definición y áreas de interés        Proyecto Salón Hogar

 

 

L  a  G r a n  E n c i c l o p e d i a   I l u s t r a d a  d e l   P r o y e c t o  S a l ó n  H o g a r

El clima en la era primaria.

Tras las glaciaciones del anterior periodo, durante el Cámbrico parece que el clima se hizo más cálido. Prueba de ello son los depósitos de calizas de origen arrecifal.

A finales del Ordovícico y en el Silúrico se produjo una glaciación que afectó al Norte de África y otras zonas de Gondwana. En el Carbonífero ya existen huellas de una gran glaciación, tras un paulatino enfriamiento de la atmósfera, en los distintos continentes que formaban parte de Gondwana. Hecho constatable por medio por los importantes depósitos de tillitas que desarrollaron (en Brasil, los depósitos de tillitas alcanzan los 1.500 m).

La glaciación carbonífera está constituida por una sucesión de períodos cálidos (a los que corresponden los mayores depósitos de carbón), con otros más fríos que van perdiendo intensidad hacia el pérmico. En el Pérmico Superior se alcanza un clima de extremada aridez, en el cual se han formado los depósitos evaporíticos más importantes de zonas continentales interiores. De tal forma que el Pérmico constituye el periodo de mayores extremos climáticos en la historia de la Tierra, lo que podría explicar las grandes extinciones que tuvieron lugar al final de este período. La extinción a finales del Pérmico eliminó un gran número de invertebrados (blastoides, fusulínidos y trilobites), mientras que otros grupos también de invertebrados (amonoideos, braquiópodos, corales, crinoides) quedaron diezmados. Se ha estimado que el 95% de los invertebrados marinos pudieron desaparecer en esta extinción pérmica, mientras que en el caso de plantas y vertebrados (tanto acuáticos como terrestres) la reducción no llegó a ser tan drástica.

La extinción del Pérmico fue la de mayor magnitud en la Era Paleozoica, aunque no llegó a ser la única. Otras de menor magnitud a finales del Ordovícico y durante el Silúrico, produjeron sendas extinciones masivas.

La biosfera paleozoica.

Durante el comienzo del Paleozoico la vida animal se encontraba restringida a los océanos, ya que las plantas terrestres aún no habían aparecido en las superficies continentales. Los organismos provistos de conchas o esqueletos mineralizados, se originan a partir del Cámbrico, periodo durante el cual se produce un aumento rapidísimo en la diversidad de organismos adaptados al ambiente marino, conocida como la explosión cámbrica.

La radiación de especies paleozoicas alcanza su máximo durante el periodo Ordovícico, a partir del cual se mantienen constantes durante el Paleozoico. Los trilobites resultan ser los fósiles dominantes en el periodo Cámbrico, mientras que desde el Ordovícico al Pérmico los braquiópodos son los más comunes.

Por último, durante la Era Paleozoica destaca la aparición de los primeros organismos adaptados para la vida sobre la superficie de los continentes: aparecen las plantas vasculares y organismos invertebrados (como los artrópodos) durante el Silúrico, así como los vertebrados (anfibios) durante el Devónico.

Fauna.

Los fósiles que corrientemente se encuentran asociados a las rocas paleozoicas, corresponden a grupos biológicos desaparecidos, sobre todo invertebrados marinos: trilobites, braquiópodos, cefalópodos (Nautiloideos y Goniatites); ciertos equinodermos (Cistideos, Carpoideos y Crinoides); arqueociáticos, coralarios, graptolitos, gigantostráceos, briozoos y fusulinas.

Los primeros vertebrados fósiles pertenecen al Ordovícico. Se trata de un tipo de peces acorazados, con el cuerpo recubierto de placas óseas (normalmente los únicos restos que fosilizan) y un endoesqueleto cartilaginoso. A este grupo pertenecen tanto ostracodermos (presentes únicamente en el Silúrico), fósiles sin mandíbulas, considerados como auténticos agnatos, como placodermos, que presentan mandíbula y considerados como auténticos peces.

Respecto a la evolución de la biosfera en tierra firme, los primeros organismos que aparecen en el registro fósil son invertebrados. A partir del Silúrico superior, existen restos fósiles de artrópodos adaptados a la vida continental (insectos sin alas); pero su gran profusión no se consigue hasta el Carbonífero, periodo en el que se desarrollan los primeros insectos alados (libélulas, hormigas-león y análogos a cucarachas), caracterizados por presentar dos pares de alas iguales, tener una metamorfosis sencilla y ser masticadores. También en el Carbonífero aparecen arácnidos semejantes a los actuales, pero con el cuerpo segmentado.

