Proyecto Salón Hogar

IVÁN TURGUÉNIEV
(1818-1883)


Iván Sergeyevich Turguéniev es considerado como uno de los mejores escritores de la lengua rusa y se distinguió como novelista, dramaturgo y autor de historias cortas. Junto a Tolstoi y Dostoyevsky forma un trípode sobre el cual descansa la literatura de su país.

Nació en Orel, Rusia dentro de una familia de propietarios acomodada y su padre fue un oficial de caballería, en tanto que su madre fue descrita como despótica hacia sus hijos y sus empleados, habiendo dejado esto una impresión profunda en el futuro escritor.

Su educación se llevó a cabo con profesores privados inicialmente ( a los nueve años hablaba varios idiomas entre ellos el francés y el alemán), y más tarde los completó en las universidades de Moscú, San Petersburgo y Berlín, habiéndose preparado para la carrera de la docencia, la cual nunca practicó; estudió igualmente filosofía en especial a Hegel; durante sus estudios recibió una gran influencia de la cultura occidental la cual lo acompañó toda su vida.

Sus primeros trabajos fueron poéticos, luego cultivó el drama y finalmente la prosa en la cual alcanzó su máxima brillantez.

En 1843 el autor se enamoró sin ser correspondido, de la cantante española de ópera Pauline García de Viardot y a partir de allí la siguió la mayor parte de su vida.

Turguéniev vivió mucho años en Francia y de él se dijo que "era ruso cuando en Francia y francés cuando en Rusia".

Su estilo logró mezclar de manera brillante lo social, lo psicológico y lo descriptivo. Sus obras tienden a contrastar dos posturas contrarias; su estilo es puro y aún dentro de la prosa es poético y de gran sensibilidad.

Entre sus obras: Parasha y Andrei ( poemas dramáticos), Una vez en la aldea, El pensionista, El amigo de la juventud, Una vez en el campo, Relatos de un cazador (revolucionó la literatura rusa e hizo famoso a su autor; describe la vida rural de su país desde el punto de vista de un joven hostil a su propia clase social; el gobierno de su época intentó aislarlo en la hacienda familiar por lo crítico de su obra), Padres e hijos (tal vez la más famosa de sus novelas), Humo, Tierras vírgenes (una de sus últimas obras, muestra pesimismo ante la futilidad de la existencia), La abandonada, Asia, Rudin, Una nidada de gentilhombres (análisis del sentimiento amoroso), Reminiscencias literarias, La víspera, Aguas primaverales (recuerdo de un amor juvenil), Dos hermanos, Naturaleza muerta, Hamlet y Don Quijote, Historia de un perro, El rey Lear de la estepa, El incendio en alta mar.

Turguéniev se radicó en 1871 junto al amor de su vida, la cantante Viardot-García en Bougival, Francia. Sus amores fueron criticados en Rusia "La cantante no era hermosa, tenía ya nietos, su amor no era correspondido". Aún así el autor escribió en esos días: "Su ausencia produce en mí algo parecido al terror del que le falta aire para respirar. Cuando estoy a su lado, experimento una alegría tan grande, que ya no tengo necesidad de nada más". Turguéniev murió a los 65 años de edad en su casa de Bougival.

APARTES DE LA OBRA DE TURGUÉNIEV:

Bah! Bah! Bah! Hele aquí! Exclamó de pronto una voz chillona a su lado, en tanto que una pesada mano se apoyaba en su hombro. Alzó la cabeza y reconoció a uno de sus escasos amigos moscovitas, un tal Bambaef, buen chico, lo que equivale a decir nulo. No era ya joven; tenía las mejillas y la nariz blandas, como si estuvieran cocidas; su cabello era grasiento y aparecía revuelto; y su cuerpo tenía apariencia desmadejada y lacia. Siempre sin un céntimo y siempre entusiasmado con algo. Rostislaf Bambaef recorría sin objeto, pero no sin ruido, la basta superficie de nuestra pariente madre común, la tierra. (Humo.)

Tenía entonces dieciséis años. Era el verano de 1833. Vivía yo en Moscú con mis padres, que habían alquilado una quinta próxima a la puerta Kalugaschen, frente al jardín Neskutschni. Me preparaba para ingresar en la Universidad, pero estudiaba poco y sin ningún interés. Nadie limitaba mi libertad. Hacía cuanto creía conveniente, sobre todo desde que no me regía mi preceptor, un francés que no había podido aún conciliarse con la idea de que había caído en Rusia como una bomba y se pasaba el día tendido en la cama con gesto avinagrado. Mi padre me trataba amistosamente, mi madre no se fijaba en mi casi nunca, aún siendo hijo único; otros cuidados la absorbían. (Primer amor).

Querido Fyodor Michaylovich: No necesito decirle la alegría que me causó su análisis de "Padres e hijos". No se trata de alabar mi vanidad sino del convencimiento de que no estoy probablemente equivocado y no me encuentro totalmente en lo erróneo, y que mi trabajo no ha sido en vano. (carta a Dostoyevsky-1862)

A menudo desde la pequeña aldea no lejana, dos ancianos débiles la visitan- un esposo y su mujer. Ayudándose uno al otro, se acercan a ella con pasos difíciles; se acercan a la valla, caen y permanecen sobre sus rodillas, y sollozan larga y amargamente, suspiran y miran intensamente la piedra fría bajo la cual su hijo yace; intercambian pocas palabras, desempolvan la piedra, enderezan una rama de pino y rezan de nuevo, sin poderse apartar de ese lugar, en el cual parecen estar más cerca de su hijo, de sus memorias. Puede ser que sus oraciones, sus lágrimas sean infructuosas? Puede ser que el amor, el amor sagrado y devoto no sea todo poderoso?. Oh no! A pesar de todo lo apasionado y rebelde del corazón escondido en la tumba, las flores que crecen sobre él, nos atisban de manera serena con sus ojos inocentes; ellas nos hablan no solo de paz eterna, de esa paz de la naturaleza "indiferente"; ellas nos hablan también de reconciliación eterna y de vida sin final. (Padres e hijos).