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LA SEXTA CRUZADA
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  En 1222 murió el emperador de Nicea, Teodoro I Lascaris y fue sucedido por su yerno Juan III Ducas Vatatzes (casado con su hija Irene). También murió el emperador de Trebisonda Alejo I Comneno. Poco antes había conquistado a los venecianos el sur de la península de Crimea y cedió los derechos comerciales a los genoveses. También él fue sucedido por su yerno, Andrónico I Gidos. El déspota de Épiro Teodoro Ángelo invadió el reino de Tesalónica aprovechando la ausencia del rey latino.

En Francia murió el conde Raimundo VI de Tolosa, dueño de su condado pese a los intentos de arrebatárselo por parte de Amaury de Montfort y a las intrigas de Felipe II de Francia. Fue sucedido por su hijo Raimundo VII.

El vizconde Guerau IV de Cabrera logró que Jaume I le concediera el condado de Urgel, que venía reclamando desde la muerte del conde Armengol VIII, catorce años atrás.

Desde que los mongoles acabaron con el reino de Jwarizm, todos sus territorios, hasta Mesopotamia, quedaron sumidos en la anarquía y a merced de las incesantes incursiones mongolas. Ese año tomaron la ciudad de Merv y decapitaron a todos sus habitantes excepto a cuatrocientos artesanos. Con las cabezas formaron una pirámide monumental. La ciudad, que hasta entonces había sido bastante próspera, nunca se recuperó.

El sultán de Egipto al-Kámil envió sus ejércitos hacia el este para rechazar a los bárbaros. Así llenó el vacío de poder que se había creado en la región y los restos del fragmentado Imperio Selyúcida cayeron bajo su esfera de influencia.

En 1223 murió el rey de Francia, Felipe Augusto. Una prueba de que la monarquía capeta estaba finalmente consolidada fue el hecho de que, por primera vez, el heredero no fue coronado en vida de su padre. Felipe Augusto no lo consideró necesario. Unas semanas después de su muerte, su hijo Luis VIII el León fue coronado junto con su esposa, Blanca de Castilla, sin que nadie cuestionara la sucesión. La coronación de Luis VIII fijó definitivamente el protocolo que seguirían las coronaciones posteriores: En la catedral de Reims (cuya construcción se había inciado doce años atrás), el rey juraba gobernar con justicia y proteger a la Iglesia, luego el arzobispo procedía a la unción con el óleo bendecido y le entregaba los emblemas de su poder: cetro, espada, mano de justicia, anillo y la corona con ocho flores de lis y doscientas setenta y tres perlas. Los grandes del reino y el arzobispo conducían al rey hasta su trono, donde era aclamado por la concurrencia. Con el santo óleo el rey recibía poderes milagrosos: tras la ceremonia, imponía las manos a los escrofulosos para sanarlos.

También murió Sancho de Aragón, el conde de Rosellón y Cerdaña. Fue sucedido por su hijo, Nuño I.

Federico II enviudó de Constanza, tía del rey Jaime I de Aragón. Inmediatamente, el Papa Honorio III empezó a negociar con Juan de Brienne el matrimonio del emperador con su hija, la reina Isabel II de Jerusalén, al tiempo que instaba a Federico II (que ya se había escaqueado de la anterior) a organizar una sexta cruzada. Federico II aceptó una vez más con reservas, y Honorio III empezó a predicar la cruzada.

En Portugal murió el rey Alfonso II. Recientemente había sido excomulgado por Honorio III, pues el rey había hecho verificar todos los títulos de propiedad de los eclesiásticos y había confiscado los territorios cuya pertenencia legítima no pudo ser comprobada, al tiempo que prohibía que los eclesiásticos pudieran adquirir bienes inmuebles. Fue sucedido por su hijo Sancho II, cuya madre, Urraca, era hermana de Berenguela, la madre de Fernando III de Castilla, por lo que ambos eran primos. El nuevo rey tenía tan sólo diceciséis años, así que reinó bajo la tutela de Gonçalo Mendes y Pedro Anes, quienes lograron finalmente un acuerdo con la Iglesia.

El rey Haakón IV de Noruega logró finalmente que la Iglesia de su país lo reconociera como rey a pesar de ser hijo natural. Siguió una política de aplicación estricta de las leyes, con la que consiguió cierta prosperidad. Se enfrentó a los escoceses en el dominio de las islas Hébridas y las Orcadas. Islandia y Groenlandia se le sometieron espontáneamente.

