SOMOS GUARACHEROS


RELATOS HISTORICOS DE LA DANZA PUERTORRIQUEÑA

 

 

Periodo Romántico Nacionalista 
De la contradanza a la danza:  

Bailes de sociedad y la música popular


(Breve relato de la contradanza a la danza)

 

Los movimientos revolucionarios que se dan a finales del Siglo XVIII, especialmente la Revolución Frances producen unos cambios sociales drásticos motivados por un cambio de filosofía de vida, y un nuevo pensamiento social que buscaba romper con los viejos órdenes monárquicos europeos. Este periodo revolucionario produce un nuevo re-enfoque de definición cultural entre los pueblos de Europa y América basado en la filosofía de igualdad de las razas humanas. Este nuevo orden socio-cultural transforma la actividad creativa e intelectual estableciendo como centro de estudios comparativos la cultura de las sociedades campesinas en contrastes con las sociedades urbanas.

 

Es de este nuevo modelo político que emerge la figura del campesino como símbolo de orgullo nacional del siglo 19. Basados en esta nueva filosofía los intelectuales europeos productos de este movimiento, se lanzan a la búsqueda, recopilación y análisis de leyendas, cuentos, poesía, y de la música campesina para poder entender la esencia de su propio ser. Producto de este movimiento intelectual, político, y cultural, William John Thoms, acuña en Inglaterra en 1842 el término folklore para definir las culturas campesinas como folk o anticuarios que servían de base e inspiración para el estudio comparativo de la cultura o lore de las comunidades campesinas. Y finalmente en el 1850 este movimiento fue bautizado por los rusos como el Periodo Romántico Nacionalista y así quedó reconocido en las páginas de la historia de la música para siempre. Como parte de su compromiso cultural con este movimiento, los rusos establecieron por decreto que para poder escribir música clásica a la rusa, había que utilizar sus raíces nacionales. Chopin sin embargo ya se les había adelantado utilizando los géneros musicales del folklore polaco para componer mazurkas, valses, polkas, y polonesas, y baladas de concierto.

En Puerto Rico este movimiento cultural queda parafraseado en el libro El Gíbaro de Manuel Alonso publicado en 1849. Alonso se dedicó a analizar los bailes populares de la ciudad y del campo, clasificándolos en dos grupo: los bailes de sociedad, y los bailes de garabato. Los bailes de sociedad preferidos por la sociedad puertorriqueña de esta época eran la contradanza, el vals, el minué, el rigodón, el gallop, el cotillón, y mas adelante la polka y la mazurka. Como Francia estaba de moda casi todos los bailes representaban, o la fiebre del nacionalismo francés o la fiebre del nacionalismo europeo en general, pero sí habían un baile con los que el nacionalismo local se identificaba emocionalmente: La contradanza francesa, que luego se convirtió en la danza puertorriqueña.

 

El maestro y compositor Juan Morel Campos cuarto abajo de izq. a der.

La primera generación de compositores de contradanzas y danzas se ajusta a la moda y filosofía de la época del Siglo 19.  Todo lo que ocurre en Europa ocurre en América y lo que dicta la filosofía de los cambios sociales está representado en la música que a la vez representa las voces de las revoluciones sociales europeas y americanas.   La moda exige nacionalización de los géneros musicales y por lo tanto las contradanzas se nacionalizan.  La nacionalización de la música se logra con la criollización de sus géneros incorporando el lenguaje e instrumentos con los cuales la masa popular se va identificando. 

 

Pero antes del 1850, todo el Caribe ya cuenta con un poderoso lenguaje musical cuya  presencia negra u afro-árabe vino incorporada con la herencia española.  Esa presencia, aunque no de buena gana, se va oficializando al igual que la presencia indígena con su güiro como portaestandarte indoamericano.  Aunque algunos por exceso de orgullo nacional o regional, por  ignorancia o por prejuicio quieran disimular la incorporación de elementos negros y afro-árabes nacionalizando ritmos de origen afro-árabes como creación del ritmo y género de la Habanera, o creación española,  como se refieren a los ritmos de tango o tanguillos, o creación o nacionalizando ritmos de clave negra, y géneros comunes a las antillas y España, y a las zonas afro-árabes, esos géneros comunes,  con ritmos  que datan de siglos y siglos de contacto con el mundo Árabe y negro-africano, llegaron por diferentes caminos y se incorporaron para siempre en nuestro lenguaje musical y en nuestros géneros en todas las Antillas Mayores,  Menores y Latinoamerica. 

 

La historia de la contradanza a la danza puertorriqueña es la historia de esa criollización que en este periodo histórico denominamos como la nacionalización romántica de nuestros géneros musicales.

