SOMOS GUARACHEROS


Héctor Lavoe / El Cantante de los cantantes

 

Junto a Ismael Rivera, Richie Ray y Bobbt Cruz, la figura más emblématica y a quien más se le debe en el auge que tomo la Salsa fue sin lugar a dudas a Héctor Lavoe. La Salsa "jamás" habría alcanzado el sitial en la que se encuentra sin estos (4) cuatro  personajes.

 

 

Héctor en sus inicios con Willie Colón

 

Documental sobre la vida de Héctor Lavoe

 

 

El guarachero Héctor Juan Pérez Martínez (uno de ocho hijos), nació en el seno de una familia humilde en Ponce (Puerto Rico). Era hijo de Francisca Martínez (Panchita) y de Luis Pérez (Lucho). A los tres años de edad perdió a su madre, lo cual sería el primero de muchos golpes en la vida del cantante. Su padre, quien tocaba la guitarra con tríos y orquestas locales dio instrucción musical a su hijo, y lo matriculó en la Escuela de Música Juan Morel Campos; tenía el sueño de ver a Héctor convertido en un gran saxofonista. Aunque Lavoe aprendió los fundamentos de música, pronto perdió interés en el instrumento. Sentía que lo suyo era cantar.

Cuando era joven, Héctor pasó gran parte de su tiempo escuchando música jíbara y popular. Sus cantantes favoritos eran Chuito El de Bayamón, Odilio González, Roberto Faz y Daniel Santos, cuyas voces y estilos imitó. Otros cantantes que influyeron enormemente en Héctor fueron: Cheo Feliciano, Ismael Rivera, y la clara voz de Ismael Quintana.

A la edad de 14 años, era el cantante en una banda en Puerto Rico. Le pagaban dieciocho dólares por noche, lo que en 1960 era un buen sueldo para un joven.

Héctor soñaba con cantar en Nueva York y hacer fama y fortuna. Su padre estaba totalmente en contra de la idea, porque el hermano mayor de Héctor había emigrado hacia allá y murió en un accidente. Contra los deseos de su padre, Héctor llegó a Nueva York el 3 de mayo de 1963 a la edad de 16 años. Se mudó con su hermana mayor Priscilla. Su primera impresión de la ciudad, la cual consideraba como un lugar espléndido en la Tierra, fue decepcionante, al ver en la parte latina los edificios descuidados y las calles llenas de basura.

Sus primeros trabajos después de su llegada fueron como pintor, maletero, mensajero y conserje. Su amigo de la infancia, Roberto García, que vivía en Nueva York, lo invitó a asistir a un ensayo de un sexteto que se estaba formando. El vocalista cantaba «Tus ojos» y no estaba haciendo un buen trabajo, así que Héctor le sugirió que lo intentara de otra manera. Héctor cantó la melodía para que el cantante pudiera hacer los ajustes necesarios y la banda lo asimiló inmediatamente como su cantante principal.

Más tarde se conectó con Russell Cohen, director de la New Yorker Band con la cual en 1965 grabó su primer sencillo de 45 rpm: «Está de bala». Comenzó a tocar con bandas como la de Francisco Bastar Kako y sus All Stars, a través del cual conoció a su padrino artístico Johnny Pacheco, que inmediatamente reconoció su talento artístico y, poco después se lo recomienda a Willie Colón para la grabación de su primer disco El malo (1967).

Entre 1967 y 1973, Lavoe se convirtió en el cantante de la Orquesta de Willie Colón, con quien grabó un total de nueve discos.

Willie Colón era un músico joven que estaba tocando jazz latino y boogaloo. En 1967 tenía listo su primer álbum para Fania Records y a Johnny Pacheco no le gustó el cantante de esa orquesta y propuso a Héctor Lavoe para que lo sustituyera. Para aquel entonces Colón era considerado un joven músico de propuestas interesantes pero con mal sonido. Pacheco ya estaba al tanto de la voz de Héctor, su enunciación impecable y sus habilidades estilísticas.