La aparición de los Vertebrados terrestres no es posible hasta finales del Devónico cuando la adaptación de los Anfibios a la respiración pulmonar permite su supervivencia fuera del agua. Los anfibios primitivos eran de aspecto muy tosco, con la cabeza protegida por placas óseas muy gruesas, a las que se debe la denominación de estegocéfalos.

Los anfibios fueron muy numerosos y variados en el Carbonífero, pero la verdadera conquista del medio terrestre por parte de los vertebrados se produjo a finales de esta Era (Carbonífero superior - Pérmico), con la aparición de los reptiles. Éstos, no sólo tienen un perfecto aparato respiratorio pulmonar, sino que, al proteger sus huevos con una cubierta calcárea, pueden reproducirse fuera del agua sin temor a la desecación.

Flora.

En el Cámbrico y en el Ordovícico sólo se conocen restos fósiles de algas "calcáreas", pero ya en el Silúrico superior se inicia la invasión de los continentes por vegetales aéreos inicialmente de carácter palustre, con caracteres ambiguos entre algas, briofitos y pteridofitos: las Psilofitales, que se desarrollan ampliamente en el Devónico, época en la que también aparecen las primeras criptógamas vasculares.

La vegetación continental llega a su máximo apogeo en el Carbonífero, con desarrollo exuberante de licopodiales gigantescas: Lepidodendros y Sigillarias; Equisetales de porte arbóreo, Calamites y helechos arborescentes, que forman espesos bosques en las regiones pantanosas. Asociadas a estas Criptógamas vasculares, se encuentran también las primeras plantan con semillas, las Pteridospermas, que tienen porte de helechos, pero que presentan fructificaciones.

Existían además auténticas Espermafitas, como por ejemplo los Cordaites (árboles de gran porte, con hojas acintadas), y hacia el finales de esta Era (en el Pérmico) se desarrollaron las primeras Coníferas.

Esta explosión de la flora durante la segunda mitad del Paleozoico, propicia la génesis de los importantes yacimientos de carbón de los períodos Carbonífero y Pérmico.

El Mesozoico (la Era Secundaria).

La Era Secundaria conserva esta denominación, dada a sus terrenos porque se consideraban en posición intermedia entre los que forman la corteza terrestre. También recibe el nombre de Mesozoica (o de los "animales intermedios"), así como "Era de los Amonites" o bien "Era de los Reptiles".

Tras el cierre de los Urales en el Paleozoico (finales del Pérmico), queda constituido el macrocontinente Pangea2 durante 50 m.a., tras los cuales comienza su prolongada fragmentación durante 140 m.a. La dispersión de las nuevas unidades continentales con la apertura del Atlántico (200 m.a.) lleva consigo colisiones entre placas continentales (caso del Himalaya), entre microplacas (como los Alpes), o colisiones entre litosferoclastos (en los Andes y la Cordillera Norteamericana), que producen la orogénesis de cordilleras en lo que se ha denominado la Orogenia Alpina.

Las rocas de la Era Secundaria han sufrido las consecuencias de la orogenia Alpina, que, en general, no alcanza la violencia de las orogenias anteriores. Este hecho permite que las rocas conserven su carácter sedimentario, al no haber sufrido episodios metamórficos tan significativos como en las orogenias precedentes. Sin embargo en algunos casos, cuando la tectónica alpina se ha manifestado en toda su intensidad y genera amplios mantos de corrimiento, los materiales mesozoicos pueden llegar a sufrir un importante metamorfismo dinamotérmico (o regional), hasta adquirir características semejantes a los materiales paleozoicos. De una manera general, las rocas mesozoicas presentan colores vivos y variados.

Abundan en el Mesozoico los sedimentos marinos: calizas, areniscas, calizas dolomíticas, calizas margosas y margas. Las facies continentales están representadas por conglomerados, areniscas y arcillas asociadas a depósitos yesíferos y salinos; eventualmente se encuentran también lignitos, sobre todo en el Cretácico, que pueden ser explotables; y una buena parte de los yacimientos petrolíferos se encuentran también relacionados con terrenos de esta Era. Estos últimos relacionados con la elevada proliferación organismos microscópicos (algas, bacterias, plancton, etc.) cuya sedimentación ha sido decisiva para la obtención de este tipo de depósitos.

