden menos de 0.1 milímetro. Presentan dos clases de prolongaciones: las más pequeñas, de aspecto arboriforme (con forma de árbol), situadas en torno al citoplasma, reciben el nombre de dendritas; y las más largas y cilíndricas, que terminan en varias ramificaciones, llamadas cilindroeje o axón. Estas tienen una doble misión: por una parte, conectan a las neuronas entre sí –proceso denominado sinapsis- y, por otra, al reunirse con cientos o miles de otros axones, dan origen a los nervios que conectan al sistema nervioso con el resto del cuerpo.

La sinapsis, que permite la comunicación entre los aproximadamente 28 mil millones de neuronas de nuestro sistema nervioso, se produce mediante señales químicas y eléctricas, y se lleva a cabo en los botones sinápticos, situados en cada extremo de las ramificaciones del axón.

En el interior de cada botón hay saquitos (vesículas) llenos de unas sustancias químicas llamadas neurotransmisores, que ayudan a traspasar la información de una célula a otra.

Para que el impulso eléctrico se transmita, los iones positivos de sodio que están presentes fuera de la neurona en estado de descanso, traspasan la membrana celular. Al interior de la neurona, la carga eléctrica es negativa. Cuando los iones positivos de sodio ingresan a la neurona, cambian la carga interna de negativa a positiva. En la medida que el impulso avanza por la membrana, su interior recobra la carga negativa. De esta forma, el impulso va pasando desde una neurona a otra.

En el caso de los impulsos que llevan una orden del cerebro a algún músculo, el proceso es el siguiente: tras viajar por muchísimas neuronas, el impulso llega al último botón sináptico cercano a las fibras musculares; entonces, un neurotransmisor químico viaja (o salta) a través del surco sináptico -espacio entre las terminaciones nerviosas y las células musculares- y estimula a las fibras musculares para que se contraigan.

Partes del sistema nervioso

puzzle
Electricidad humana
Tu sistema nervioso funciona en base a impulsos eléctricos, aunque su voltaje o carga eléctrica es menor a la ocupada por un par de audífonos. El voltaje utilizado por una ampolleta es cuatro millones de veces más fuerte.

El sistema nervioso está conformado por dos subsistemas con funciones diferentes: el Sistema Nervioso Central (SNC), conocido también como Cerebroespinal y Voluntario, que interviene en las funciones de relación, la sensibilidad y el movimiento; y el Sistema Neuro-vegetativo, llamado también Autónomo y Nervioso Periférico, que regula las funciones de la vida vegetativa (circulación, respiración, digestión, etcétera), independientes de nuestra voluntad.

El sistema nervioso central está formado por: la médula espinal, estructura alargada de tejido blando, ubicada al interior de la columna vertebral; y el encéfalo, estructura voluminosa situada sobre la médula espinal y al interior del cráneo. En el encéfalo podemos distinguir tres estructuras: el cerebro, el cerebelo, el bulbo raquídeo y el puente de Varolio.

Todo esto está protegido por sólidas estructuras óseas, que en su conjunto reciben el nombre de estuche cráneo-raquídeo, porque está formado por los huesos del cráneo y las vértebras de la columna vertebral.

Además de las estructuras óseas, el sistema nervioso central posee otros elementos de protección: las meninges. Estas son tres envolturas membranosas que lo rodean en forma concéntrica: la duramadre, la más externa y dura, que está en contacto con la protección ósea, es decir, con los huesos craneales y raquídeos; la aracnoides -recibe este nombre por su similitud con la red de una araña-, que viene inmediatamente después y que es una capa muy fina; y la piamadre, también muy delgada, que está en contacto con la médula y el encéfalo.

El cerebro

niña

El cerebro es el órgano que controla la actividad fisiológica -el funcionamiento del cuerpo- e interpreta los impulsos generados por el contacto con nuestro entorno. Contiene los centros nerviosos para el pensamiento, la personalidad, los sentidos y el movimiento voluntario.

Este órgano, que pesa alrededor de 1.200 gramos en un adulto, está compuesto por dos hemisferios ubicados en la parte superior del cráneo y que comprenden casi el 90 por ciento del encéfalo. Cada hemisferio mide de 15 a 17 cm desde la parte anterior a la posterior, y juntos miden entre 11 y 14 cm de ancho.