En un principio Lavoe no estaba interesado en grabar con Colón, ya que consideraba que esa agrupación tenía muchas fallas y alimentaba la esperanza de ser llamado por alguna de las orquestas más importantes del momento. Considerando que su pasantía por esa orquesta sería corta, se negó a participar en las portadas de los dos primeros álbumes.

En el verano de 1967 salió al mercado su primer trabajo discográfico llamado El malo y en 1968 se edita The Hustler el segundo álbum de Lavoe. Para aquel entonces, Lavoe es el vínculo de la orquesta de Colón con lo caribeño y poseía una voz melodiosa de tenor pero áspera y con timbre nasal. Lavoe no cantaba en inglés por lo que Willie Colón decidió aprovechar el potencial que brindaba el cantante para decantarse definitivamente hacia la música latina afroantillana.
 

 


Al año siguiente (1968) se edita Guisando, el primer disco donde Lavoe comparte créditos con Colón y aparece en la portada. Guisando es el primer disco de salsa de la pareja donde los ritmos se acercan a la guaracha, con fusiones atrevidas e ingeniosas proponiendo un estilo agresivo e irreverente de hacer música. Destacan los temas «Guisando», «No me den candela» y «Te están buscando», con letras que abordan con humor historias de carteristas o ladrones que son perseguidos por la policía y temas universales como la envidia, la maldad, el chisme y la santería donde se siente los anhelos de felicidad de la diáspora boricua discriminada en la ciudad de New York.

Durante 1968 Lavoe inició una relación sentimental con Carmen Castro. Castro quedó embarazada, pero se negó a casarse con él porque lo consideraba un mujeriego. El primer hijo de Lavoe, José Alberto Pérez nació el 30 de octubre de 1968. Cuando José fue bautizado, Héctor recibió una llamada informándole de que Nilda Puchi Román (con quien también tuvo una relación) estaba embarazada. El segundo hijo de Héctor, Héctor Jr. nació el 25 de septiembre de 1969. Después de esto, la pareja se casó, y tras una petición de su esposa, Lavoe hubo de mantenerse alejado de su primer hijo y la madre de este.

La hegemonía de Willie Colón y Héctor Lavoe se consolidó a fines de 1969 con el lanzamiento de Cosa Nuestra cuyo título hace referencia a la expresión italiana «Cosa nostra» y sus implicaciones en el mundo de la mafia.

La pareja consolida con la portada del disco y las letras de las canciones su imagen de «chicos malos», a pesar de que nunca incitaron a la juventud a cometer delitos; simplemente realizaban pequeñas crónicas de la vida en los barrios y comunidades latinas de Nueva York. Los temas más destacados fueron: «Che Che Colé», «Te conozco», «Tú no puedes conmigo», «Sangrigorda» y «Ausencia» que fue uno de los boleros más radiados de la época. El éxito de este disco se afincó en un repertorio de carácter urbano y popular y en las vocalizaciones afinadas, sabrosas y sentimentales de Héctor Lavoe.

Héctor Lavoe buscaba darle a sus canciones el toque propio de su país natal, Puerto Rico, y lograr que se identificara con esta nueva música que estaba tocando, que ya era salsa, pero todavía no había sido bautizada como tal. Colón estaba ensayando una fusión entre múltiples ritmos afro-antillanos, junto con el jazz estadounidense en los acordes de los trombones. Todo esto le daba un toque bastante agresivo a sus composiciones, lo cual se complementaba perfectamente con el estilo de cantar de Lavoe, que era callejero y desafiante.

Para 1970 esta amalgama entre música urbana, salsa y folklore cobra relevancia en el disco Asalto navideño, que evoca el sentir religioso y patriótico de las fiestas navideñas, combinado con el efecto de la parranda de ir de casa en casa con cánticos.

 

 

Asalto Navideño 1970


En este álbum el maestro Yomo Toro hace alardes de su virtuosismo dando un aire puertorriqueño a gran parte de los temas. La canción más popular de este disco fue «La murga», con su contagioso ritmo y la potente y afinada voz de Héctor, que comienza hacer gala de soneos e improvisaciones inolvidables cuando en el solo de trombón dice: «Guapea Willie Colón… El diablo».