En la ruta de la contradanza a la danza muchos de nuestros compositores se perdieron en el tiempo y el espacio social de nuestra vieja música popular.  Aunque algunos se recuerden como prolíferos compositores como son Francisco Santaella, de ellos solo se menciona su obra, obra que auditivamente no existe ya que por muchas razones socio culturales, y por la misma tradición popular,  no se escribieron en notación musical, o se escribieron y yacen secuestradas en algún baúl de gente que aún no sabe o no ha aprendido a valorar los documentos importantes de nuestra historia sonora de la música, y mantienen el patrimonio popular del pueblo en algún lugar secreto de papeles que heredaron y no saben lo que significan.  A Francisco Santaella se le atribuyen cientos de contradanzas, conocidas como merengues entre el periodo de 1848-1860. Muchas de estas danzas o de estos merengues fueron conceptualizados por algunos como extremadamente vulgares, especialmente por sus títulos como: :  Zabaleta, Rabo de puerco, Ay, yo quiero comer mondongo, El Tereque, La charrasca, La Mulata, la Sonámbula. 

La música propia de estos bailes que llevan asimismo el significativo y dulce nombre de “merengue”, es también espcialisima y deliciosa por su rara composición, particular armonía, y melodías y modulaciones de sus tiempos y períodos musicales.  Se puede asegurar que al oír  una danza todos la bailan, porque hasta las personas que por su edad o por otras causas no quieren ponerse en escena, o mueven sus cuerpos ligeramente, o hacen esguinces de cabeza o cuando menos acompañan con los acompasados y ligeros golpes de sus bastones aquellos sonidos concertados, que no sólo agradan al oído, sino que afectan y conmueven el sistema nervioso por el carácter y la naturaleza particularísima de sus acordes, cadencias y consonancias”

Por los escritos sobre estos géneros asociados con las contradanzas y nuetras danzas primitivas se puede resumir que existen varios tipos de contradanzas:  Las contradanzas pioneras que imponen la moda europea y que eran propiamente bailes de figuras dirigidas por un bastonero, especialmente las contradanzas inglesas, y las contradanzas españolas. Estas contradanzas sirven de modelos para la nacionalización de todas las contradanzas latinoamericanas y caribeñas que se convierten en contradanzas haitianas, contradanzas cubanas, argentinas, entre otras, y contradanzas puertorriqueñas.  De estas contradanzas puertorriqueñas Manuel Alonso nos describe la contradanza de los bailes de sociedad, y la otra contradanza es la popular que comienza a conocerse con el nombre genérico de merengue.  De estas contradanzas de sociedad,  y la contradanza merengue emerge nuestra danza hacia los años del 1860.  Aunque las dos contradanzas puertorriqueñas coinciden durante el mismo periodo histórico-social Manuel Alonso no habla de la contradanza popular pero deja entrever esta cuando comenta los siguiente:

 “La música, que no contribuye poco a la ilusión, es un conjunto de ésos, tan pronto melancólicos,  plañideros y sentimentales,  como alegres, agudos y estrepitosos; es creación del país, y a veces eligen los compositores temas de una canción popular sirviendo no pocas de pretexto algún suceso más o menos ruidoso para la composición de una danza que después lleva su nombre.”

Manuel Alonso dedica casi toda su atención a los bailes de garabato pero comparándolos con la tradición de bailes de sociedad en la cual menciona la contradanza y el vals incluye los demás géneros que formaban parte del evento bailable que habrá de llamarse luego el carnet :

“El rigodón es también muy general; frío, pausado, y aristocrático, conserva las mismas cualidades bajo el sol de las Antillas que bajo los hielos del polo. Todos los demás bailes que recorren la Europa con alguna aceptación, llegan también a la Isla y duran poco o mucho según el gusto con que son recibidos; así hemos visto en unos cuantos años la Galop, la Mazurka, el Britano, el Cotillón, la Polka, etc.”  De estos se criollizan la mazurka y la polka.

Sobre los bailes de sociedad mas populares Manuel Alonso nos dice:

““Entre los bailes de sociedad son los más usados la contradanza y el vals; la primera es la contradanza conservada mucho mejor que en España; sus figuras tienen la misma variedad que en su origen tuvo dicho baile” (Sin enmbargo al describirla luego, su descripción no corresponde a la contradanza de figuras.)

“El vals, igual al de todas partes, es en Puerto Rico el compañero inseparable de la contradanza, y se mira como su consecuencia necesaria: la joven que promete una contradanza sabe que tiene que bailar el vals con el mismo sujeto.” (Con esta descripción de “la joven que promete una contradanza sabe que tiene que bailar el vals con el mismo sujero” ya Manuel Alonso adelanta el ritual del carnet que se instituye como el ritual a seguir en los bailes de sociedad y que mencionaremos mas adelante.)

