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LA OCTAVA CRUZADA
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  En 1269 Niccolò y Matteo Polo regresaron a Venecia con un mensaje de Qubilay Kan para el Papa: el jefe de los cristianos era amistosamente invitado a enviar otros visitantes a China. Los venecianos habían permanecido unos meses en Pekin para luego iniciar un viaje de regreso que había durado tres años. Al llegar se enteraron de que no había Papa al que entregar el mensaje.

Para espanto de sus consejeros, el rey Luis IX de Francia había anunciado dos años antes su intención de tomar la cruz por segunda vez. Los preparativos de la octava cruzada estaban ya casi ultimados. Los reyes Teobaldo II de Navarra y Jaime I de Aragón se unieron a la empresa, así como el príncipe Eduardo de Inglaterra, que logró convencer a las ciudades de Pisa, Génova y Venecia para que dejaran de lado sus rivalidades y aportaran sus flotas a la expedición. Jaime I embarcó con destino a Aigues-Mortes, el puerto francés de donde estaba previsto que zarpara Luis IX (el mismo puerto de donde había partido en la cruzada anterior), pero un temporal destruyó buena parte de su flota, por lo que el rey aragonés cambió de idea y al final no participó. Aun así, algunas de las naves catalanas zarparon hacia San Juan de Acre en 1270.

Ese mismo año salió la flota de Luis IX, a quien acompañaban su heredero Felipe, su hijo Juan de Damietta, conde de Valois, su hermano Carlos I de Sicilia y su sobrino Roberto II el Noble, conde de Artois, hijo póstumo y tocayo del conde de Artois que murió en la séptima cruzada. También participó el duque Juan I de Bretaña.

Pero hubo un cambio de planes de última hora. Carlos I de Sicilia, tenía planeado atacar Constantinopla según sus acuerdos con Balduino II, que seguía considerándose emperador de Constantinopla. Por ello, para él, Baybars I era más un potencial aliado que un enemigo, y no estaba nada interesado en provocarlo. En su lugar, convenció a su hermano de que sería conveniente tomar primero Túnez, como una primera escala para atacar Egipto. Al parecer le dio los más variados argumentos: que sería un primer ensayo que evitaría que en los combates realmente importantes los cruzados estuvieran desprevenidos, que sería una posición estratégica para controlar el Mediterráneo, e incluso que el rey de Túnez, al-Mustansir, parecía dispuesto a convertirse al cristianismo. De sus intereses en Constantinopla no le debió de hablar, ni de que Túnez era en realidad el vecino más molesto de su reino de Sicilia. El caso fue que, al final, el idealista Luis IX accedió en dirigirse a Túnez. El rey Teobaldo II de Navarra y conde de Champaña se unió a la expedición, dejando sus estados bajo el gobierno de su hermano Enrique.

La expedición desembarcó cerca de donde estuvo emplazada la antigua Cartago, y el ejército no tardó en ser víctima de una epidemia que el 25 de agosto mató al propio Luis IX el Santo (o, simplemente, san Luis). También murió Juan de Damietta. Teobaldo II se retiró a Sicilia, pero murió allí antes de poder regresar a Navarra. El rey de Túnez firmó un tratado ventajoso con los cruzados, el primogénito de san Luis partió para Francia, para ser coronado como Felipe III, y Eduardo de Inglaterra condujo hacia San Juan de Acre a quienes quisieron continuar. El rey Teobaldo II de Navarra fue sucedido por su hermano Enrique I el Gordo.

El rey Alfonso X de León y Castilla estaba perdiendo prestigio ante sus súbditos por sus fracasos en sus intentos de ser elegido emperador. Ese año, miembros de la nobleza y representantes de las ciudades le pidieron que derogara sus códigos legales y restituyera las leyes tradicionales de cada ciudad o región. Se inició así una pugna entre el derecho viejo y el nuevo.

El rey Hetum I de Armenia abdicó en su hijo León III y se retiró a un monasterio. El nuevo rey se reconoció vasallo del mongol Abaqa Kan a cambio de protección contra los mamelucos, que saqueaban el país. Mientras tanto, Abaqa Kan rechazó una invasión del kanato de Yagatay.