El éxito de estos álbumes transformó significativamente las vidas tanto de Colón y de Lavoe. La banda de Colón ofreció un crudo y agresivo sonido de trombones que fue bien recibido por los fanáticos de la salsa y Lavoe complementa el estilo con su voz articulada, talento para la improvisación y sentido del humor. Héctor recibió un reconocimiento inmediato, trabajo estable, y el dinero suficiente para proporcionarse un cómodo estilo de vida. De acuerdo a Lavoe, todo pasó tan rápido que no sabía cómo lidiar con el éxito repentino.

La carrera artística de Héctor Lavoe continuó con la publicación de su sexto trabajo con Colón La gran fuga 1971, de donde se desprendió el inolvidable tema «Panameña» y donde Lavoe, en el «puente» de la canción, que se detiene por un instante, improvisa: «La salsa de Puerto Rico… El aguinaldo» y los trombones junto al sinuoso piano del profesor Joe Torres crean una explosión de sabor.

Su éxito era tal que constantemente eran contratados por toda Latinoamérica para presentarse ante multitudes. Los trombones se volvieron el instrumento más típico de la salsa, algo que funcionó muy bien para este binomio salsero. Sin embargo, Lavoe comenzó a consumir drogas, a llegar tarde a los conciertos y a llevar una vida de excesos que comenzó a hacer mella en su indiscutible talento.

Desde su época con Willie Colón se hizo adicto a las drogas y comenzó a incumplir sus compromisos artísticos. Tuvo que someterse a varias rehabilitaciones.[cita requerida]

Luego de seis producciones para el sello Fania y con una propuesta musical en plena evolución, Lavoe junto a Colón lanzó al mercado El juicio (1972). El álbum cosechó éxitos inmediatos tales como: «Piraña» del Tite Curet Alonso, donde Lavoe despliega todo su potencial vocal y estilo lleno de frases populares con doble sentido, que muestran el carácter pendenciero que caracterizó al cantante en varios pasajes de su vida. Otros temas destacados fueron «Soñando despierto» y el bolero «Seguiré sin ti» que Lavoe canta con una forma vocal retardada con un estilo entre apasionado y sentimental. En el número de apertura Ah, Ah/O-No la voz de Héctor es evasiva y traviesa demostrando su juego vocal de palabras y astucia rítmica.

Lo mato (1973) fue el trabajo culminante de la trayectoria artística de la pareja cuando ambos se encontraban en la plenitud de sus facultades creativas. Willie Colón compone algunas de las mejores canciones de su carrera. Temas como «El día de suerte», «Todo tiene su final» y «Calle luna calle sol», son referencia obligada en el repertorio del cancionero musical salsero, engalanadas por la voz de Héctor llena de alma y poesía, demostrando su impecable fraseo y contagioso sentido del humor. Este álbum cuenta la historia de dos jóvenes artistas que estaban más que preparados para conquistar el mundo musical.

 

 

Mi Gente

En 1974 con la Fania All Stars en el Coliseo Roberto Clemente

 

En 1974 Lavoe participa en el primer disco solista de Willie Colón The good, the bad, the ugly, interpretando tres canciones.

Este último trabajo marcó la separación de la pareja que se materializa en 1974. En un principio Lavoe se sintió traicionado y no comprendió las razones, en una época en que estaban en el cenit de sus carreras. Lavoe dependía mucho de Colón y la retirada de su amigo le causó inseguridades y una sensación de abandono. Sin embargo años más tarde, se dio cuenta que separar sus carreras había resultado un acierto y el sello Fania se benefició de los resultados posteriores ya que sus futuras producciones resultaron muy exitosas. A pesar de esta separación, Lavoe siguió contando con la colaboración de Willie Colón en la producción de varios de sus álbumes como solista.

