Proyecto Salón Hogar

GERMÁN ARCINIEGAS
(1900-1999)


Al morir el maestro Germán Arciniegas, el Continente Americano en general y en particular Colombia, súbitamente perdieron algo de tamaño. Germán Arciniegas Angueira nació en Bogotá, Colombia siendo su madre cubana y su padre colombiano. Estudió en su ciudad natal y terminó abogacía en la Universidad Nacional.

Desde muy temprano manifestó su gusto por la literatura y en alguna ocasión comentó que ese gusto se había iniciado leyendo el almanaque Brístol, el cual lo había puesto por vez primera en contacto con los clásicos españoles, despertando su curiosidad por la literatura en general. Leyó El Quijote a los doce años!.

Fue escritor, historiador, periodista, político, profesor y mucho más.

Se unió al periódico El Tiempo en 1921 y colaboró con el diario por el resto de su vida.

Ocupó cargos importantes para su país, habiendo sido representante a la Cámara, Ministro de Educación en dos ocasiones, enseñó en varias universidades y fue miembro de las Academias colombianas de la Lengua y de Historia.

Fue fundador entre otras cosas de: Revista de las Indias, Revista América, Universidad, Correo de los Andes, La voz de la juventud, Ediciones Colombia, La Federación de estudiantes de Colombia.

Fue libre en su pensamiento: "No acepto dogmas ni verdades absolutas".

Amante profundo de América y de Colombia, les dedicó la mayoría de su creación a esos dos amores, defendiendo de paso siempre la democracia, la educación y el amor a la libertad. Atacó en sus escritos todas las dictaduras que tuvo la oportunidad de ver en su casi siglo de existencia.

En alguna ocasión encontrándose en Alemania, hizo notar cómo en Colombia los Comuneros en el año 1780 se habían levantado antes que los patriotas de la Revolución Francesa en 1789.

Escritor incansable, se le deben más de 60 libros. En ellos, el tema gira además, alrededor de las letras, el arte, la cultura, la política, los viajes y la biografía. Durante uno de sus períodos como Ministro de Educación fundó una biblioteca popular con más de 110 títulos de obras escritas por colombianos.

Fue un crítico de la invasión española al Continente Americano, de los conquistadores, el sistema colonial y consideró como una de los más culpables a la Iglesia Católica, mostrando en este campo el gran contraste con la Iglesia Protestante en los países nórdicos.

Entre sus obras: El estudiante de la mesa redonda, La universidad colombiana, Memorias de un congresista (quien escribe estas líneas aún recuerda con placer el haber leído esta obra, sentado en el pupitre del colegio sin oír las palabras del maestro, absorto en lo interesante del libro!), Diario de un peatón, América- tierra firme, Los Comuneros, Jiménez de Quesada, Biografía del Caribe, En el país de los rascacielos y de las zanahorias, Italia guía para vagabundos, Genio y figura de Jorge Isaacs, Medio mundo entre un zapato, Antología de León de Greiff, Simón Bolívar, Bolívar y la revolución, Entre la libertad y el miedo (fustiga con esta obra las dictaduras sufridas por latino América a lo largo de la historia).

Habiendo nacido con el siglo XX, su vida se extinguió con él, en la misma ciudad que lo viera nacer.

APARTES:

Ya estamos en la puerta principal. Todo, en torno a los muelles, parece dormir. Al fondo, la calle negra, y el túnel de la noche, con esas luces que sólo se alumbran a sí mismas. Hay algo de terciopelo, también en el relato de Piero, en donde hasta los ruidos que no existen se apagan. Por esta puerta acaba de pasar a la vida nueva de nuestro hemisferio una escasa docena de personajes. Vienen de una nave tan pequeña que parece que en ella hubiera viajado toda la humanidad en tres semanas perdidas. Las cosas no ocurren, precisamente, como las hemos ideado. Debió pensar Piero que atracaríamos en Nueva York a un puerto ruidoso en donde le fuera imposible oír ni siquiera la voz de su conciencia. Aquí, a gritos, le ha cantado el corazón!.

De los escombros de Europa arrancan, y vuelan sobre el Atlántico, en pequeñas bandadas hacia el Nuevo Mundo, los bravos aventureros, los tipos azarosos, los eternos ilusos, como siempre. Como desde 1492.(En medio del camino de la vida)

Después de todo, en el proceso de las simpatías, lo racional poco cuenta. Una de las circunstancias felices que le han abierto en Europa el camino a Jorge Luis Borges ha sido su fabulosa invención de cosas irreales. Cuando Borges define el "Aleph", que es su invención, " Una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor", nos coloca delante de un laboratorio como el del Doctor Fausto, montado en Buenos Aires. "El diámetro del Aleph sería de dos a tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución del tamaño. Cada cosa (la luna del espejo, digamos) era infinitas cosas." Con estos instrumentos, Borges va a la conquista de Europa, descubre la Europa mágica transfigurada en el filtro de América. Quizá todas las magias adquieren nuevas dimensiones en el Nuevo Mundo. Para algo ha de servirle el ser nuevo, al menos como simple campo de experimentación. Y no hay que olvidarlo nunca: en el principio todo es confuso. ( El continente de siete colores)

En una vitrina están los libros de Linneo, sus obras de medicina y de botánica, sus cuadernos de apuntes. Lo primero que descubrimos son dos páginas, en apretada caligrafía, con sus observaciones sobre el café. Los efectos que tiene sobre el sueño, sus estímulos, virtudes, aroma, gusto. La curiosidad de Linneo era universal. Partía a veces de una insaciable sed de conocimientos sobre las manifestaciones más ignoradas de la vida. Su correspondencia con el sabio Mutis partió de que quería saber de la vida de las hormigas. Por un camino de hormigas, en realidad, vinieron a comunicarse Suecia y Colombia en el siglo XVIII. (Medio mundo entre un zapato).

La tierra seca de los Llanos es pandero en donde el galope de la caballería resuena como el parche de un tambor monumental. Lo oyes, desde la tierra que cubre tus huesos, indio Lorenzo Piscal? Así redobla la libertad de América. Los veinte mil campesinos que iban en busca de un capitán cuando marchaban sobre Santa Fe hace treinta años, son cien mil, que por los nortes y sures, por levantes y ponientes, alzan banderas rojas y cantan su fe. Los negros y los zambos, los mestizos y los indios, y hasta los criollos blancos de las villas, se dan las manos. En el mástil dorado del día, la cabeza del José Antonio Galán es una rosa de luz! (Los comuneros).