Ya la contradanza que describe Manuel Alonso en 1849, no es la contradanza española o inglesa regida por un bastonero, esta contradanza ya es un baile romántico de transformado en baile de parejas:

“... sus pasos adquieren mayor encanto con la gracia de las hijas del trópico:  es imposible seguir con la vista los movimientos de una de aquellas morenitas de mirar lánguido, cintura delgada y pie pequeño, sin que el corazón se dilate queriendo salir del pecho.  La contradanza americana es el baile mas expresivo que pueda imaginarse, es un verdadero poema de fuego y de imágeners seductoras, es en una palabra,  la historia de una amor afortunado.”


“Empieza la danza...La bella es solicitada por un amante, que cualesquiera que sean los obstáculos, halla siempre el medio de encontrarse con el objeto de su cariño; las diferentes figuras representan muy al vivo los inconvenientes de parte de unos y la protección de otros:”  

“En el principio, apenas se acercan, vuelven a separse, cada vez se detienen algo más; las manos del joven toman las de su querida, toca sus brazos, su cintura, y por fin, unidos estrechamente, se entregan al placer en medio de todos sus compañeros, que celebran con igual regocijo la unión de dos seres que se adoran. ¡Oh hijas de mi patria! nadie os iguala en el baile, nadie derrama como vosotras ese raudal de fuego puro como vuestras frentes, ni esa voluptuosidad encantadora que sólo nace en nuestro clima.

Esta contradanza en 1849 que describe Manuel Alonso,  junto al vals van a resultar ser los dos primeros bailes románticos de abrazo de salón en donde las parejas estrechan sus cuerpos desafiando la moral sexual de la época resultando ser recriminados socialmente como bailes escandalosos.  Del propio análisis de Alonso se desprende que él distingue dos tipos de contradanzas una de carácter melancólico,  plañidero y sentimental ; y  otra alegre, aguda y estrepitosa basadas en temas de canciones populares para la composición de la danza con el nombre del tema.  Ya estas contradanzas asociadas con  la música popular y su clase denominada mediana se identifican como “merengues” alternando con la contradanza de los bailes de sociedad. Aunque también se le llamó “upa”, del verbo aupar y del movimiento coreográfico de auparse, el nombre de merengue queda como sustituto de esta contradanza de la clase mediana compuesta de artesanos y trabajadores de oficios que inclusive tenían sus propios clubes y salones de baile distintos a los elegantes casinos y clubes donde se efecuaban los bailes de sociedad.  Respecto a esta ya nueva danza como merengue luego del 1850, Salvador Brau, en su artículo “La danza puertorriqueña” nos habla del baile sensual del merengue  como si estuviera hablando del baile del bolero de la década del 1940 y 1950 con las parejas casi moviéndose en una sola loceta ” :

 



“Con el “merengue” se anulaban la soberanía del bastonero y la exigencia de las figuras.  La elección de la dama, quedaba a voluntad del caballero, y el mecanismo del baile se reducía de tal suerte, que bastaba ligerísima percepción musical en el oído para imprimir al cuerpo breve movimiento que la cadencia exigía; movimiento que combinado con algunas vueltas a discreción, llenaba el espacio de tiempo comprendido en los ocho compases de la segunda parte. 

 

EL BASTONERO DECIDIA QUIEN BAILABA CON QUIEN Y COMO BAILAR...

Pero aún ofrecía otra particularidad la nueva danza: “...durante la primera parte, la parejas recorría, de brazo, el salón, sin cuidarse de los acordes de la orquesta, mas apenas vibraban las notas de la segunda, la dama reclinaba el brazo izquierdo sobre el derecho del caballeo que la estrechaba por el talle, tomándola de la mano derecha y atrayéndola, no con esa soltura que exige en el vals la prapidez de sus giros, sino en un enlace mas estrecho, siendo por demás axiomático entre los bailadores de “merengue” que con cuanto mayor abandono cede la dama a la atracción del caballero, mayor homogeneidad resulta en los movimientos cadenciosos de entrambos y más grato es el deleite que el baile proporciona.”

Sobre estos valores estéticos y morales dice Valle Atiles:

“La música propia de estos bailes que llevan así mismo el significativo y dulce nombre de merengues, es también especialísima y deliciosa... Se puede asegurar que al oír una danza todos la bailan, porque hasta las personas que por su edad ó por otras causas no quieren ponerse en escena, ó mueven su cuerpos ligeramente, ó hacen esguices de cabeza ó  cuando menos acompañan con los acompasados y ligeros golpes de sus bastones aquellos sonidos concertados, que no sólo agradan al oído, sino que afectan y conmueven dulcemente el sistema nervioso por el carácter especial y la naturaleza particularísima de sus acordes, cadencias y consonancias.

“El merengue de la danza.” Citando a Del Valle Atiles.