Debajo de la corteza cerebral, que es una capa de materia gris llena de pliegues, de unos 2 a 6 mm de espesor, se encuentra la sustancia blanca, integrada por millones de fibras nerviosas. Al centro del cráneo, la sustancia blanca de ambos hemisferios se une formando una estructura similar a una cuerda: el cuerpo calloso, que es el más grande de varios haces de fibras nerviosas, llamados comisuras, que conectan zonas específicas de los dos hemisferios.

Ambas porciones cerebrales están separadas por la cisura de Rolando, surco profundo que debe su nombre al anatomista italiano Luigi Rolando, que lo describió por primera vez a principios del siglo XIX. En la parte anterior de esta hendidura, que separa longitudinalmente ambos hemisferios, se encuentra la zona que controla la actividad motora, mientras que en su parte posterior se ubica el control sensitivo.

El hemisferio derecho rige las funciones de la mitad izquierda del cuerpo, y el hemisferio izquierdo controla las de la parte derecha. Esto se debe a que los nervios se entrecruzan en la médula espinal.

El surco longitudinal (cisura de Rolando) y otro lateral, llamado cisura de Silvio, separan a los hemisferios en cuatro cuadrantes -que reciben los nombres de los huesos craneanos que los protegen-: son los lóbulos frontal, parietal, temporal y occipital.

La detección e interpretación de imágenes visuales está localizada en el lóbulo occipital; la percepción auditiva se encuentra en el temporal, lóbulo donde también se ubica el olfato, el equilibrio y la memoria; en el lóbulo parietal se sitúan el gusto y la percepción del tacto (temperatura, presión y dolor); y en el lóbulo frontal se centra el habla, la elaboración del pensamiento, las emociones y los movimientos.

En el interior del cerebro hay cuatro cavidades intercomunicadas, llamadas ventrículos, conectadas con otra cavidad larga y delgada que se dirige hacia abajo por el centro de la médula espinal. Dentro de estos huecos fluye el líquido incoloro denominado cefalorraquídeo o cerebroespinal producido en los ventrículos, y que se renueva cuatro a cinco veces durante el día.

Este medio acuoso, rico en proteínas y glucosa, aporta energía para el funcionamiento de las neuronas y los linfocitos. Estos últimos nos protegen de las infecciones. En otras palabras, al circular a su alrededor, este fluido protege y alimenta a todas las estructuras que conforman el sistema nervioso.

El puente neuronal

Uniendo la médula espinal y el cerebro está el tallo cerebral o tronco encefálico, de unos 7,5 cm de longitud.

Esta estructura contiene centros que regulan varias funciones vitales para la supervivencia, entre las que se incluyen los latidos del corazón, la respiración, la presión sanguínea, la digestión y ciertas acciones reflejas, como tragar y vomitar. Además, es el encargado de estimular la función reticular (del ojo) que mantiene al cerebro despierto y alerta, controlar el sueño, regular los reflejos originados en la médula espinal y mantener el tono muscular y la postura -que es la rigidez o tensión muscular que nos permite mantener la espalda erguida o en posición vertical mientras estamos de pie o sentados-.

En la parte superior del tallo cerebral está el puente de Varolio, que también recibe el nombre de protuberancia anular. Esta estructura es la parte del cerebro situada entre los pedúnculos cerebrales por arriba y el bulbo raquídeo por abajo.

El tálamo

El tálamo es una masa ovoidal gris de unos 4 cm de longitud, ubicada en la parte superior del tallo cerebral.

Está formado por una agrupación de neuronas cuya especialidad es analizar y dirigir las señales sensoriales a los centros nerviosos especializados, situados en la corteza cerebral.

En torno al tálamo se encuentran los ganglios basales, masas circulares de materia gris situadas en lo profundo del cerebro, que ayudan a controlar las secuencias de movimiento, como el caminar.

Otra estructura -del tamaño de un terrón de azúcar- que se encuentra en la base del cerebro es el hipotálamo, lugar donde interactúan los sistemas nervioso y hormonal del cuerpo -por la presencia de la hipófisis, glándula que secreta hormonas con efectos sobre una amplia gama de procesos fisiológicos-.

El hipotálamo es el responsable de la regulación de la temperatura corporal; realiza el balance del agua y la sal requerido por el cuerpo; controla el flujo sanguíneo, el apetito y la ingestión de alimentos, el ciclo sueño-vigilia y la actividad hormonal. También interviene en las respuestas a emociones como la rabia y el temor.

El bulbo raquídeo

El bulbo raquídeo o médula oblongada es la continuación superior de la médula espinal -que comienza junto con la columna vertebral en la base del cuello-, limitando hacia arriba con el tallo cerebral. Tiene forma de pirámide ensanchada en posición inversa a la de la médula espinal y mide unos tres centímetros de longitud.

