Proyecto Salón Hogar

VICENTE BLASCO IBÁÑEZ
(1867-1928)


Vicente Blasco Ibáñez escribió novelas de una gran belleza que tuvieron como centro a España y en especial su región natal: Valencia. Nació dentro de una familia acomodada de origen aragonés y manifestó su vocación literaria desde muy temprano, comenzando a escribir desde los doce años.

Dejó su casa a los catorce años de edad y se radicó en Madrid sufriendo: "Hambre y miseria", hasta conseguir trabajo al lado de un escritor, sólo para ser obligado a regresar a su hogar poco tiempo después y a estudiar abogacía contra su voluntad.

Aparte de la lectura, se dedicó Blasco Ibáñez desde muy temprano a la política regional, habiendo sido encarcelado por sus escritos revolucionarios en múltiples ocasiones.

Vivió en Francia, Italia y Argentina, fundando una colonia cerca a Buenos Aires a la cual llamó: "Cervantes". Al fracasar su intento y amargado, Blasco regresó a España y en 1914 al estallar la Primera Guerra Mundial, escribió su obra: "Los cuatro jinetes del Apocalipsis" con la cual adquirió fama mundial. El escritor recorrió varias veces Europa y América llegando a enriquecerse con su creación.

Entre sus obras: Novelas valencianas: Arroz y tartana, Flor de mayo (la novela del mar levantino), La barraca (la novela de la huerta valenciana), Entre naranjos, Cañas y barro (la novela de la Albufera), Sónnica la cortesana, Cuentos valencianos, La condenada. Novelas sociales: La catedral, El intruso, La bodega, La horda (obra fuerte y conmovedora).

Novelas psicológicas: La maja desnuda, Sangre y arena, Los muertos mandan, Luna Benamor.

Novelas americanas: Los argonautas (el tema es la emigración), La tierra de todos ( tema es la colonización).

Novelas de la guerra: Los cuatro jinetes del Apocalipsis, Mare Nostrum, Los enemigos de la mujer. Novelas históricas: El Papa del mar, A los pies de Venus, En busca del Gran Kan, El caballero de la Virgen.

Novelas de aventuras: El paraíso de las mujeres, La reina Calafia, El fantasma de las alas de oro. Novelas cortas: El préstamo de la difunta, Las novelas de la Costa Azul, Las novelas del amor y de la muerte, El adiós de Schubert.

Libros de viajes: En el país del arte, Oriente, La Argentina y sus grandezas, La vuelta al mundo de un novelista.

Varias de sus novelas han sido llevadas al cine y la mayoría de ellas han sido traducidas a diferentes idiomas.

Blasco Ibáñez fundó el periódico El pueblo. Dijo alguna vez el gran escritor: "Para escribir novelas hay que haber nacido novelista y nacer novelista es llevar dentro de sí el instinto, que hace adivinar el alma de las cosas, asir el detalle saliente que evoca la imagen justa, poseer la fuerza de sugestión necesaria para que el lector tome como realidad lo que es obra pura de fantasía. El que no posea este poder, por grande que sea su talento y su ilustración, escribirá un libro interesante, correcto y hasta hermoso al pretender escribir una novela; pero no escribirá nunca una novela".
Blasco Ibáñez murió en Menton, Francia.

APARTES:

Se ha fijado, señor Bautista, en toda esa gente?. Ayer hablaban pestes de usted y su familia, y bien sabe Dios que en muchas ocasiones les he censurado esa maldad. Hoy entran en esta casa con la misma confianza que en la suya y los abruman bajo tantas muestras de cariño. La desgracia les hace olvidar, les aproxima a ustedes. Y tras una pausa, en la que permaneció cabizbajo, dijo, golpeándose el pecho: "Créame a mí, que los conozco bien; en el fondo son buena gente. Muy brutos eso sí, capaces de las mayores barbaridades, pero con un corazón que se conmueve ante el infortunio y les hace ocultar las garras. Pobre gente! Qué culpa tienen si nacieron como bestias y nadie los saca de su condición?. Aquí lo que se necesita es instrucción, mucha instrucción". (La barraca)

Salta, Rafael, dijo Cupido. Apóyate en mí; el agua desciende y la barca está muy baja.
Rafael se deslizó en su bote blanco, manchado por el agua rojiza. El barbero movió los remos; comenzaron a alejarse.

Adiós! Adiós! Muchas gracias! gritaban desde el balcón la tía, la doncella y toda la familia del hortelano. Rafael, abandonando el timón, con el rostro vuelto a la casa, sólo veía aquella arrogante figura que agitaba un pañuelo saludándolos. La vio mucho tiempo, y cuando las copas de los árboles sumergidos le ocultaron el balcón, inclinó la cabeza, entregándose al silencioso placer de saborear la dulzura que aún sentía en sus labios ardorosos. (Entre naranjos)

Comenzaba a amanecer cuando Gabriel Luna llegó ante la catedral. En las estrechas calles toledanas todavía era de noche. La azul claridad del alba, que apenas lograba deslizarse entre los aleros de los tejados, se esparcía con mayor libertad en la plazuela del Ayuntamiento, sacando de la penumbra la vulgar fachada del Palacio del Arzobispo y las dos torres encaperuzadas de pizarra negra de la Casa Municipal, sombría construcción de la época de Carlos V. Gabriel paseó largo rato por la desierta plazuela, subiéndose hasta las cejas el embozo de la capa mientras tosía con estremecimientos dolorosos. Sin dejar de andar para defenderse del frío, contemplaba la gran puerta llamada del Perdón, la única fachada de la Iglesia que ofrece un aspecto monumental. (La catedral).