La Era Mesozoica divide en tres períodos distintos: Triásico (248-213 m.a.), Jurásico (213-144 m.a.) y Cretácico (144-65 m.a.). El Triásico a su vez se encuentra dividido en tres Épocas: Inferior, Medio y Superior (en el triásico germánico: Bundtsandstein, Muschelkalk y Keuper), constituidas por la sucesión de tres formaciones clásicas de areniscas, calizas y margas irisadas. El Jurásico a su vez se encuentra dividido en otras tres Épocas que reciben el nombre de Lias, Dogger y Malm; en las cuales predominan los materiales calcáreos con alternancias de calizas y margas de tonos oscuros. Por último, el Cretácico presenta únicamente una división en dos épocas: Inferior (con facies continentales, ejemplo: arenas de utrillas) y Superior (con potentes bancos de calizas y dolomías).

Paleogeografía del Mesozoico.

Si bien en la primera mitad de esta Era la distribución de mares y tierras emergidas era bastante similar a la de la era primaria, en la segunda mitad se produce un cambio de gran trascendencia. La escisión en dos mitades de Pangea2 produce un continente africano-brasileño y un continente australiano, que no volverá a estar en contacto con el resto de las tierras emergidas. En esta disgregación disminuye Pantalasa y el Tetis, para dar origen respectivamente a la placa pacífica (con un sistema de dorsales que se establece desde hace 140 m.a.) y el Neotetis.

La escisión del macrocontinente comienza en el Jurásico Inferior (hace aproximadamente 200 m.a.), con la separación de Norteamérica del continente Africano. Durante el Jurásico Medio e Inferior sigue con la separación de la India, la Antártida y Australia; con el inicio de la formación del Atlántico meridional y del Océano Indico. En el Continente Nor-atlántico se produce una gran transgresión marina, consecuencia de la cual Europa occidental queda reducida a un gran archipiélago, en el Jurásico superior.

En el Cretácico, progresa la separación de dichos continentes y prosigue la formación del Atlántico Sur, que desde este momento formará una barrera geográfica infranqueable para la migración de faunas entre África y Suramérica. Al final de este período se establece un puente intercontinental (actual estrecho de Bering), que permite las migraciones entre Eurasia y Norteamérica.

El clima en el Mesozoico.

La flora de Glossopteris que predomina al principio del Triásico en el Continente Gondwana, indica un clima frío, que luego evoluciona hacia más cálido, con lo que cambia la flora, que ahora contiene Tacniopteris (taeniopteris). Toda Europa queda comprendida entre el Ecuador, que pasa por el Norte de África, y el paralelo 40º Norte, lo que condiciona un clima subtropical.

En el Jurásico en Europa occidental y en Norteamérica, el clima debió de ser de carácter tropical, cálido y húmedo, a juzgar por la vegetación predominante, lo cual favoreció el desarrollo de los dinosaurios. El clima favorece también la formación de evaporitas y bauxitas.

Al final del Jurásico, el clima se hace más templado; se produce la emigración hacia el Sur de ciertas faunas de Ammonites y Rudistas, Corales, etc. En el continente de Angara, el clima es templado, la flora evoluciona hasta llegar a originar depósitos de carbón en Siberia.

El clima en el Cretácico no debió de ser muy diferente del Jurásico; se acusa una diferenciación de estaciones que repercute en la vegetación. Predominan las coníferas, y se inicia el desarrollo de las Angiospermas.

En las regiones de clima tropical, se mantiene la fauna de dinosaurios, pero ya no fueron capaces de soportar los cambios climáticos acaecidos al final del Cretácico (especialmente la aparición de estaciones frías), lo que acarreó su extinción al finalizar este periodo.

La biosfera mesozoica.

La creación de Pangea2 origina una multitud de hábitats nuevos tanto oceánicos como continentales que permite el desarrollo de nuevas adaptaciones por parte de la fauna fósil. Tras la importante extinción producida en el Pérmico, el Mesozoico se caracteriza por una nueva explosión de organismos marinos (equinodermos, moluscos, crustáceos, peces y microplancton), que comienza en el Jurásico medio y continúan a lo largo de toda la Era.

En el caso de las superficies continentales se caracterizan por la espectacular fauna de reptiles, el predominio de las angiospermas durante el Cretácico Superior y la radiación adaptativa de los insectos polinizadores respecto al nuevo conjunto de plantas.

Fauna.