En esta zona están los núcleos que controlan los centros respiratorios, el centro regulador de los movimientos peristálticos del tubo digestivo y, el centro vasoconstrictor, que regula el diámetro de los vasos sanguíneos.

En el bulbo raquídeo también están los núcleos de algunos de los nervios craneales: el hipogloso mayor o nervio motor de la lengua; el glosofaríngeo, que lleva las fibras nerviosas del gusto a la cavidad bucal; el vago o neumogástrico, que lleva fibras a las vísceras (cada uno de los órganos encerrados en las cavidades del cuerpo); y, el espinal, que controla algunos músculos del cuello.

niño
Pensando
Todas las ideas o pensamientos que están bajo tu control son parte de tu conocimiento consciente. En cambio, las creencias, temores y sentimientos que tienes, pero que no controlas
-como los sueños-, son parte de tu inconsciente.

La médula espinal

La médula espinal corre a lo largo y en el interior de la columna vertebral, que la protege. Tiene alrededor de 43 cm de extensión y es casi tan ancha como un dedo.

Comienza en el agujero occipital -entre los huesos occipital y atlas- y la primera vértebra cervical, y llega hasta la segunda vértebra lumbar. Desde allí se prolonga por el filamento terminal hasta el cóccix, donde se agrupan un gran número de ramas nerviosas, denominadas cola de caballo por la forma que adoptan. Contrariamente al cerebro, la parte exterior de la médula está compuesta por sustancia blanca, y la interior, por la gris.

Fisiológicamente, la médula espinal es la vía conductora de impulsos desde y hacia el cerebro, y también es el centro de los movimientos reflejos.

Existen 31 pares de nervios raquídeos, que son aquellos que nacen en la médula espinal y salen por los agujeros de conjunción formados por la unión de dos vértebras vecinas. Hay ocho nervios cervicales, doce dorsales, cinco lumbares, cinco sacros y un coccígeo.

Estos nervios, que conectan a la médula con el resto del cuerpo, se agrupan en cinco enmarañadas redes que reciben el nombre de plexos, y que son los siguientes, de acuerdo a su ubicación: cervical, braquial, lumbar, sacro y sacrococcígeo.

En equilibrio
gimnasta
El cerebelo mantiene bajo control todas las partes de tu cuerpo para que no te caigas. También te permite aprender y perfeccionar complicadas secuencias de movimientos, como la rutina de esta joven gimnasta.

El sistema Neuro-vegetativo

Este sistema, llamado también Nervioso Periférico o Autónomo, está constituido por los nervios vegetativos, que son los que nos permiten realizar funciones automáticas; es decir, aquellas que no están sujetas a nuestra voluntad y que controlan nuestros órganos y sistemas vitales.

El sistema nervioso vegetativo actúa por dos grandes vías: la simpática y la parasimpática, que tienen acciones antagónicas u opuestas:

- Sistema Nervioso Simpático, Ortosimpático o del Gran Simpático: está constituido por una doble cadena de ganglios nerviosos que se encuentran a ambos lados de la columna vertebral y que son cúmulos neuronales distribuidos de la siguiente forma: tres cervicales, diez o doce dorsales, cuatro lumbares y cuatro sacros. De estos ganglios simpáticos parten fibras que llegan a los distintos órganos, sobre los que ejercen su función, que consiste en estimular.

Este sistema no es independiente, ya que desde el bulbo y la médula espinal parten las fibras que lo controlan.

- Sistema Nervioso Parasimpático: sus centros están ubicados a nivel encefálico y en el plexo sacro en la médula espinal; sus fibras se reparten aprovechando el trayecto de algunos nervios craneales (los de origen encefálico) y el del nervio pélvico (las de origen sacro). De esta manera, las fibras que inervan las glándulas salivales (regulando su secreción) circulan con el nervio facial; numerosas fibras parasimpáticas se unen al neumogástrico, separándose del mismo en la medida que van llegando a los órganos que inervan: corazón, bronquios, estómago, hígado, etcétera.

Los sistemas nerviosos del gran simpático y del parasimpático son antagónicos. La distinción entre ambos no es solamente anatómica, sino también funcional, puesto que los dos están presentes en cada uno de los órganos, ejerciendo una función estimuladora (vía simpática) o inhibidora (vía parasimpática).

Este procedimiento de trabajo a dúo es químico, y se realiza por medio de neurotransmisores, que son los que llevan los estímulos desde y hacia los músculos.

