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Tumba Francesa "La Caridad de Oriente"

En su amplio repertorio de bailes figuran géneros conocidos como Yubá, Front o Frenté, expresión de la influencia africana y considerados por los expertos como antecedentes del guaguancó y la rumba cubana.

 

 

 

Varias generaciones de los Venet y Danger en esta ciudad oriental cubana heredaron de sus ancestros la tradición de bailar y cantar a la usanza francesa y contagiaron a muchos con la costumbre. Tan es así que la condición de Patrimonio de la Humanidad recientemente conferida por la UNESCO a la Tumba Francesa “La Caridad de Oriente”, una centenaria tradición músico-danzaria en Santiago de Cuba, fundada el 24 de febrero de 1862, hace 142 años, primero se llamó Sociedad Tumba Francesa Lafayet, en honor al General Lafayet,


-En 1905 se dividió- quedando con el nombre de La Caridad de Oriente, en honor a la Patrona de Cuba, la Virgen de la Caridad, integrada hace casi siglo y medio por miembros de la familia Venet y Danger, tiene entre sus principales consideraciones la presencia de representantes de las sexta y séptima generaciones. Actualmente la agrupación de la Tumba Francesa La Caridad de Oriente tiene su sede en la calle Carnicería 268 entre Trinidad y Habana Santiago de Cuba. Su actual Presidente, Flavio Figueroa Padilla, esposo de Andrea Quiala Venet, Vicepresidenta.

El origen de esas sociedades que proliferaron en el sur oriente cubano se remonta al siglo XVIII cuando en las plantaciones cafetaleras los amos franceses permitían momentos de esparcimiento a los esclavos, quienes imitaban la refinada gestualidad de la corte versallesca en sus cantos y bailes, acompañados, eso sí, por los toques de tambores africanos. En los días festivos, los hacendados daban esas licencias a los negros que iban sedimentando así la mezcla portentosa de la música y la danza traída por ellos desde sus lejanas tierras, particularmente de la Región Dahomeyana del África y las danzas francesas asentadas por los galos en el Caribe, emergiendo de la fusión de estos ritmos, las Sociedades de la Tumba Francesa.

Es un legado cultural también de las emigraciones haitianas, llegadas en oleadas por el Paso de los Vientos, durante los siglos pasados, las primeras asociadas a la emigración de colonos franceses con sus esclavos haitianos y las restantes, a partir del auge azucarero en los primeros años de la centuria del XX, cuando la cifra sobrepasó los 150 mil braceros procedentes de Haití.

A muchos de los esclavos haitianos, traídos al oriente cubano por sus amos franceses, se les debe el enriquecimiento y transformación en la cultura y la economía, que se originara en esta región en la mencionada época. No es posible hablar de cubanía, sobre todo en Guantánamo, Santiago de Cuba, Camaguey y Ciego de Ávila, sin tener en cuenta la huella haitiana, en la danza, las comidas, la religiosidad y hasta en la manera de ser de la gente, acentuado en la familiaridad, la alegría y la solidaridad. El gusto por la taza de café, que tanto identifica al cubano, es una herencia haitiana, como el congrí con su identidad de la región oriental, o los sabrosos platos de carnes asadas o el grillé, así como las frituras de bacalao y el dulce arroz con leche. Sin dudas todo ello es un universo de transculturación de valiosa presencia en la historiografía cubana.

El sistema de plantación cafetalero que se hizo muy fuerte en el territorio oriental de la Isla, instalado por la emigración franco haitiana, trajo consigo y de forma muy particular, la tradición danzaria conocida como la Tumba Francesa, con vigencia en la actualidad mediante tres sociedades: la Caridad de Oriente, en Santiago de Cuba; la Pompadour, en Guantánamo, y La Bejuco, en Ságua de Tánamo. Algunos especialistas aseguran que los antecedentes de la rumba y el guaguancó cubanos se encuentran precisamente en la Tumba Francesa.

Hijas de las plantaciones cafetaleras, la Tumba Francesa le dio al hombre esclavo un nuevo sentido del arte y de la vida que supo comunicar a través de sus congéneres.