Esta Era se caracteriza por el neto predominio de los moluscos, entre los que destacan: Amonites, Belemnites (Belemnopsis), y diversos grupos de gasterópodos y pelecípodos. Siguen en importancia los braquiópodos y las faunas arecifales, así como los equinodermos, ciertos briozoos (Véase el apartado correspondiente en el artículo fósil) y foraminíferos.

El carácter fundamental de la Era Mesozoica, en cuanto a los Vertebrados se refiere, es el desarrollo inusitado que durante esta época tuvieron los reptiles, adaptándose a diversos medios ecológicos tanto continentes (estegosauros, tyrannosaurus, triceratops), como marinos (plesiosaurios, ictiyosaurios, mosasaurios), y aéreos (pterosaurios), donde llegaron a desarrollar grandes dimensiones. Se inicia entonces el desarrollo de todo el conjunto de reptiles que llegan hasta la actualidad (cocodrilos, quelonios, saurios, ofidios), así como el grupo de los terápsidos, que son los precursores de los mamíferos. La mayoría de estos grupos aparecen entre el Pérmico y el Triásico, que son los periodos de máxima expansión reptiliana.

Los peces ganoideos fueron muy abundantes y algunos como el Lepidotes llegan a ser frecuentes en el Cretácico inferior de facies continental. Ya desde el Cretácico se empiezan a encontrar teleósteos de tipo moderno.

En cuanto a los anfibios, en el Triásico se encuentran los últimos estegocéfalos que alcanzan tamaño descomunal. En general, los fósiles de anfibios, en el Mesozoico, son muy escasos. Las primeras ranas fósiles, proceden del Jurásico superior.

Las primera aves se han encontrado fósiles en el Jurásico superior, el famoso Archaeopteryx, con indiscutibles afinidades reptilianas. Luego no se vuelven a encontrar fósiles de aves hasta el Cretácico superior de Norteamérica, donde ya presentan caracteres "modernos", a pesar de conservar dientes en las mandíbulas y el vestigio de una cola.

Los restos más antiguos de mamíferos, proceden del Triásico superior. En el Mesozoico los fósiles de mamíferos son escasos, en general, grupos especiales de organismos no placentados (marsupiales). Los primeros registros fósiles de mamíferos placentados corresponden con materiales de finales del Cretácico (en Mongolia), que corresponden a organismos de pequeña talla, tipo de los Insectívoros y con caracteres muy primitivos.

Flora.

La flora Mesozoica se caracteriza por un neto predominio de las gimnospermas, que comprenden grupos exclusivos de esta época, como las Bennetitales. Son muy abundantes las cicadales, y se inicia el desarrollo a gran escala de las coníferas (Araucaria, Sequoia, Ginkgo), aunque persisten numerosas criptógamas vasculares o Pteridofitas.

En el Cretácico inferior se inicia el desarrollo de las angiospermas, plantas con flores, que ya en el Cretácico superior predominan sobre las Gimnospermas. Las primeras en aparecer son las dicotiledóneas (magnolia, Laurus, Populus, Salix), y posteriormente, las monocotiledóneas, principalmente las Palmeras.

El Cenozoico.

La Era Terciaria recibe este nombre por la posición que ocupaban sus terrenos en la corteza terrestre, ya que se trata de la tercera y más moderna Era de Fanerozoico, que comienza hace aproximadamente 65 m.a. y se extiende hasta nuestros días.

Esta división de la historia geológica terrestre fue introducida en 1840 por John Phillips, con el término kainozoico, cuya etimología significa ´animal nuevo´. El Cenozoico constituye la división más reciente de las tres subdivisiones más importantes que presenta el registro fósil y se caracteriza por el considerable desarrollo de las formaciones continentales respecto a las Eras precedentes. Por el enorme desarrollo que, en esta época alcanzan los mamíferos, también se le ha dado el nombre de "Era de los mamíferos".

El Cenozoico se encuentra dividido por dos Periodos: el Terciario (65 - 1,64 m.a.) y el Cuaternario (1,64 m.a. - actualidad), términos relictos que proceden de la clasificación estratigráfica del siglo XVIII, en la cual se introdujeron los términos "Primaria" y "Secundaria".

La división y nomenclatura actual del Terciario y Cuaternario es adoptada de los trabajos realizados por Charles Lyell (Pleistoceno, Mioceno y Plioceno) y Moritz Hórnes, quien introdujo en 1856 los términos Neógeno y Paleógeno.