Los Mongoles habían atravesado Georgia y habían derrotado a los cumanos unos años antes, por lo que éstos se aliaron a sus tradicionales enemigos, los principados rusos del sur (Kíev, Galitzia, Volinia), pero la alianza sufría ahora una grave derrota. Sin embargo, el ejército mongol se replegó a Mongolia.

La reina Isabel de Armenia se casó con Felipe de Antioquía, que se convirtió así en el nuevo rey.

Francisco de Asís redactó una nueva versión de la regla franciscana, siempre con la ayuda del cardenal Ugolino de Conti, que fue aprobada por Honorio III. En 1224, durante un retiro, recibió los estigmas de las llagas de Cristo. Luego volvió a Asís, donde cayó gravemente enfermo por una enfermedad contraída en Oriente (pero las llagas eran de Cristo, no hay razón para pensar que la enfemedad tuviera algo que ver en eso). Terminó entonces el Cántico al sol, un poema en que da gracias a Dios por haber creado el sol, la luna, las estrellas, los animales, el viento, el agua, etc., a los que trata de hermanos, y que puede considerarse la primera obra literaria escrita en italiano.

Una gran invasión de bárbaros chichimecas acabó con el esplendor del Imperio Tolteca de Tollan. Según la leyenda, los invasores estaban capitaneados por un héroe llamado Xólotl, del que descendían todas las dinastías chichimecas posteriores del valle de México. Los recién llegados, al igual que sus predecesores, adquirieron rápidamente la cultura tolteca. El éxito de los chichimecas se debió al arco y las flechas que se mostró superior a las armas toltecas. Los invasores establecieron su capital en Tenayuca, donde elevaron un templo dedicado al culto de dos dioses: Tlaloc y Tezcatlipoca.

El califato almohade empezaba a evidenciar su decadencia: en Al-Ándalus, Abd Allah, el gobernador de Baeza, proclamó su independencia, y el gobernador de Valencia Abú Zaid no proclamó nada, pero también empezó a actuar por su cuenta. El rey Fernando III de Castilla inició una campaña hacia el sur, y Abd Allah le rindió vasallaje.

El conde Raimundo VII de Tolosa derrotó definitivamente a Amaury de Montfort e hizo una oferta de sumisión a la Iglesia, pero Amaury cedió a Luis VIII de Francia todos sus derechos sobre el condado de Tolosa, con lo que Raimundo VII se encontró ante un enemigo mucho más peligroso. Por otra parte, Luis VIII se apoderó del condado de Poitiers, de modo que el rey Enrique III de Inglaterra conservó únicamente el ducado de Aquitania en territorio francés. El joven rey tenía ahora nueve años, y estaba bajo la influencia del conde de Pembroke, que se casó con su hermana Leonor.

El emperador Federico II promulgó una ley imperial que condenaba a muerte a los herejes.

El déspota de Épiro Teodoro Ángelo terminó la conquista del reino Latino de Tesalónica al tomar su capital, tras lo cual se proclamó emperador de Tesalónica. Dominaba, Épiro, Tesalia y gran parte de Macedonia. El emperador latino Roberto I fue derrotado en Poimamenon por el emperador Juan III de Nicea, quien en 1225 le arrebató además Adrianópolis y varias islas del Egeo. El Imperio Latino se redujo en poco tiempo a Acaya (el Peloponeso) y los alrededores de Constantinopla. Teodoro Ángelo le arrebató a su vez Adrianópolis a Juan III.

Los Xixia se habían rebelado contra el dominio mongol y Gengis Kan emprendió una campaña de castigo.

Ese año se celebró el matrimonio de Federico II y la reina Isabel II de Jerusalén, con lo que el emperador se convirtió teóricamente en el nuevo rey, si bien en la práctica seguía en Italia y la sexta cruzada no daba muestras de ir adelante. A pesar de todo, depuso a su suegro, Juan de Brienne, que partió para Italia para discutir el asunto. Leonardo Fibonacci dedicó a Federico II su Liber quadratorum. El emperador siempre había mostrado cierto interés por la "ciencia", especialmente la astrología y las ciencias naturales. Las malas lenguas decían que hizo asfixiar a un hombre en una tinaja herméticamente cerrada para averiguar qué le pasaba al alma después de la muerte.