La acción parasimpática depende de la acetilcolina y las fibras nerviosas involucradas reciben el nombre de colinérgicas. En el sistema simpático interviene la adrenalina y las fibras son las adrenérgicas.

Para que quede más claro este trabajo en equipo, un ejemplo: en el corazón, la vía simpática estimula el impulso cardíaco y la parasimpática lo frena, controlando el ritmo de los latidos. En una persona de salud normal existe un perfecto equilibrio entre ambos sistemas.

ejemplo
Un ejemplo a seguir
Pese a la inmovilidad de sus piernas, producto de una parálisis, Robinson Méndez no deja de lado su gran pasión: el tenis.

Enfermedades

El sistema nervioso es uno de los más susceptibles a las enfermedades, puesto que no solo lo afectan males de tipo orgánico, sino también dolencias de tipo psíquico que afectan la conducta y el estado de ánimo del afectado. Este es el caso de padecimientos que son respuesta a problemas producto de la relación con otros o con el medio en general, como las ansiedades, el estrés, la depresión, las fobias o el pánico.

A continuación, se describen brevemente algunas enfermedades que tienen que ver con problemas orgánicos que afectan al sistema nervioso.

Epilepsia: aunque se desconoce su causa, es provocada por cualquier irritación o cicatriz en la corteza cerebral producto de un golpe brusco tras algún accidente o un parto traumático.

Se manifiesta en forma de ataques convulsivos que pueden durar varios minutos, originados por un desorden de los impulsos eléctricos en el cerebro, durante los que el afectado cae al suelo, pierde la conciencia y entra en un estado de convulsión (temblor generalizado). En algunos casos, estos ataques van acompañados de pérdida de memoria temporal y descontrol de los esfínteres.

Meningitis: enfermedad caracterizada por la inflamación de las meninges. Generalmente es de origen infeccioso. Esta enfermedad se confirma con el estudio del líquido cefalorraquídeo (estudio citoquímico y cultivo).

Trombosis y hemorragia cerebral: en el primer caso, el mal se produce cuando una arteria es obstruida (tapada) por un coágulo, quedando toda la zona que debía ser irrigada sin circulación sanguínea (infarto cerebral), por lo que dicha área muere, ocasionando un daño neuronal que en casos extremos puede llegar a una hemiplejia -la mitad del cuerpo se paraliza-.

Las hemorragias se producen cuando una arteria se rompe y sangra dentro del tejido cerebral. También pueden producir parálisis corporal.

Parkinson: afecta a las estructuras encargadas del movimiento, la coordinación, el equilibrio, el mantenimiento del tono muscular y la postura. Se produce a causa de la disminución de la dopamina, un neurotransmisor esencial para la regulación del movimiento en la sustancia gris del cerebro.

Neuritis: son enfermedades de los nervios periféricos (fuera del sistema nervioso). La más conocida es la parálisis facial. Esta se presenta como un dolor intenso que puede producirse al mascar, hablar, exponerse al frío o tocarse un punto sensible de la cara o boca. Generalmente, las crisis se repiten con semanas o meses de intervalo y afectan a personas de edad avanzada.

Narcolepsia: es un desorden del sueño originado en disfunciones moleculares del cerebro y marcado por un incontrolable deseo de dormir durante el día. Los ataques, que consisten en sueños vívidos y atemorizantes, pueden ocurrir en cualquier momento, aún en medio de una conversación, y producir una incapacidad temporal de movimiento antes de despertar.

También causa debilidad muscular repentina, llamada cataplexia.
Poliomielitis: es un mal viral que ataca a las células motoras de la médula espinal o del tronco cerebral, principalmente de los niños, dejando secuelas profundas, a veces irreversibles.

Demencia: consiste en la pérdida de las capacidades sicológicas, a causa de lesiones en el tejido nervioso central y sus arterias (infartos, hemorragias, etc.). Por lo general, ocurre a personas de más de 65 años.

El 55% de los casos de demencia se deben a la enfermedad de Alzheimer o demencia senil, en la que el daño cerebral se debe a la producción anormal de la proteína amiloide. Entre sus síntomas principales están la desorientación, dificultad para la marcha y alteraciones del lenguaje y memoria.

Tumores: pueden ser primarios (si se originan primariamente en el Sistema Nervioso Central) o bien secundarios (si el origen proviene de un tumor situado en otra parte del cuerpo, pero afecta por metástasis al cerebro a causa de la transferencia de células malignas).

 

Fundación Educativa Héctor A. García