El Terciario queda dividido en el calendario cronoestratigráfico actual en dos Subperiodos, el Paleógeno (65-24,6 m.a.) y el Neogeno (24,6-1,64 m.a.); que son equivalentes respectivamente al Terciario Inferior y Superior. El Paleógeno se divide a su vez en tres épocas: Paleoceno (65-54,9 m.a.), Eoceno (54,9-38 m.a.) y Oligoceno (38-24,6 m.a.), mientras que el Neogeno lo hace en dos: Mioceno (24,6-5,1 m.a.) y Plioceno (5,1-1,64 m.a.).

El Cuaternario se encuentra dividido igualmente en dos Series: el Pleistoceno (1,64-0,01 m.a.) y el Holoceno (0,01 m.a. - actualidad).

La orogénesis Alpina (cuyos inicios se encuentran ya en el Mesozoico) ha generado la gran parte de las cadenas montañosas de mayor trascendencia en nuestra época (Pirineos, Béticas, Ibérica, Cantábrica, Atlas, Cárpatos, Alpes, Himalaya, Montañas Rocosas, Andes) paralelamente a la dispersión de Pangea2, como consecuencia de los procesos existentes entre los bordes de las respectivas placas, por ejemplo: la colisión de litosferoclastos (caso de las Montañas Rocosas y los Andes), por colisiones entre microplacas (caso de los Alpes) y colisiones entre placas continentales (como la en cordillera del Himalaya).

Las rocas cenozoicas se encuentran presentes de forma extensiva en todos los continentes. Se trata generalmente de rocas que presentan una consolidación menor que las originadas durante eras precedentes. Las rocas más comunes son de origen sedimentario, y más de la mitad de los yacimientos petrolíferos pertenecen a esta era. En cuanto a las rocas de origen ígneo, a principios del Cenozoico se produce la extrusión de importantes coladas basálticas, que actualmente constituyen la parte Este de Groenlandia y la Meseta del Decán, mientras que durante el Cenozoico tardío las emisiones basálticas se localizan en los márgenes del océano Pacífico, o bien consolidando las islas oceánicas (como el archipiélago de Hawai, y las Canarias).

La falta de continuidad en las formaciones continentales dificulta extraordinariamente la estratigrafía del Cuaternario, de forma que su columna estratigráfica debe ser establecida mediante el empleo de otros criterios con mayor amplitud, como son los cambios climáticos y los fenómenos geológicos que los han originado. Por esta razón los estudios de depósitos volcánicos cuaternarios son de gran interés, tanto desde un punto de vista paleontológico, como estratigráfico y geocronológico (en dataciones de cronología absoluta).

A lo largo de esta Era se produce un notable cambio climático que da origen a una serie de períodos glaciales, separados entre sí por períodos de clima suave (o periodos interglaciales). En estas condiciones climáticas se desarrolla la fauna predecesora de la actual, que en su mayoría aún persiste.

Paleogeografía del Cenozoico.

Al principio de la Era Terciaria subsiste todavía el Continente Nor-atlántico, unido incluso, por su parte septentrional, con el Norteamericano, como lo prueban los elementos comunes de flora y fauna, En cambio por el Este, Europa y Asia estaban separadas por un amplio brazo de mar.

Durante la mayor parte del Terciario, Norte y Sur-américa han estado separadas. Estuvieron unidas en el Paleoceno, pero el istmo de Panamá, en su forma actual, no llega a formarse hasta el Plioceno.

En el Eoceno y Oligoceno, se produce la progresiva separación de los continentes Europeo y Norteamericano, abriéndose definitivamente el Atlántico Norte. En el hemisferio Sur, el Atlántico separa ya ampliamente África de Sur-América, el Indostán y Madagascar forman dos islas, y Australia ocupa una posición más occidental de la que tiene actualmente.

A lo largo del Terciario, las masas continentales se desplazan hasta alcanzar su posición actual, lo que produce la paulatina destrucción del Tetis por subducción, así como la formación de las cadenas montañosas correspondientes a este orógeno.

El Tetis queda destruido casi totalmente cuando África, Arabia, India y Australia se desplazan hacia el Norte. De tal forma que los únicos vestigios de los sucesivos Tetis lo constituyen: la corteza del Mar Negro (de edad paleozoica), la existente en el Mediterráneo oriental (correspondiente con el Jurásico y Cretácico) y la del Mediterráneo occidental (generada durante el Mioceno).