La popularización del merengue y la transformación gradual de su estructura durante los años de la década del 1840 como nueva danza popular que va suplantando la vieja contradanza crea una guerra de valores de clases sociales que provoca comentarios prejuiciados contra la nueva danza y sus compositores como estos de Alejandro Tapia en Memorias: (cotejar si esta cita ya que no está marcada entre comillas)

“Hubo por entonces una verdadera turba de musicastros que se dieron a componer danzas a porrillo, distinguiéndose por su chic  especial las de don Francisco Santaella.  Poco después  dieron en aumentarle casi indefinidamente los compases a la segunda parte. Recuerdo que la primera de esta clase la escribió don Aurelio Dueño entendido compositor y amigo mío, en 1848, y la denominó “La Sapa”.

Sobre el mismo prejuicio en torno de la degeneración de nuestra danza comenta Braulio Dueño Colón:

“En la época a que antes nos referimos, y que fue funesta para el desarrollo de nuestra música regional, se escribió un centenar de danzas de gusto detestable, de las que solo se conservan dos o tres que se salvaron del naufragio, y que fueron compuestas por un tal Santaella, (Francisco) prolífico autor de música bailable.  Por la calidad de los nombres que ostentaban las danzas de esas época puede colegirse cuál sería su tendencia artística.  Véase la clase:  Zabaleta, Rabo de puerco, Ay, yo quiero comer mondongo, El Tereque, La charrasca y otras del mismo  jaez.”

En  Pedro Malavet Vega.Historia de la Canción Popular.  p 520

Sobre la contradanza popular ya identificada como merengue  el compositor Amaury Veray Torregrosa  en su ensayo  “Vida  Desarrollo de la Danza Puertorriqueña” comenta:

Cita de Amaury sobre la contradanza-merengue:  “En los archivos de Monserrate Deliz hemos encontrado copia fotostática  de un tipo  de contradanza que se bailaba en Aguadilla para los años 1839... Tapia nos cita a don Aurelio Dueño con La Sapa alrededor del 1848 y a don Francisco Santaella con una gran variedad de danzas del mismo estilo.  Pero esta nuva modalidad necesitaba mucho mas extensión que la antigua contradanza española porque no era baile de figuras y resultaba monótono para las dos personas que en ella intervenían.” en “Vida y Desarrollo de la danza puertorriqueña”.

Sobre la transformación de esta contradanza Amaury nos dice:

“La introducción a la danza, que a veces era de ocho compases corridos vino a ser el paseo de la danza... Esta nueva danza no extirpó de raíz la contradanza española.  Siempre hubo  quien la prefirió por su decoro.  de las partes propias de la danza pronto llegaron a hacerse verdaderas creaciones.  Cada una de ellas llegó a tener personalidad propia.  La última parte era la más movida y rítmica.  Esta vino a ser el jaleo llamado merengue o upa como contracción a la voz aupa.  Don Alejandro Tapia aclara dfinitivamente este punto, porque Don Salvador Brau llama merengue a toda la danza, mientras que el primero llama solamente merengue a esta porción  final.  El llamado merengue  pronto se hizo popular entre los jóvenes de la época y debido a su desenfrenada interpretación fue motivo de escándalo para los decoroso contertulios que asistían a los bailes a ver bailar la juventud.  Fueron mcuhos los ciudadanos peninsulares  que se escandalizaron con tan deleznable atrevimiento.  La protesta creció a tal grado que penetró en la Fortaleza y llegó a oídos del Gobernador Don Juan de la Pezuela, quien la prohibió... “(Amaury Veray)

Como resultado crítca social sobre este concepto de moralidad social de muchos que veían la tendencia depravada que llevaba el merengue el 31 de agosto de 1849 el Gobernador Juan de la Pezuela emite la circular número 50 dirigia a acabar con este baile que lée:

“El baile que vulgarmente se llama Merengue, habiendo llegado a ser en casi todos los pueblos de esta Isla una muestra de la depravación de costumbres de los que con él se divierten, y un objeto de escándalo para los que lo ven, queda desde luego prohibido bajo la pena de cincuenta pesos de multa a los que lo tolere y de diez días de prisión a los que lo ejecuten...” En PMV


Periodo Romántico Nacionalista :

A partir de la segunda parte del Siglo 19 la danza cobra fuerza y se impone socialmente como símbolo musical de identidad nacional puertorriqueña.

La Borinqueña se convierte en la danza mas popular de Puerto Rico que trasciende nuestro ámbito geográfico y la primera danza-canción con aire precursor del bolero de la década del 1930, y es que musicalmente tanto la danza, como el danzón y el bolero muestran en su acompañamiento las mismas fórmulas rítmicas convirtiéndolos en géneros pertenecientes a una sola familia: La familia de la danza.