A mediados de los años setenta el sello Fania decidió dar apoyo a sus cantantes de mayor éxito dotándolos de orquestas propias. Para el lanzamiento de Héctor Lavoe se preparó una banda donde a la línea de trombones se agregaron dos trompetas. La sección rítmica era idéntica a la empleada con Willie Colón y en el piano estuvo Mark Dimond, un viejo conocido que los había acompañado en sus primeros álbumes. Los arreglos estuvieron a cargo de José Febles y el propio Colón quien continuaba en los coros junto a Rubén Blades. Con esta agrupación Lavoe inició su carrera como solista, donde lanzando el álbum titulado La Voz (1975), en cuya portada aparece una foto del cantante que es clásica.

Este disco fue un éxito total y sus ventas alcanzaron disco de oro en poco tiempo. Las canciones destacadas fueron: «Rompe, Saragüey», un clásico de los años cincuenta totalmente modernizado, donde Dimond ejecuta un elegante e ingenioso solo de piano de dos minutos y medio; «El todopoderoso», escrita por el venezolano Pedro María Perucho Torcat, y el himno escrito por Johnny Pacheco «Mi gente», que fue un tema insignia en las presentaciones en vivo que Lavoe realizaba con la Fania All Stars. En este álbum Lavoe demuestra su versatilidad como cantante interpretando tres piezas que son todo un clásico del bolero de los años 70: «Tus ojos», «Emborráchame de amor» y «Un amor de la calle», mostrando una elevada sensibilidad y una facilidad innata para interpretar este género musical.

Al año siguiente Lavoe lanzó su segundo álbum como solista llamado De ti depende (1976), producido por Willie Colón y arreglos de Luis Perico Ortiz, Louie Ramírez y José Febles. En este álbum Lavoe vuelve a apostar por los boleros como parte importante del repertorio, al punto que el álbum toma el nombre de uno de ellos y además Lavoe interpreta el tema «Consejo de oro», un viejo tango modernizado, y «Tanto como ayer». Pero los temas que sobresalen por su carácter salsero son: «Vamos a reír un poco», donde muestra sus habilidades como sonero, y «Hacha y machete», una especie de autohomenaje donde la dupla Lavoe-Colón entona: «De frente vamos a demostrar/que lo nuestro/no fue un golpe de suerte. Somos hacha y machete/y esa es la verdad». Mención especial para el tema de Tite Curet Alonso, «Periódico de ayer», un clásico que se convirtió en un éxito radial en Latinoamérica y la cuenca del Caribe.


Hubo de pasar dos años para que Héctor Lavoe completara su trilogía luego de su lanzamiento como solista. Los dos álbumes anteriores habían sido éxitos instantáneos y había que apelar a algo importante si se pretendía continuar con la línea ascendente del cantante. Willie Colón contactó con Rubén Blades quien se encontraba trabajando en una composición para él, sin embargo aceptó cederla a Héctor y, «El cantante» se convirtió en el tema que marcó pauta en el tercer disco de Lavoe titulado: Comedia (1978).

 


En El cantante se combinan unos arreglos de cuerdas, arpa y piano que colorean decorativamente el lamento de Lavoe semejando al artista que debe aparentar alegría en tanto lo embarga un gran dolor. Lavoe representa en forma magistral ese personaje que describe la vida entre dulce y agria y donde se establece la ironía del artista como figura trágica, excelentemente ilustrada en la caratula del disco donde viste un traje y la apariencia de Charles Chaplin.

En este álbum también tuvieron gran repercusión los temas: «Bandolera», una equilibrada mezcla entre la experiencia vocal de Lavoe y un arreglo orquestal con solo de piano que personifica la vieja escuela de la salsa, y «Sóngoro cosongo», un son montuno que pinta una danza tribal en la barriada, con letra de un poema del cubano de Nicolás Guillén. Lavoe continúa introduciendo boleros que muestran la profundidad y emocionalidad de su voz, se trata de los temas: «Porque te conocí» y «Comedia».

En esta época, las presentaciones en vivo de Lavoe no obtuvieron los resultados esperados no solo por sus problemas de drogas que le impedían cumplir con responsabilidad las fechas y horas previstas, sino porque los números bailables que por lo general eran canciones que sobrepasaban los seis minutos, tenían un carácter extenuante. Todo esto causó cierto desgaste y la sobreexposición del artista. Lavoe cayó en un cuadro de profunda depresión y desapareció de sus actuaciones en vivo por un período prolongado, siendo sometido a periodos de rehabilitación.

