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Residencias de la epoca en que se criaba Rafael Cortijo por Santurce

 

 

Rafael Cortijo Verdejo

 

Nacido un 11 de diciembre de 1928 en Santurce (Puerto Rico), fue quizás uno de los protagonistas más sobresalientes de la música popular de Puerto Rico durante los años 50. Rescató, en plena época de la televisión, la tradición afroantillana del país, devolviéndole a la percusión el predominio que fue perdiendo luego que afloraran en la música local otros instrumentos musicales. En su niñez siempre estaba presente el sonido de los tambores y el cantar de pleneros como Cornelio y María Teresa. Aprendió cómo hacer congas o timbas con los barriles que después utilizó para atraer a Ismael Rivera, aún muy joven, para que lo acompañara en sus descargas, que en ese entonces se realizaban, usualmente, en la playa del Ultimo Trolley.


Además fue un personaje de mucha importancia en la historia de la música latina y celebrado por sus dotes como percusionista (timbales, conga, bongo, maracas y otros), como líder de la orquesta y como compositor. Era el héroe musical de las tradiciones en Puerto Rico y América Latina; admirado por su creatividad y talento. Cortijo sacó la bomba y plena fuera de los arrabales y con su orquesta, predominantemente de raíces africanas, introdujo éstos géneros a todos los niveles de la sociedad puertorriqueña y también en el extranjero.

Rafael tuvo la oportunidad de poner en uso lo que aprendió tocando los bongós y las congas con el Conjunto Monterrey de Moncho Muley y la Orquesta de Cesar Concepción. Inició su carrera profesional con la Orquesta de Frank Madera, donde tuvo la oportunidad de realizar diversas giras junto a su cantante Daniel Santos y luego con la de Miguelito Miranda. Además trabajó en los programas radiales de la cantante, compositora, percusionista y actriz Myrta Silva y el vocalista cubano Miguelito Valdés, quien le sugirió que formara su propia orquesta.


Cortijo sabía que existían variedades al ritmo de la bomba cangrejera. Con su experiencia previa y la que ganó participando en fiestas tradicionales como los Carnavales de San Mateo y San Juan, él estaba bien preparado para organizar un auténtico grupo de bomba y plena. Creó su propio estilo trayendo a la orquesta trompetas y saxofones, pero retuvo el sabor tradicional de bomba y plena a través de la base rítmica tradicional.


El momento definitivo en la carrera de Cortijo vino en 1954. Él tocaba las congas con el Combo de Mario Roman cuando el líder de la orquesta decidió retirarse. Esto le dió la oportunidad a Cortijo de organizar se propio grupo. Sabía exactamente qué sonido quería y quienes serían los músicos que lo producirían para él. El primer vocalista del grupo fue Sammy Ayala. Posteriormente el entonces vocalista de la Orquesta Panamericana, Ismael Rivera, se unió al grupo en 1955.


En las próximas tres décadas, estos dos amigos cercanos -Rafael e Ismael -vivieron una vida en la cual compartieron lo bueno y lo malo. Cualquier experiencia que tuviera uno de ellos como individuo era vivido o compartido por los ambos, incluyendo fama, alcohol, adicción a las drogas y hasta la cárcel. En 1962, después que Rivera fuera encarcelado por una ofensa de drogas, miembros de su Combo, dirigidos por el pianista Rafael Ithier, se separaron para formar El Gran Combo.


Más de cuatro años pasaron antes que Cortijo y su Combo se reunieran con Ismael para dar el acompañamiento para ¡Bienvenido!. Esto fue seguido por otra reunión en 1967 que resultó en el album Con Todos Los Hierros. Entonces Cortijo organizó una nueva orquesta llamada Bonche y debutó con ellos en Sorongo, esta incluía, a pesar de su débil voz, a su hija Fe Cortijo, como una de las vocalistas. Ella continuó trabajando con su padre hasta su último album. Cortijo realizó una colaboración con el percusionista y líder de la orquesta Koko; reviviendo así algunas de sus populares canciones de bomba y plena.


Tras su meteórica alza, Cortijo e Ismael pagaron el precio por los años de excesos y problemas legales. Ellos encontraron en Puerto Rico un ambiente hostil e intolerable y se fueron a Nueva York. Pero Cortijo nunca se sintió cómodo allí y regresó a Puerto Rico. Ya de vuelta en la isla su vida, no mejoró mucho. Tite Curet y un amigo le ayudaron financieramente para producir el album Pa' los Caseríos y hasta compuso muchas de las canciones.