El duque Pedro I de Bretaña, que había sido consejero de Felipe Augusto y ahora seguía siéndolo de su hijo Luis VIII, cesó en esta función por sus diferencias con la reina.

En Inglaterra se formuló una nueva versión de la Carta Magna (que es la que hoy se conserva).

El rey Valdemar II de Dinamarca había sido capturado dos años antes por el conde de Schwerin, y ahora recuperó su libertad tras el pago del pertinente rescate.

El rey Andrés II de Hungría había llamado años antes a los caballeros de la Orden Teutónica para luchar contra los cumanos, pero, después de su encuentro con los mongoles, éstos ya no eran una amenaza para él, cosa que no podía decir de los caballeros teutónicos. Por ello los expulsó de su reino. Coincidió que, desde el año anterior, los prusianos estaban dando problemas a Conrado de Mazovia, el hermano del duque de Polonia Leszek el Blanco, así que aquél solicitó la ayuda del gran maestre Hermann de Salza. Los templarios llegaron a la conclusión de que luchar contra los paganos estaba mejor visto que intrigar contra un rey cristiano, así que aceptaron la invitación del polaco y dejaron Hungría de buen grado. En 1226 obtuvieron del emperador Federico II la soberanía de las tierras que conquistaran a los prusianos, y desde ese momento la orden se volcó en Prusia.

San Francisco de Asís no pudo recuperarse de su enfermedad y murió en una cabaña de la Porciúncula.

También murió el rey de Armenia, Felipe de Antioquía, y su viuda, Isabel, volvió a casarse con el que se convirtió en el nuevo rey: Hetum I.

Luis VIII de Francia encabezó una nueva cruzada contra los cátaros en general y contra el conde Raimundo VII de Tolosa en particular. Tomo Aviñón, cuyas fortalezas mandó destruir, y luego conquistó las demás ciudades de la región, los cátaros se ahogaron en su sangre, pero el rey murió en un combate y esto permitió rehacerse al conde.

La monarquía francesa entró en una situación difícil: el heredero de Luis VIII era su hijo Luis IX, que tenía sólo doce años de edad, y era hijo de un rey que sólo había reinado tres años. La energía de su madre, Blanca de Castilla, fue decisiva. El conde Teobaldo IV de Champaña se había aliado con Raimundo VII de Tolosa en vida de Luis VIII y ahora confabuló contra Blanca junto con otros señores feudales. Sin embargo, la reina supo tratar la situación e hizo valer los derechos de su hijo. Entre sus apoyos estuvo el conde Fernando de Flandes, al que Luis VIII había liberado ese mismo año (a cambio de unos cuantos territorios y de que los flamencos renovaran el juramento de vasallaje directo al rey de Francia). El caso fue que en 1227 Teobaldo IV empezó a tratar de ganarse el favor de la reina.

El señor de Beirut, Jean d'Ibelin, que había sido regente de Jerusalén, se convirtió ahora en regente del reino de Chipre, donde el rey Enrique I de Lusignan, acababa de cumplir diez años.

El rey Enrique III de Inglaterra nombró conde de Cornualles a su hermano Ricardo.

El rey de Dinamarca se había ganado el sobrenombre de Valdemar II Sejr (el victorioso), pero las cosas empezaron a cambiar a partir del momento en que fue derrotado por los alemanes en Bornhöved.

Ese año murió el rey de Servia, Esteban Nemanjic, que fue sucedido por su hijo Radoslav.

En Polonia murió el duque Leszek el Blanco, lo que permitió a Ladislao III hacerse de nuevo con el ducado.

También murió el Papa Honorio III, y fue sucedido por Ugolino de Conti, que adoptó el nombre de Gregorio IX. El ejército de la sexta cruzada estaba reunido en Italia listo para embarcar, pero una epidemia de la que no escapó el propio emperador obligó a Federico II a retrasarla. Federico II llevaba doce años asegurando que partiría a Tierra Santa, y Gregorio IX no consideró aceptable que la situación se prolongara un día más, así que lo excomulgó. Por su parte, Federico II inició negociaciones con el sultán de Egipto al-Kámil que indignaron a Gregorio IX todavía más. Se inició así un nuevo enfrentamiento entre el emperador y el Papa que inmediatamente se reflejó en las querellas entre güelfos y gibelinos en el norte de Italia. El año anterior ya se habían producido algunas revueltas en las ciudades güelfas y, a partir de este momento, los güelfos se declararon partidarios del Papa frente a los gibelinos, partidarios de emperador.