El rey Constantino de Bulgaria había tenido que resistir los ataques de los húngaros y de los bizantinos. Ya había llegado a un acuerdo con los primeros unos años antes y ahora, tras morir su primera esposa, se casó con María Cantacuceno, sobrina del emperador bizantino Miguel VIII Paleólogo.

Ese año murió también el rey Bela IV de Hungría y fue sucedido por su hijo Esteban V, cuya hija María se casó ese mismo año con Carlos el Cojo, hijo del rey Carlos I de Sicilia, que en 1271 fue nombrado por su padre príncipe de Salerno y quedó al frente de la parte continental del reino. Otro hijo de Carlos I, llamado Felipe, se casó con Isabel, hija del príncipe Guillermo II de Morea (título que Carlos I tenía previsto arrebatarle, según lo acordado con Balduino II, el emperador latino de Constantinopla).

Ese año murió sin descendencia el conde Alfonso de Poitiers y de Auvernia, hermano de Carlos I y tío del rey Felipe III de Francia, así como su esposa, la condesa Juana de Tolosa. No dejaron descendencia, así que Felipe III heredó sus posesiones, y así fue como el condado de Tolosa se integró definitivamente en el reino de Francia.

También murió el conde Godofredo I de Habsburgo, que fue sucedido por su hijo Rodolfo V.

En Épiro murió el déspota Miguel II, que fue sucedido por su hijo Nicéforo. Miguel II había conquistado una franja de terreno al norte de Bulgaria, entre el Danubio y los Cárpatos, llamada Valaquia, y se la dejó a un hijo ilegítimo, que se convirtió así en el déspota Juan I de Valaquia.

Por esta época debió de acabarse el Poema de Fernán González, escrito en cuaderna vía por un autor castellano anónimo. Consta de una introducción que relata la historia de España, desde la introducción del cristianismo hasta la invasión musulmana, y después pasa a narrar la vida del conde Fernán González, al que compara con el Cid. El relato está lleno de anacronismos y elementos legendarios.

Los cruzados no estaban teniendo mucho éxito en Tierra Santa, pues el sultán Baybars I seguía conquistando plazas importantes de los Estados Latinos de Oriente. Ese año empezó un ataque sistemático contra los restos que quedaban en Siria de la secta de los asesinos.

Tras treinta y tres meses de deliberaciones, los cardenales eligieron finalmente un Papa. No cabe duda de que fue una solución desesperada, pues el agraciado resultó ser Tebaldo Visconti, un italiano nacido en Piacenza que no era cardenal, ni tan siquiera sacerdote. Recibió la noticia en Tierra Santa, pues, a pesar de tener ya sesenta años, estaba participando en la octava cruzada. Regresó a Italia rápidamente, justo a tiempo para recibir el mensaje que los Polo habían traído de Qubilay Kan, pues los venecianos partieron nuevamente ese mismo año rumbo a China. El Papa les dio regalos y un mensaje para el gran kan. También envió con ellos a dos monjes, a modo de representantes suyos, pero éstos huyeron en cuanto pudieron por miedo al viaje. Sin embargo, Niccolò y Matteo llevaban esta vez un acompañante: Marco Polo, el hijo de Niccolò, que tenía entonces diecisiete años.

En 1272, Visconti fue ordenado sacerdote y consagrado como Papa con el nombre de Gregorio X.

Eduardo de Inglaterra tuvo que abandonar la octava cruzada al enterarse de la muerte de su padre, Enrique III. Se convirtió así en Eduardo I de Inglaterra (ya había habido otros eduardos antes de la invasión normanda, pero los plantagenet no tuvieron en cuenta a los reyes de dinastías anteriores). Fue un rey enérgico que erradicó las insubordinaciones de la nobleza sucedidas en tiempo de su padre. Convocó el Parlamento con regularidad para desarrollar según sus puntos de vista la legislación de todos sus dominios.

Los cruzados no se mantuvieron mucho más tiempo. Negociaron una paz con el sultán Baybars I y así terminó, sin pena ni gloria, la octava cruzada.

También murió Ricardo de Cornualles, el hermano de Enrique III y candidato a emperador. Gregorio X negó toda legitimidad a Alfonso X de León y Castilla y apoyó como candidato a emperador al rey Otakar II de Bohemia.