En 1979 Lavoe edita el álbum: Recordando a Felipe Pirela, compuesto por canciones que hicieron famoso al cantante venezolano. Héctor siempre admiró a este cantante que paradójicamente tuvo un destino trágico al morir en Puerto Rico siendo bastante joven. Para esa época la disquera Fania comenzaba a sufrir los embates de la crisis de la salsa y en lugar de otorgar al cantante temas inéditos, se deslizaron por un camino seguro, haciendo versiones de boleros ya populares.

El disco logró buena aceptación y ventas, sin embargo a nivel artístico constituyó un punto de inflexión en la carrera ascendente del cantante cuyo fuerte siempre fue la improvisación en los “soneos” y su forma de encarar la salsa bailable. Carlos Francetti, Jorge Calandrelli y Luis Cruz, tuvieron a su cargo los arreglos musicales y entre los temas escogidos pueden mencionarse: «Vieja carta», «El retrato de mamá». «Pobre del pobre» y «Sombras nada más». Para quienes no conocieron estos boleros en la voz de Felipe Pirela este disco pudo haber sido un gran descubrimiento.

A fin de año se edita el tercer disco navideño de Héctor: Feliz Navidad 1979, que por su carácter se graba solo para ser vendido en esas fechas. A pesar de algunas canciones jocosas como: «Joven contra viejo» (grabada con Daniel Santos), «Montserrat», «Una pena en Navidad» y «Dame un chance», el disco ―cuya portada fue catalogada de ridícula por All Music― no tuvo mayor trascendencia.

Héctor Lavoe regresa a la salsa bailable con su sexto álbum de estudio como solista, El sabio (1980), con canciones que sin ser éxitos rotundos tuvieron cierta popularidad entre ellas: «El sabio», «Noche de farra» y el bolero «Plazos traicioneros», que había sido grabado por Celia Cruz y Willie Colón en 1977.

Además participó en los álbumes grabados por la Fania All Stars Commitment (1980), con el tema «Ublabadú», que resultó un éxito instantáneo en las emisoras latinas de radio, y el tema «Semilla del amor», del álbum Latin Connection (1981), cuyo arreglo sinfónico estuvo a cargo del colombiano Francisco Zumaque.

En su séptimo álbum como solista, Qué sentimiento (1981), Willie Colón se separa de la producción del disco, y es el propio cantante quien se encarga de ello. José Febles y Louie Ramírez actuaron como co directores musicales.

El repertorio escogido, los arreglos y hasta la caratula del álbum marcan el regreso del cantante a los niveles artísticos de sus tres primeros trabajos como solista. Los temas: «Soy vagabundo», «No hay quien te aguante» y «Amor soñado», parecieron haber estado hechos a la medida del artista. La Asociación de Cronistas del Espectáculo (ACE) de Nueva York entrega a Lavoe un reconocimiento a la excelencia por este disco.

Para 1983, cuando se lanza Vigilante, la carrera de Lavoe estaba en un punto incierto debido a su comportamiento errático y su desesperante relación con las drogas. Fania decide darle un empuje al juntarlo nuevamente con Willie Colón quien canta en solitario uno de los cuatro temas del disco y deliberadamente toma un rol secundario, dejando que sea su venerado compadre el que brille. La música del álbum, aderezada por una portada que muestra una pistola humeante con tres casquillos de bala, apela a la nostalgia del dúo, que encabezó la Explosión Salsera del primer lustro de los 70, pero con un sonido más actualizado.

El álbum arranca con el éxito «Triste y vacía», con Héctor en plenitud de formas y un coro ampliado narrando la historia de una mujer marcada por la traición y la mala suerte. «Juanito Alimaña», de Tite Curet Alonso, fue el sencillo promocionar que rápidamente escaló los primeros lugares en la radiodifusión. Este tema se convirtió en una especie de himno que retrata la vida de un matón de barrio que tiene impunidad, por sus relaciones con la policía y por eso los vecinos no pueden delatarlo cuando comete sus fechorías. Otro de los temas considerablemente largos es: «Pasé la noche fumando» donde Lavoe y Colón conjugan sus voces en una especie de lamento que personifica un hombre que pasa la noche en un bar bebiendo y fumando para tratar de olvidar la pérdida del amor de su vida.

