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JUAN MONTALVO
(1832-1889)


Se puede considerar como el ensayista más brillante hispanoamericano del siglo XIX; sus escritos políticos y morales influyeron grandemente en su época.

Nació en Ambato, Ecuador dentro de una familia acaudalada pasando su infancia en una finca: "Ficoa" y luego estudiando en Quito, graduándose en filosofía y derecho a los 19 años. Se enfrentó al gobierno dictatorial del momento ganándose así el desprecio de muchos. Más tarde desempeñó cargos diplomáticos en Europa y desde París escribió a su hermano: "Casi siempre voy al Louvre y no lo dejo hasta que los guardas gritan: "Messieurs, on va fermer!".

Montalvo se caracterizó por el adorno del lenguaje, la profundidad de su pensamiento y la originalidad de su prosa. A los 28 años regresó a su patria enfermo y usando muletas y se encontró con el dictador Gabriel García Moreno en el poder. El escritor se enfrentó al político y este último le respondió de manera poética y sarcástica: " Y tras tanta fatiga y largos años, regresar de cuadrúpedo a su tierra, fue él quien, yéndose en dos pies volviose en cuatro". El escritor salió en exilio en 1869 y se radicó en Ipiales, Colombia. El encuentro entre el dictador y el escritor terminó con la muerte del primero en 1875. Al saber de su muerte exclamó Montalvo: "Mi pluma lo mató". Durante el tiempo que vivió en Ipiales el escritor soportó una gran pobreza; cuando trató de vender su reloj Montalvo sin embargo rechazó la suma que le ofrecieron diciendo: "No puedo aceptar esa oferta; mi reloj no vale más de 12 pesos!".

Entre sus obras: Siete tratados (su obra maestra, tiene puntos comunes con las creaciones de Montaigne y de Francis Bacon, haciendo el análisis de temas como: De la nobleza, De la belleza en el género humano, Del genio), El último de los tiranos, Las catilinarias (ataques a otro dictador de su país: José Ignacio de Veintemillas), Páginas desconocidas, La mercurial eclesiástica (ridiculiza al arzobispo de Quito quien lo había excomunicado), Capítulos que se le olvidaron a Cervantes ("Imitación de un libro inimitable"), Geometría moral, El espectador (libro pedagógico).

Fue igualmente fundador de periódicos, entre ellos "La dictadura perpetua". Mantuvo amistad con personajes como Lamartine, Unamuno, Víctor Hugo. Juan Montalvo viajó por última vez a París en 1881 y allí permaneció hasta su muerte debida probablemente a la tuberculosis, a los 57 años de edad. En su prólogo a Las catilinarias, Unamuno escribió: "Se le llamó loco como a Jesucristo, por sus próximos, por los de su familia. Como Jesús de acuerdo al Cuarto Evangelio, fue crucificado como no patriótico. Fue loco también como Don Quijote quien fue criticado por las tragedias de su país; y como aquellos dos, Montalvo murió, cristiano, quijotesco, pobre, solo y como un paria".

APARTES DE LA OBRA DE MONTALVO:

La adolescencia, en el sexo femenino, ofrece admirables ejemplares de belleza: esa agraciada persona que sin ser mujer hecha y derecha todavía, ha dejado de ser niña, da una idea remota y vaga de lo que fueron los ángeles en situación de estar asomándose al amor y la malicia.. Mirad esa joven erguida con el donaire y la elegancia que da su paso de princesa, alta la frente, ingenua la mirada, como quien endereza su camino hacia el trono que le han erigido las Gracias en la cumbre de la felicidad. Los catorce años, derramándose en flores y rocío por toda ella, se concilian esa frescura primorosa con la cual ha de sazonar luego el fruto de la vida: la cabellera dividida en dos madejas rubias, se le cuelga a la espalda y corre por ella hacia abajo cual dos chorros de luz, espesada al calor de la sangre...(De la belleza en el género humano-Siete tratados)

Ese vapor sutil que el sol arranca de la tierra y comunica el don profético a algunos filósofos y santos, ése era el Genio del hombre a quien las virtudes y la inteligencia continuamente aguzada volvían apto para recibirlo. Otros averiguadores sublimes de los secretos de la naturaleza han pensado que el espíritu de Dios difundido en toda ella se pegaba en algunas organizaciones excepcionales y perfectas, y de él provenían el conocimiento de lo futuro y las inexplicables sospechas de cosas que son olvido y nada para la generalidad de los mortales. (El genio-Siete tratados)

¿Cómo sucede que Napoleón sea conocido por cuantos son los pueblos, y su nombre resuene lo mismo en las naciones civilizadas de Europa y América, que en los desiertos de Asia, cuando la fama de Bolívar apenas está llegando sobre el ala débil a las márgenes del Viejo Mundo? Indignación y pesadumbre causa ver cómo en las naciones más ilustradas que se precian de saberlo todo, el Libertador de la América del Sur no es conocido sino por los hombres que nada ignoran, donde la mayor parte de los europeos oyen con extrañeza pronunciar el nombre de Bolívar. Esta injusticia, esta desgracia proviene de que con el poder de España cayó su lengua en Europa y nadie la lee ni cultiva sino los sabios y los literatos poliglotas. (Napoleón y Bolívar-Siete tratados)

Entre Washington y Bolívar hay de común la identidad de fines, siendo así que el anhelo de cada uno se cifra en la libertad de un pueblo y el establecimiento de la democracia. En las dificultades sin medida que el uno tuvo que vencer, y la holgura con que el otro vio coronarse su obra, ahí está la diferencia de los dos varones perilustres, ahí la superioridad del uno sobre el otro. Bolívar, en varias épocas de la guerra, no contó con el menor recurso, no sabía dónde ir a buscarlo; su amor inapelable hacia la patria; ese punto de honra subido que obraba en su pecho; esa imaginación fecunda, esa voluntad soberana, esa actividad prodigiosa que constituían su carácter, le inspiraban la sabiduría de hacer factible lo imposible, le comunicaban el poder de tornar de la nada el centro del mundo real. (Washington y Bolívar-Siete tratados)