El prestigio de Alfonso X ante sus súbditos se resintió nuevamente ante este golpe. Ese mismo año tuvo que ceder y derogar el código de las Siete Partidas en favor de los códigos tradicionales de las distintas regiones de sus reinos.

Por otra parte, Judá ben Mosé e Ishaq ben Sid terminaron, a instancias del rey Sabio, las llamadas Tablas alfonsíes, unas tablas para el cálculo de efemérides, es decir, para determinar la posición de los planetas y las estrellas en la esfera celeste, desde el punto de vista de Toledo, que, adaptadas posteriormente a distintas ciudades, estuvieron en uso durante más de cuatro siglos. Los cálculos se basaban, naturalmente, en el sistema Ptolemaico (que suponía a la Tierra en el centro del universo, alrededor de la cual giraban el Sol y los planetas describiendo círculos alrededor de centros que giraban en círculo alrededor de centros que giraban en círculos alrededor de la Tierra (con más o menos círculos según la precisión que requería cada planeta). Dicen que sobre esto dijo el rey: "Si Dios me hubiera consultado sobre el sistema del Mundo, le habría dado algunas ideas".

A pesar del fracaso de Túnez, Carlos I de Sicilia siguió adelante con su proyecto de tomar Constantinopla. Cruzó el Adriático, atacó al despotado de Épiro, ocupó algunos territorios y se hizo proclamar rey de Albania. Ese año murió el duque Hugo IV de Borgoña, rey de Tesalónica, que fue sucedido por su hijo Roberto II.

Otro miembro de la casa de Borgoña, llamado Juan, estaba casado con Inés, heredera de Archambaud, señor de Borbón (fallecido veintitrés años atrás). Ese mismo año, su hija Beatriz se casó con el conde Roberto de Clermont, (hermano del rey Felipe III de Francia).

El rey Constantino de Bulgaria tuvo que atacar al emperador bizantino Miguel VIII para conseguir las ciudades de dote prometidas con ocasión de su matrimonio con María Cantacuceno. Ese año se iniciaron las incursiones mongolas en Bulgaria, que fueron fomentadas por Miguel VIII.

Poco despues de subir al trono de Hungría, Esteban V entró en guerra con los servios, y ahora, en el transcurso de la guerra, su hijo Andrés fue raptado, y Esteban V murió persiguiendo al raptor. Fue sucedido por su hijo de once años Ladislao IV, que ese mismo año se casó con Isabel, hija de Carlos I de Sicilia.

Ese año murió el rey Muhammad I de Granada, que fue sucedido por su hijo Muhammad II. Bajo el reinado de Muhammad I se empezó a construir el palacio de la Alhambra.

En Rusia murió Yaroslav III, el gran príncipe de Vladímir, que fue sucedido por Vasili.

Tomás de Aquino dejó París y se trasladó a la universidad de Nápoles. Durante los años precedentes escribió, entre otras obras, la segunda parte de la Summa Theologica, dedicada al movimiento del hombre hacia Dios: la bienaventuranza eterna, la naturaleza de la actividad humana, las virtudes y los vicios, las virtudes teologales y morales, etc.

En Mallorca, Ramon Llull, al tiempo que avanzaba en sus estudios, escribía sus propios libros. Empezó escribiendo en árabe, si bien luego tradujo él mismo sus obras al catalán. Ese mismo año acabó dos: el Libre de contemplació en Déu (Libro de contemplación),  dividido en 366 capítulos para meditar cada día del año en alabanza y gloria de Dios; y el Libre del gentil e los tres savis (Libro del gentil y los tres sabios), en el que un gentil que desconoce a Dios y teme no ser nada tras su muerte, escucha a tres sabios, un judío, un musulmán y un cristiano, que le exponen sus creencias sobre la inmortalidad del alma. El gentil se maravilla de que los tres sabios no tengan la misma religión y les pide que le expongan las razones por las que creen que la suya es la religión verdadera. Cuando el gentil va a decantarse por una de las religiones, los sabios deciden separarse para no conocer su elección. El libro es un modelo de discusión cortés y desapasionada, y de respeto a la inteligencia humana.