El Combo tuvo una serie de éxitos, la primera canción que grabó fue "El Bombón de Elena" -bajo el sello Seeco- y también la futurística "Máquina del Tiempo", llevada al público en 1974. En medio de esos éxitos hay clásicos como: "Maquinolandera", "El chivo de la campana", "Oriza", "Perfume de Rosas", "Tuntuneco", “Quítate de la vía Perico”, "Déjalo que suba",“El negro bembón” y otras.

A diferencia de otras agrupaciones musicales, Cortijo y su Combo introducen en su espectáculo el baile, el mismo que se bailaba en las fiestas populares de los barrios. Eran realmente una atracción audiovisual y la televisión puertorriqueña así le reconoció. El popular Show del Mediodía presentaba el grupo de lunes a viernes por cinco años. Al son de sus ritmos contagiosos, originados en el puro instinto y sin partituras, bailó toda una generación de puertorriqueños.
Él quería que su orquesta tocara música espontáneamente y que evitara las rutinas inflexibles de grandes orquestas que dejaban a los músicos fijos en el escenario detrás de sus arreglos musicales escritos. La orquesta de Cortijo tocaba de pie, bailaba en el escenario y hasta a veces se unían a los bailarines en la pista de baile. Sus arreglos musicales eran mínimos y eran usados como base para las improvisaciones de los músicos. El estilo encendía a los presentes y eso, eventualmente, los ayudó a competir con grandes orquestas de esa época como las de Machito, Tito Rodríguez y Tito Puente.
La orquesta mantuvo contacto con el público tocando en bailes a través de la isla, especialmente en las tradicionales fiestas patronales. Formaron parte de este legendario Combo: Rafael Ithier, Sammy Ayala, Roy Rosario e Ismael “Maelo” Rivera, entre otros.


La música de Cortijo también era muy popular en otras partes de Latinoamérica. Cuando se le preguntaba sobre la aceptación que la música directamente asociada con las tradiciones puertorriqueñasesta tenía en otros países, decía: «El sonido de los tambores traídos por los africanos son entendidos en todas partes del mundo. Por ejemplo, yo entiendo completamente la música haitiana y al mismo tiempo mi música es entendida y apreciada en Haití, también la gente humilde en cualquier lugar no tiene problemas identificándose con mi música porque es su música también. Tratamos de tocar nuestra música honestamente, con espontaneidad y sin variaciones sofisticadas que pueden alterar su forma original».

El 25 de junio de 1974, Coco Records auspició un concierto en San Juan; logrando juntar los miembros originales de Cortijo y su Combo. Esa noche estuvieron: Rafael Cortijo, Ismael Rivera, Roy Rosario, Martín Quiñones, Rafael Ithier, Eddie Pérez, Héctor Santos, Mario Cora, Sammy Ayala, Roberto Roena, Miguel Cruz y Kinito Vélez. El concierto produjo el álbum Juntos Otra Vez. El mismo fue realizado en 1982 con el nombre de Ismael Rivera Sonero Número 1.

Cortijo falleció a los 54 años, el 3 de octubre de 1982, de cáncer en el páncreas, en el apartamento de su hermana ubicado en el residencial público de Luis Lloréns Torres. Fue honrrado por su gente y por los líderes públicos, el pueblo cangrejero se volvió para rendirle tributo póstumo. Miles de ciudadanos, músicos y artistas desfilaron frente al ataúd del proscenio del salón de actos del residencial en una sentida manifestación pueblerina de luto y reflexión.
Ismael Rivera, el sonero por excelencia del Combo de Cortijo, pasó la noche en vela lamentando la muerte de su compañero. «¿Por qué te fuiste el día de mi cumpleaños?», le preguntaba al cuerpo inerte de Cortijo... Él fue enterrado el 6 de octubre en el cementerio de Villa Palmeras. En el entierro se volcó todo el dolor del espíritu cangrejero, evento recopilado años más tarde por el escritor Edgardo Rodríguez Juliá, en su libro “El entierro de Cortijo”.

 

Fundación Educativa Héctor A. García