Pero la muerte más sonada del año fue, sin duda, la de Gengis Kan, que murió enfermo durante su campaña contra los Xixia. Su funeral consistió en un festín en honor de su alma, que duró tres días, en el que cuarenta mujeres fueron inmoladas para que fueran a servirle en el otro mundo.

Antes de morir, el Gran Kan había repartido su imperio entre sus hijos: Yuci, Yagatay, Ogoday y Tuli. Éste último, el menor de los cuatro, recibió las tierras de Mongolia y ejerció la regencia hasta que el consejo de los jefes pudiera reunirse y elegir el nuevo kan.

El rey Jaime I de Aragón cumplió diecinueve años. Su reinado hasta entonces había sido muy difícil y traumático, pues a sus pocos años tuvo que hacer frente a las intrigas y rebeliones de nobles tanto catalanes como aragoneses. El monarca había pasado por situaciones de extremo peligro, e incluso tuvo que luchar cuerpo a cuerpo con el noble aragonés Pedro de Ahonés. Finalmente dominó la situación y pudo gobernar personalmente. La orden del Temple estaba adquiriendo fama de esotérica y oscurantista, y el hecho de que Jaime I hubiera sido educado por los templarios le dio esa misma fama. Se llegó a decir incluso (sin ningún fundamento, claro está) que el que reinó no fue el verdadero Jaime I, sino un desconocido que los templarios pusieron en su lugar.

El rey tenía como amante a Aurembiaix, hija del difunto conde Armengol VIII de Urgel, y en 1228 se separó de su esposa Leonor, tía de Fernando III de Castilla. Además, Jaime I se convenció de que Aurembiaix era la legítima heredera del condado, por lo que se lo otorgó, desposeyendo para ello al conde Guerau, primo de la nueva condesa.

Las Cortes de Aragón, reunidas en Barcelona, acuerdan la conquista de las islas Baleares (pues la flota balear era la mayor molestia para los comerciantes catalanes). El Papa Gregorio IX ordenó a Raimundo de Peñafort que predicara una cruzada contra Mallorca en las regiones de Arles y Narbona. Jaime I desembarca en Mallorca y, tras dos meses de asedio, cae la ciudad de Palma. La capacidad de reacción almohade es nula. Al contrario, el gobernador de Murcia ibn Hud se declaró rey, y durante los años siguientes extendió su reino hasta Córdoba, Sevilla y Niebla, si bien en esta última ciudad se le sublevó ibn Mahfud, que formó su propio reino taifa. En Túnez Abú Zakariyya fundó la dinastía de los Hafsíes, que, no obstante, se reconocieron tributarios de los almohades.

Ese año murió Stephen Langton, el arzobispo de Canterbury.

Los caballeros teutónicos barrían a los prusianos con facilidad: los diezmaron y los desposeyeron de sus tierras en beneficio de colonos alemanes.

El emperador latino de Oriente, Roberto I de Courtenay, incapaz de hacer frente a los distintos emperadores bizantinos que le rodeaban, trató de huir a Roma, pero murió en Morea. Fue sucedido por su hermano de once años, con el nombre de Balduino II.

Mientras tanto Federico II partía por fin hacia Oriente al mando de la sexta cruzada. El Papa Gregorio IX, ofendido porque el emperador no había hecho ninguna clase de retractación pública para que le fuera levantada la excomunión, eximió a sus súbditos de su juramento de fidelidad. Por otra parte, Gregorio IX canonizó al que había sido su protegido, san Francisco de Asis.

Federico II tuvo un hijo, Conrado, de su segunda esposa, la reina Isabel II de Jerusalén, que murió a consecuencia del parto. Las negociaciones que había iniciado con al-Kámil antes de su marcha se completaron según lo previsto (ya que el interés principal de al-Kámil era tener las manos libres para poder consolidar su dominio en oriente). En 1229 se cerró el acuerdo por el cual los ayubíes cedían a Federico II Jerusalén, Belén y Nazaret, así como el acceso a estas ciudades. Además se acordaba una tregua de diez años. El emperador entró en Jerusalén y allí se hizo reconocer como rey, si bien cedió el título a su hijo Conrado, recién nacido. Mientras tanto, Gregorio IX hizo que la Liga Lombarda invadiera el reino de Sicilia.