En Europa la máxima transgresión marina ocurre durante el Oligoceno, quedando reducida a una enorme isla. En el Mioceno, por el contrario, la superficie de las tierras emergidas llegan a su máxima extensión.

En el Plioceno tiene lugar el hundimiento del eje de la cadena montañosa Atlas-Bética, formándose la fosa que separa la Península de Marruecos. En esta época, se abre también la fosa del Mar Rojo, como consecuencia de la separación de las dos placas continentales actuales (africana y arábiga).

El clima en el Cenozoico.

Durante el Cenozoico inferior, el clima dominante se caracterizó por ser mucho más cálido que el actual. las zonas templadas y tropicales han sido más extensas, pero los polos no ocupaban su posición actual, de forma que en Norteamérica y Europa, las zonas climáticas estaban desplazadas hacia el Norte, y en Asia oriental hacia el Sur.

Durante el Terciario, tiene lugar un progresivo enfriamiento del clima, que comienza aproximadamente hace 50 m.a. y continúa hasta las épocas glaciales del Cuaternario. Pero en el Eoceno, a juzgar por la flora y fauna fósil, aún reinaban unas condiciones climáticas tropicales; por otro lado, tanto las faunas de moluscos desarrollados durante este periodo, así como la presencia de arrecifes de coral es indicativa de una temperatura oceánica situada alrededor de los 20º C. La presencia de árboles de hoja caduca, ya desde el Eoceno, indica que la diferenciación de estaciones anuales existía desde principios del Terciario, aunque las diferencias verano-invierno se han ido acentuando en el transcurso de esta Era.

El fenómeno del glaciarismo que se inicia en los comienzos del la era Cuaternaria, va a ejercer una gran influencia en el desarrollo de la flora y de fauna. Las grandes montañas que se acaban de formar, como consecuencia de los plegamientos alpinos, se cubren de glaciares; y muchas regiones quedan totalmente cubiertas por un casquete de hielo semejante al que en el la actualidad cubre Groenlandia.

Se conoce la existencia de cuatro períodos glaciales bien datados (Wurm, Riss, Mindel y Gunz); así como la evidencia de un quinto periodo (Donau) desarrollado a comienzos del Pleistoceno, cuyo registro se encuentra muy afectado por las etapas glaciares posteriores. Los periodos glaciares se encuentran separados por sendos periodos interglaciares en los cuales el clima reinante fue más benigno.

PERIODOS GLACIALES CUATERNARIOS (HEMISFERIO NORTE)
  Tiempo (m.a.)       Europa       Norteamérica    
                       Würm       Wisconsiniense
(20-10.103 años) (22-8.103 años)
                       Riss         Altoniense
(60-30.103 años) (70-28.103 años)
    0,5-0,4           Mindel        Illinoiense
    1,0-0,9            Gunz         Kansasiense
    1,6-1,5            Donau        Nebraskiense

A finales de esta Era, el periodo glacial Würm constituye el último episodio glacial de nuestro planeta. Las superficies de las tierras emergidas quedan en el estado con el que hoy se conocen y comienza el periodo interglaciar en el que actualmente nos encontramos.

La biosfera cenozoica.

Tras la extinción pérmica se produce una explosión de nuevas formas que ocupan los nichos ecológicos que han quedado vacíos con la desaparición de los dinosaurios y gran parte de los reptiles marinos (ejemplo: Ictiosauros, Plesiosauros). Rudistas y un gran número de organismos planctónicos ocuparon los nichos ecológicos marinos; mientras que en las superficies continentales la mayor expansión corresponde a los mamíferos (presentes desde el Mesozoico).

Los marsupiales desarrollan numerosas formas adaptativas en Australia y América del Sur, durante la ausencia de predadores carnívoros placentados, ya que la diversidad de los mamíferos placentados en general, presenta una evolución genética mucho más eficaz. En la actualidad más del 95% de los mamíferos conocidos son placentarios.

La gran diversidad de la flora actual se atribuye a la expansión producida por parte de las angiospermas. Su radiación adaptativa originada en el Cretácico terminal y las diferencias climáticas a lo largo del Cenozoico han generado paulatinamente una diversificación regional de la flora, con un predominio de las angiospermas en zonas climáticas frías, fuera de las zonas tropicales y subtropicales.

Parece ser que ciertos cambios en la fauna y el medio producidos entre los 4,5 y 7 millones de años reflejan determinados sucesos climáticos y geográficos, de los cuales el más espectacular corresponde a la desecación del Mediterráneo, que se produjo repetidas veces hace unos 5,5 millones de años.