Como el aroma del café, la cadencia del implacable tiempo, el canto de la esperanza y la felicidad, cáliz de la flor del negro, mulato, criollo la Sociedad de Tumba Francesa "La Caridad de Oriente" resume los numerosos aportes, resultado de la transculturación de la presencia francesa y dahomeyana en la sociedad santiaguera.

De acuerdo con los investigadores, en las haciendas de los franceses Antonio Venet y Santiago Danger, situadas en las alturas del poblado de El Caney, tuvo sus raíces la Tumba Francesa Lafayette, nombrada así en honor al general abolicionista. En 1905 se dividió en dos y una de ellas, La Caridad de Oriente, sobrevive hasta hoy desde 1862. En los albores del pasado siglo radicó en el barrio de Los Hoyos, donde se sumaron al tronco Venet-Danger nuevos integrantes, atraídos por el magnetismo de sus toques, sus cantos y sus bailes

Caracterizan su música tres grandes tambores o tumbas, confeccionados con madera y piel de chivo, y los ejecutantes se nombran de acuerdo con su instrumento: mamamier para el premier o principal, secondier para el second o bula y cataye, que toca el cata, mientras las cha-cha o marugas acompañan al coro y son de las mujeres. La tambora o requinto va colgada al cuello.

Los bailes, por su parte, son el yuba, de fuerte influencia africana, y el mason, que recuerda a algunas danzas de los salones de París como el minuet, además de la tahona, en el cual hay improvisación y los bailarines danzan alrededor de cintas de colores que tejen y destejen. A diferencia de otras manifestaciones danzarias propias de la región, la de la Tumba Francesa es un espectáculo organizado, complejo y prolongado y puede compararse internacionalmente con la contradanza, género de salón de origen inglés popularizado en América Latina.

A Gaudiosa Venet Danger, la querida -Yoya-, que pidió antes de morir que la tumba francesa santiaguera se mantuviera viva, dedican sus actuales integrantes, la declaración oficial de la UNESCO, como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad. Emitida el 6 de noviembre del 2003, por Koichiro Matsura, director general de la UNESCO, En la ceremonia que se realizó el 7 de noviembre del 2003 en la sede de la UNESCO en París, el Sr. Koichiro Matsura, Director General de la UNESCO, procedió a la proclamación de las 28 manifestaciones culturales distinguidas como Obras Maestras del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad, entre las que se encuentra la Tumba Francesa -La Caridad de Oriente- de Santiago de Cuba. El Sr. Matsura puntualizó: -Estas proclamaciones constituyen una primera respuesta concreta de la UNESCO a la urgencia de salvaguardar el patrimonio inmaterial-. También se encontraba presente en la ceremonia el Jurado que tuvo a su cargo la selección de las 28 nuevas Obras Maestras, entre un total de 56 propuestas presentadas.

Esta condecoración se anunció en Santiago de Cuba en el Salón de los Vitrales de la Plaza de la Revolución el 25 de enero del 2004, Fue entregada a los integrantes de la Tumba Francesa el día 7 de julio del mismo año en Carnicería 268 e/ Trinidad y Habana. Estuvo presente Abel Prieto, Ministro de Cultura, el Sr. Koichiro Matsura, Director General de la UNESCO, Xiomara Calderón, Directora Provincial de Patrimonio, Pedro López Cerviño, Director Prov. De Cultura, Misael Enamorado, Primer Secretario del PCC en la Provincia, entre otros funcionarios y artistas.

La Tumba Francesa, recibió además, ese mismo día el Premio Samarkand Taronasi, otorgado por Uzbekistán, estuvo presente el Sr. Laurent Levi Strauss Representante de la UNESCO y demás funcionarios y artistas.

La Tumba Francesa la -Caridad de Oriente- tuvo su origen en Santiago de Cuba cuando franceses y negros esclavos abandonaron Haití por la Revolución de Independencia. Esta tradición de música y danza del oriente cubano heredada del siglo XVIII, tiene el mérito de preservar hasta el presente su originalidad y transmisión generacional.

Ver además: http://www.dtcuba.com/dtc/ShowReport.aspx?c=283