Ese año murió el príncipe Godofredo I de Acaya, que fue sucedido por su hijo Godofredo II. Juan de Brienne había perdido toda autoridad sobre el reino de Jerusalén, pero fue llamado por los barones del Imperio Latino de Constantinopla para hacerse cargo de la difícil situación ante la minoría de edad del rey Balduino II.

En Valencia murió el gobernador Abú Zaid, y su sucesor, Zaiyan ibn Sad, se proclamó rey.

En Polonia el duque Ladislao III fue expulsado por segunda vez, y el ducado pasó a Conrado de Mazovia.

El rey de Suecia Erik Eriksson, que acababa de cumplir trece años, tuvo que huir a Dinamarca cuando un primo suyo, Canuto Lange, usurpó su trono.

Los mongoles eligieron como sucesor de Gengis Kan a su hijo Ogoday Kan, quien dio al Imperio una administración china.

El conde Raimundo VII de Tolosa no pudo resistir por más tiempo a la monarquía francesa y tuvo que firmar el desventajoso tratado de París, por el que cedía la zona mediterránea de sus dominios y concertaba el matrimonio de Juana, su única hija, con Alfonso, hermano del rey Luis IX. Simón de Montfort, viendo que ya no podía sacar ningún partido, marchó a Inglaterra como conde de Leicester.

El concilio de Lérida, reunido a instancias de Jaime I, disolvió su matrimonio con Leonor de Castilla por la consabida excusa del parentesco (de cuarto grado). En 1230, Aurembiaix, la condesa de Urgel amante de Jaime I, se casó con Pedro de Portugal, tío del rey Sancho II, a quien el rey Alfonso IX de León le había confiado el gobierno de la ciudad León y luego de Zamora.

Ese año murió el conde Hugo IV de Ampurias y fue sucedido por su hijo Poncio IV.

Desde la derrota en las Navas de Tolosa, el Imperio Almohade contempló una rápida sucesión de Califas: al-Násir había sido sustituido por al-Mustansir, éste fue pronto sustituido por al-Majlú, éste por al-Ádil y ahora se imponía al-Mamún. Sin embargo, una buena muestra de cómo habían cambiado los tiempos fue que al-Mamún tuvo que pedir ayuda para tomar Marrakech nada menos que a Fernando III de Castilla, que le envió un ejército de caballeros castellanos.

Poco después murió Alfonso IX. Había nombrado herederas a sus hijas Sancha y Dulce, habidas en su primer matrimonio, con Teresa de Portugal; pero su segunda esposa, Berenguela, en estrevistó con Teresa y logró convencerla para que instara a sus hijas a renunciar a la corona en favor del hijo de la castellana: el rey Fernando III de Castilla. Así sucedió, y en el tratado de Valencia de Don Juan las herederas renunciaron a sus derechos sucesorios. De este modo, los reinos Castilla y León quedaban unidos de nuevo, tras setenta y tres años de separación. Luego Berenguela se retiró a un monasterio, como ya había hecho Teresa.

Federico II había regresado a Italia a mediados del año anterior, y se encontró con una sublevación general apoyada por Gregorio IX. El emperador acabó comprendiendo que con las armas no iba a triunfar y aceptó la Paz de san Germano, por la que se reconciliaba con la Iglesia. Sin embargo, en Lombardía continuó la pugna entre güelfos y gibelinos.

El rey Juan III de Bulgaria derrotó al emperador de Tesalónica Teodoro Ángelo en Klokonitsa, lo capturó, lo cegó, lo liberó y se alió con Servia. Incapacitado para gobernar, Teodoro cedió el Imperio a su hermano Manuel.

Ese año murió el duque de Austria Leopoldo VI el Glorioso. Había luchado en Francia contra los albigenses y en España contra los musulmanes. Acudió en dos ocasiones a Palestina. Fue sucedido por Federico II.

También murió el rey Otakar I de Bohemia, que fue sucedido por su hijo Venceslao I. Llevaba seis años casado con Cunegunda, hija del duque Felipe de Suabia y prima del emperador Federico II.

La Quinta Cruzada
Índice La reconquista de España I

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