En 1273 murió Balduino II, el emperador Latino de Constantinopla. Su hijo Felipe I heredó el título, por vacío que éste fuera. Carlos I de Sicilia lo acogió en su corte y se apresuró a casarlo con su hija Beatriz.

El sultán de Egipto Baybars I exterminó definitivamente a los asesinos de Siria, y así desapareció de la historia esa peligrosa y estúpida secta (que aun hoy en día tiene imitadores, tan peligrosos como estúpidos).

El rey Magnus VI de Noruega estableció el carácter hereditario de la corona.

El Papa Gregorio X nombró obispo de Albano, y poco después cardenal, al teólogo franciscano Juan de Fidanza, Buenaventura. Frente al racionalismo de Tomás de Aquino, Buenaventura era un místico. Escribió unas Meditaciones sobre la vida de Jesucristo y un Speculum Mariae Virginis. Fijó las leyendas sobre san Francisco de Asís, sobre las que existían versiones contradictorias.

Después de veintitrés años, el 1 de octubre los Príncipes Electores pusieron fin al Gran Interregno, pero no eligieron al rey Otakar II de Bohemia, que era uno de los electores y contaba con el apoyo del Papa, sino que, dado que los demás electores recelaban de él porque parecía ser demasiado poderoso, el arzobispo Werner de Maguncia (con la aprobación de Gregorio X) logró que se aceptara al Landgrave de la Alta Alsacia, el conde Rodolfo IV de Habsburgo, que el 24 de octubre fue coronado en Aquisgrán como Rodolfo I, rey de Romanos y rey de Alemania (pendiente de ser coronado emperador por el Papa).

Inmediatamente Rodolfo I se vio enfrentado a Otakar II. En 1274, con el apoyo de los príncipes, lo proscribió del Imperio en la dieta de Nuremberg. Ese mismo año casó a su hijo Alberto con Isabel, hija de Meinhard V, el conde de Tirol.

Gregorio X convocó el Segundo Concilio de Lyon (el primero fue el convocado en 1245 por Inocencio IV). Fue un concilio extraordinario, pues no sólo fueron convocados los obispos, sino que el Papa invitó a alrededor de mil quinientas personas entre obispos, teólogos y príncipes. Naturalmente, entre los invitados no podía faltar Santo Tomás de Aquino, pero durante el viaje se sintió enfermo y pidió que lo trasladaran a un monasterio, donde murió el 7 de marzo. Dejó inacabada la tercera parte de la Suma Theologica, que trataba sobre Jesucristo y los sacramentos. Similar suerte corrió san Buenaventura, que murió en Lyon. El concilio trató principalmente de tres cuestiones:

  • La ayuda a Jerusalén: Gregorio X predicó una nueva cruzada, ante el fracaso de la anterior. En especial, encargó a Alberto Magno la predicación en Alemania y Bohemia.
  • La unión de las Iglesias Católica y Ortodoxa: Se entablaron negociaciones que contaban con el beneplácito del  emperador bizantino Miguel VIII, cuyos emisarios reconocieron la supremacía del Papa sobre el Patriarca de Constantinopla.
  • La regulación de la elección pontificia: Para evitar que la elección de un nuevo Papa se demorara tanto como en la última ocasión, se institucionalizó la costumbre que ya se había practicado en algunas ocasiones de encerrar a los cardenales bajo llave (esto es lo que significa la palabra cónclave) hasta que eligieran el nuevo Papa. Más precisamente: se estableció que el colegio cardenalicio debía reunirse diez días después de la muerte del Papa y permanecer recluidos hasta que finalizara la elección, y durante el proceso recibirían una cantidad de alimentos que iría disminuyendo paulatinamente.

Tras el concilio corrió el rumor de que Gregorio X iba a atribuir a las órdenes mendicantes el derecho de tener posesiones comunes, y esto escandalizó a los franciscanos más fieles a la doctrina de san Francisco (o con lo que ellos entendían como tal) y se separaron de la orden. Hacía algo más de veinte años ya se había segregado en provenza un grupo de franciscanos radicales por motivos similares, dirigidos por Hugo de Digne, y eran conocidos como los espirituales. La nueva secta adoptó el mismo nombre, y ahora se distinguía entre los espirituales de Provenza y los espirituales de la Marca (pues los nuevos espirituales vivían en la Marca de Ancona, una región de Italia en la costa adriática).