El álbum Vigilante tiene su propia aura y brillo particular. Si bien no funcionó como la banda sonora que estaba destinada a ser, el álbum cumplió su misión de poner a Héctor Lavoe de vuelta en carrera con dos poderosos éxitos.

En 1984, Johnny Pacheco compuso para Lavoe la canción «El rey de la puntualidad», que se incluyó en el álbum Lo que pide la gente (de Fania All Stars). Era una descripción cómica de la incapacidad de Héctor por llegar a tiempo a sus presentaciones.

Grabado en 1985 en medio de la debacle de Fania Records Jerry Masucci produce uno de los álbumes menos interesantes de la discografía de Héctor Lavoe: Reventó. Lavoe no estaba contento con su carrera y su inestabilidad emocional encendió un comportamiento impredecible. A pesar de que el disco se intentó promocionar por diversos medios ninguna canción estuvo a la altura de sus grandes éxitos anteriores y pasó desapercibido a pesar de un solo de piano de Richie Ray en el tema «Cáncer» y del tema «Fama», escrito por Lavoe, que relata la triste crónica de una fatalidad anunciada y gestada pocos años después: «No tengo amigos/y si un amor fácil lo consigo/así de fácil lo he de perder/Mi madre dijo: no creas ser un gran tenorio/pararás en un sanatorio y allí la fama habrás de perder».

A fines de 1986 Héctor regresó a las ondas radiales pegando fuerte con la composición «Plato de segunda mesa», de Tite Curet Alonso, incluida en su disco Strikes back (1987), producido por Willie Colón. Strikes back, coincide con la debacle de la salsa tradicional pero fue reconocido con una nominación al Grammy. Con el lanzamiento de Strikes back, distribuido durante el periodo de mayor efervescencia de la «salsa cosmética», Lavoe siguió fiel a la tradición de la rítmica y la narrativa salsera.

En aquellos días Eddie Santiago y Frankie Ruiz se coronaban como los nuevos reyes de la salsa sensual y erótica con sus éxitos "Tú Me Quemas" y "Desnúdate Mujer".

De toda la discografía de Héctor Lavoe, Strikes back no es su mejor grabación; pero en cada interpretación entregó su alma.

Ese mismo año participa en el álbum de Fania All Stars Viva la charanga (1986) con el tema «Isla del encanto».

 

Últimos años y muerte

A fines de los años ochenta los problemas de Héctor Lavoe comenzaron a agravarse cuando en 1987, en su apartamento en Queens, se incendio por una colilla encendida por lo cual tuvo que saltar por la ventana de su cuarto. Esta caída le causó múltiples fracturas y a su vez serios problemas de salud. Luego de esto, le llegó la terrible noticia del asesinato de su suegra. Esto hizo que no volviera a cantar la canción «Soñando despierto», en donde Lavoe se burlaba sanamente de ella. Meses después, aún estando enyesado, se presentó en Bayamón en Puerto Rico, para el Día Nacional de la Salsa, donde gestionaron todo lo necesario para que su padre lo viera, ya que nunca había tenido la oportunidad de ver a su hijo en un concierto. Fue una presentación muy emotiva por dicho aspecto, pero lamentablemente el padre de Héctor murió una semana después del concierto. Todos estos sucesos estaban generando un estado depresivo en el diario vivir de Lavoe, pero la tragedia que le terminaría de arruinar la existencia sería para el día 7 de mayo de 1987 al enterarse que su hijo menor Tito había muerto a causa de un disparo que le dio un amigo accidentalmente mientras limpiaba su revólver. Todo esto causó que Lavoe volviera a recaer fuertemente en el uso excesivo de las drogas, frustrando aquel intento de dejarlas para siempre.