Otra característica significativa a destacar de la fauna son las extinciones masivas correspondientes al Eoceno Superior y en el Holoceno. En el primer caso, la mayoría de los paleontólogos relacionan la extinción con un enfriamiento brusco de las aguas oceánicas; mientras que en el segundo caso la extinción producida tras el final de la última glaciación cuaternaria (Glaciación Würz) entre los 10.000-8.000 años (donde desaparecen los denominados mamíferos de la edad de hielo), se encuentra relacionada directamente con la colonización del planeta por parte del hombre. La caza exhaustiva del Homo sapiens y el comienzo de la revolución agrícola (hace 10.000 años), han sido los precedentes de gran parte de las extinciones producidas a lo largo del Holoceno.

Fauna.

De la espectacular fauna reptiliana mesozoica, se pasa a la aparición de numerosos mamíferos que en ocasiones llegan a desarrollar un enorme tamaño (ejemplo: las grandes ballenas que aparecen durante el Neogeno).

La fauna marina característica desarrollada durante esta Era, se encuentra constituida por Numulites y ciertos grupos de Equínidos, junto con los Pelecípodos, Gasterópodos, Coralarios, y numerosos Microforaminíferos planctónicos.

Las aves modernas (aves con caracteres netamente separados de los reptilianos) tienen su origen en el Eoceno, periodo durante el cual se supone debieron ser relativamente abundantes. Es también la época en la cual se desarrollan los peces teleósteos, que alcanzan una neto dominio sobre el resto de los peces. Por otra parte, los Anfibios y los Reptiles, después de la desaparición de los grupos que caracterizan la Era Mesozoica, quedan reducidos a su condición actual.

En la evolución de los mamíferos, han tenido gran importancia las conexiones intercontinentales establecidas en ciertas épocas del Terciario:

Los Ungulados cuyo origen se encuentra en Asia central, emigraron ya en el Eoceno a Norteamérica; lugar donde su evolución continuó durante todo el Terciario extendiéndose hasta el continente Suramericano. Los Proboscídeos, oriundos del Norte de África, siguieron el mismo camino en dos oleadas sucesivas (los Mastodontes en el Mioceno, y los Elefantes en el Plioceno), extendiéndose por ambos continentes americanos.

Durante el Cuaternario la fauna era muy similar a la actual, si bien algunas especies se encuentran hoy totalmente extinguidas. En Europa los Proboscídeos alcanzaron una amplia distribución geográfica, como puede observarse en los restos fósiles originados hasta su extinción: Mamut en las regiones heladas de Siberia, y las especies Elephas (antigus y meridionalis) en las partes del Sur de Europa; acompañados por el rinoceronte lanudo, el reno y el oso de las cavernas. En resumen, durante los períodos glaciales se dio una fauna de tipo boreal, mientras que en los períodos interglaciares Europa contaba con una fauna casi tropical.

El hombre fósil.

Uno de los aspectos más importantes en el estudio del Cuaternario lo constituye el registro fósil de los homínidos, mediante el cual se pretende establecer la filogenia humana y sus relaciones con el tronco de los demás primates.

El registro fósil permite comprobar que el origen de nuestra estirpe tiene lugar en África. Los restos fósiles más antiguos datan del Plioceno. Parece ser que los homínidos se separaron de unos antropoides del género Dryopithecus o bien de formas muy próximas filogenéticamente durante el Mioceno, de modo que en el Plioceno constituían una línea evolutiva clara e independiente.

Uno de los homínidos más primitivos pertenece al género Rhamapithecus (el Rhamapithecus punjabicus), cuya extensión ocupaba varias regiones de Eurasia y África Oriental. Las siguientes fases en el desarrollo de los homínidos pueden esquematizarse mediante la paulatina aparición de nuevos homínidos: Australopitecus afarensis (finales del Plioceno), Australopitecus africanus (comienzos del Pleistoceno), Homo hábilis (Pleistoceno Inferior), Homo sapiens neardentalis (Pleistoceno Medio-Superior) y Homo sapiens sapiens, que apareció hace aproximadamente 100.000 años (límite entre el Pleistoceno y Holoceno).

Para más información sobre este tema, véase el artículo correspondiente a:

Evolución Humana.

Flora.