El partido güelfo logró el gobierno de Bolonia y un gibelino de unos cuarenta años llamado Guido Guinizelli tuvo que exiliarse. Era poeta, y se le considera el fundador de un nuevo estilo literario en lengua italiana, nuevo tanto en los contenidos como en las formas. El mero hecho de escribir en italiano ya era una novedad, pues en Italia el latín gozaba de mucho más prestigio que en otros países y ello, junto con el auge de la literatura provenzal, había frenado el surgimiento de una literatura italiana. Compuso sonetos y canciones, en los que exaltaba el amor como la pasión reservada a las almas nobles y la belleza femenina como la imagen de la belleza celeste.

Ese año murió el astrónomo al-Tusi. No cabe duda de que había sabido aprovechar el observatorio que le había construido Hulagu, pues recientemente había publicado las Zij-i ilkhani, unas tablas astronómicas que contenían los resultados de doce años de observaciones. Incluían posiciones de planetas y un catálogo de estrellas, así como tablas trigonométricas que daban el seno de un ángulo con una precisión de tres cifras sexadecimales para cada medio grado del argumento. Sus observaciones le llevaron además a proponer un nuevo modelo para el movimiento de la Luna, diferente del propuesto por Ptolomeo, más sencillo y con la misma exactitud. Está expuesto en su obra al-Tadhkira fi'ilm al-hay'a (Memoria sobre astronomía). También es notable su Tratado sobre el cuadrilátero, que contiene la primera exposición completa de la trigonometría esférica. Tiene un tratado sobre minerales que incluye una teoría del color basada en mezclas de blanco y negro, así como capítulos sobre joyas y perfumes. Escribió además sobre lógica, medicina, ética, y en otros escritos filosóficos medita sobre asuntos como la naturaleza del espacio.

En Navarra murió el rey Enrique I y no dejó más descendencia que una hija de dos años, que se convirtió así en la reina Juana I de Navarra y condesa de Champaña.

Isabel de Aragón, la hija del rey Jaime I casada con Felipe III de Francia, había muerto dos años antes, y ahora el rey francés contrajo matrimonio con María, hermana del duque Enrique IV de Brabante.

Ese año se terminó el Libre dels feyts del rey en Jacme, supervisado por el rey Jaime I de Aragón.

Japón fue atacado por una gran flota mongola y coreana con unos treinta mil hombres, que inexplicablemente se retiró a la noche siguiente. La corte ofreció oraciones a los dioses. Qubilay Kan envió unos delegados en 1275 para pedir la sumisión de Japón, pero los japoneses los ejecutaron, armaron una poderosa flota y empezaron a construir una larga muralla de piedra a lo largo de la costa de Kyushu, la isla japonesa más cercana al continente.

El rey Valdemar de Suecia fue destronado por su hermano Magnus. Tuvo que refugiarse en Dinamarca. Magnus instituyó un consejo como órgano central de gobierno y contribuyó a feudalizar la sociedad sueca.

Ese año murió el conde de Trípoli, Bohemundo VI, que fue sucedido por su hijo Bohemundo VII.

También murió, aproximadamente a los cien años de edad, san Raimundo de Peñafort.

El año anterior Ramon Llull, considerando acabada su formación, se había retirado a un monte cercano a Palma de Mallorca, su ciudad, donde recibió una "iluminación" sobre cómo escribir un libro contra los errores de los paganos. Lo escribió, con el título de Art abreujada d'atrobar veritat (Arte abreviada de encontrar la verdad), y ahora marchó a Montpellier para presentárselo con el resto de sus obras (diecisiete libros en total) a su viejo amigo el infante Jaime, el hijo del rey Jaime I de Aragón, a quien había servido en su juventud.

Jaime los hizo examinar por un teólogo para asegurarse de que no contenían errores, y el censor se entusiasmó con ellos, especialmente con el Libro de Contemplación. Jaime proporcionó a Llull medios económicos para que fundara en Miramar (en Mallorca) un colegio de lenguas para preparar misioneros.

El conde de Lancaster, Edmundo el Jorobado, se casó con Blanca, hija del conde Roberto de Artois.

El fin de los Hohenstaufen
Índice El fin de la dinastía Song

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