Pero aún le faltaba por experimentar una tragedia más en su vida al enterarse a comienzos del año de 1988 que padecía de Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida.

Los conciertos del llamado Cantante de los Cantantes siempre rebosaron de gente y fanáticos. Sin embargo, en junio de 1988, en el concierto que significaría un nuevo impulso a su carrera (la cual estaba deteriorándose por las tragedias) tuvo problemas con el pago a los organizadores del evento; puesto que coincidía con otras festividades las cuales ofrecían presentaciones de manera gratuita, lo cual causó que muy poca gente asistiera a la presentación de Héctor. Sin embargo, Lavoe se ofreció a cantarle a aquella escasa cantidad de gente gratuitamente, pero hubo conflictos entre los representantes, lo que derivó en la suspensión de las luces y el sonido y por ende la cancelación del concierto. Esto empeoró el ánimo de Lavoe, quien al regresar al Hotel Regency y tras una discusión con su esposa, hizo un intento de suicidio lanzándose desde el noveno piso. Sufrió muchos daños en todo el cuerpo: la fractura de ambas piernas (la izquierda sufrió más daños), la fractura del brazo derecho y de algunas costillas, lo que obligó a quienes lo intervinieron a implantarle platinas de titanio en ambas piernas, en el brazo derecho y en las costillas; sin embargo el sonero ponceño parecía ser indestructible ante tantas tragedias,ya que al año siguiente (1989) logró hacer una serie de conciertos que estaban supuestos a ser unas simbólicas presentaciones que lo regresarían al mundo del espectáculo, pero del mismo modo era necesario que el cantante resguardara mucho reposo, ya que aún no estaba del todo recuperado de sus graves lesiones, pero lo cierto fue que el cantante en aquel periodo de tiempo volvió a ser victima de una despiadada explotación que lo obligaba a cantar mas de lo que su cuerpo podía resistir, sumado al mal pago monetario que se le entregaba y al constante suministro de drogas para lograr dominarle y evitar que este pusiera resistencia a las exageradas exigencias de los oscuros personajes que perpetraron esta ultima desgracia de la vida del sonero, los cuales fueron primeramente David Lugo, quien era conguero de la misma orquesta del cantante, quien logró dominarlo mediande el suministro de estupefacientes, y en compañía de los inhumanos contratos de Rafi Mercado, lograron quitarle a Lavoe la escasa vitalidad que estaba tratando de recuperar lentamente para continuar con su carrera, hasta que su enfermedad se lo permitiera pero todo el abuso al que estaba siendo sometido provocó el aceleramiento del deterioro a causa del SIDA en su cuerpo, ya que se presume que Héctor para esa época no solo padecía SIDA, sino también tenía diabetes, lo cual le impedía que la herida de su pierna izquierda (que fue la más dañada) sanara con prontitud, lo cual era una bomba de tiempo que en 1991 devino en un derrame cerebral que le quitó la movilidad de medio rostro y quitándole definitivamente la capacidad de cantar e incluso de hablar de manera clara. Esto hizo que simplemente no pudiera hacer más presentaciones, es entonces cuando es abandonado en una profunda pobreza y soledad, ya que el mismo David Lugo logró que el mismo Héctor le firmara un poder que le confería las ganancias de sus regalías discográficas aprovechándose de su debilidad mental a causa del constante estado en que lo mantenía gracias a las drogas que le facilitaba (por fortuna de la familia de Héctor Lavoe, este pleito judicial se logró ganar a favor de ellos, ya que por suerte la firma que Lavoe le dió a Lugo estaba mal hecha, por tanto tomada como fraude).

Fallecimiento

Pasó sus últimos años en New York presentándose frente a la gente que tristemente lo veían deteriorarse en la tarima, hasta que falleció a causa de un paro al corazón, el 29 de junio de 1993, en el Memorial Hospital de Queens. Fue enterrado en el cementerio Saint Raymond del Bronx (Nueva York); y nueve años después sus restos fueron llevados a su ciudad natal, Ponce (Puerto Rico), tal como él mismo pidió. La gestión fue realizada por otro famoso cantante de salsa, Ismael Miranda.