El Cenozoico se caracteriza por el neto predominio de las plantas fanerógamas, y dentro de este grupo especialmente la clase de las Angiospermas (plantas con flores), aunque los restos fósiles manifiestan la coexistencia con bosques de Coníferas. De estas plantas, lo único que se suele conservar fósil son las hojas y los frutos, que se identifican fácilmente por tratarse de los mismos géneros conservados en la actualidad.

Durante el Cuaternario y en líneas generales, se puede afirmar que en los períodos glaciares la fauna y la flora típica de las regiones frías se extendieron hacia las latitudes medias, mientras que en los períodos interglaciares la fauna y la flora de carácter tropical se desplazaron hacia latitudes más altas; otras especies sin embargo, desaparecieron durante las oscilaciones térmicas. En los períodos glaciares, las tierras libres de hielos estuvieron cubiertas por musgos y por la llamada flora de las Dryas, constituida por toda una gama de sauces y helechos de dimensiones pequeñas, propias de las tundras árticas (Dryas octopetala, Betula nana, Salix memoralis, Salix herbacea, Salix retura y Saxifraga oppositifolia). En las zonas del Mediterráneo y Atlántico se desarrollaron bosques de coníferas y hayas. En los períodos interglaciares se extendieron por Europa central y occidental el arce, el nogal, el tilo (Tilia Platyphylla), el boj y la higuera, así como el Quercus mammuthi. Otras especies abundantes en diferentes regiones fueron el Zonites acieformis, Zinites sequanicus, Helix cintella, Clausilia filograna, Laurus canariensis o Fraxinus, aparte de un gran número de piceas y bojes.

Calendario de la evolución.

a. Origen del Universo (20.000 m.a.)

b. Origen de la Vía Láctea (16.000 m.a.)

c. Formación de la Tierra y otros componentes del Sistema Solar (4.600 m.a.)

d. PRECÁMBRICO (4.600 - 570 m.a.)

Arcaico (4.600 - 2.500 m.a.)
- Formación de los mares primitivos y en estos moléculas orgánicas cada vez más complejas. Origen de la vida.
Proterozoico o Algónquico (2.500 - 570 m.a.)
- Aparecen organismos fotosintéticos.
- Aumenta la población de organismos unicelulares.
- Aparecen los primeros seres pluricelulares marinos.

e. FANEROZOICO (570 m.a.- actualidad)

PALEOZOICO O ERA PRIMARIA (570 - 248 m.a.)
Cámbrico (570 - 505 m.a.)
- Aparecen en los océanos los antepasados de todos los grupos de invertebrados.
Ordovícico (505 - 438 m.a.)
- Abundancia de algas.
- Los cefalópodos dominan el mar.
- Primeros fósiles de vertebrados.
Silúrico (438 - 408 m.a.)
- Aparecen las primeras plantas e invertebrados terrestres.
- Dominio de los primitivos peces.
Devónico (408 - 360 m.a.)
- Las plantas se extienden. Primeros bosques.
- Gran diversidad de peces de agua dulce.
- Aparecen los primeros anfibios.
Carbonífero (360 - 286 m.a.)
- Grandes bosques y pantanos de helechos.
- Primera diseminación de los insectos.
- Diseminación y dominio de los anfibios.
- Primeros reptiles.
Pérmico (286 - 248 m.a.)
- Aparecen insectos modernos.
- Extinción de peces e invertebrados primitivos.

MESOZOICO O ERA SECUNDARIA (248 - 65 m.a.)
Triásico (248 - 213 m.a.)
- Aparición de los primeros mamíferos.
- Dominio de las coníferas.
- Primeros dinosaurios.
Jurásico (213 - 144 m.a.)
- Dominio de los dinosaurios.
- Aparición de las aves.
Cretácico (144 - 65 m.a.)
- Extinción de los grandes reptiles.
- Las plantas con flores empiezan a diseminarse.
- Se genera la mayor parte del petróleo conocido.

CENOZOICO (65 m.a. - actualidad)
Terciario (65 - 1,64 m.a.)
- Evolución de las plantas y los mamíferos superiores.
- Diversificación de los primates.
- Aparición de los primeros homínidos.
- Desarrollo de los primeros casquetes glaciares durante el Fanerozoico, en el hemisferio Norte.
Cuaternario (1,64 m.a.- actualidad)
- Cuatro períodos de glaciación.
- Extinción de muchas especies y desarrollo de fauna y flora actual.
- Aparición del Hombre.

 

 

Fundación Educativa Héctor A. Garcia