1.- Un final cargado de interrogantes
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a leyenda de la Orden
del Temple comenzó a forjarse el mismo día de la muerte en la hoguera
de su último Maestre, Jacobo de Molay. Se cuenta que antes de ser consumido
por las llamas, Jacobo de Molay convocó al Rey y al Papa ante el tribunal
de Dios antes de cumplido un año, con las palabras "Dios conoce que
se nos ha traído al umbral de la muerte con gran injusticia. No tardará
en venir una inmensa calamidad para aquellos que nos han condenado sin
respetar la auténtica justicia. Dios se encargará de tomar represalias
por nuestra muerte. Yo pereceré con esta seguridad".
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asualidad o no, el
destino deparó que ese mismo año, tal y como profetizara el maestre
templario, fallecieron tanto Felipe IV como Clemente V. Poco más de
un mes después de la ejecución, el Pontífice era presa de "un dolor
insufrible que le mordía el vientre". Sus médicos comunicaron que había
muerto "a merced de unos horribles sufrimientos", posiblemente envenenado.
Del rey francés se suele decir que la muerte le sobrevino por fiebre
y gangrena de heridas ocasionadas por caída de su caballo durante una
cacería, aunque hay quien discrepa asegurando que cayó enfermo aquejado
de dolores gástricos acompañados de vómitos y diarrea, sequedad en la
boca y sed insaciable. No tenía fiebre. ¿Otro envenenamiento? Asimismo,
tres colaboradores de Felipe IV fueron hallados apuñalados o ahorcados.
¿Se había cumplido la amenaza de De Molay? Desde luego, para los que
no creemos en las maldiciones, alguien tuvo que llevarla a cabo.
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n hecho bastante
posterior nos indica que la idea de una venganza templaria contra sus
destructores estuvo fresca en el subconsciente colectivo durante largo
tiempo. Se cuenta que durante la revolución francesa, cuando la cabeza
de Luis XVI cayó bajo la guillotina, un personaje anónimo salto al cadalso
y exclamó dirigiéndose a la multitud "¡Jacobo de Molay, ya estás vengado!".
Huelga decir que el monarca francés descendía de Felipe IV. Este pasaje,
de dudosa realidad la verdad sea dicha, indica no obstante el grado
en el que las leyendas sobre la continuidad de los Templarios habían
calado entre las gentes de la época. De hecho, muchos francmasones al
conspirar contra la monarquía francesa creían sinceramente colaborar
a que se cumpliera la maldición que lanzara Jacobo de Molay antes de
morir.
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La maldición
de Jacobo de Molay
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odos estos indicios
nos hacen que nos ronde en la cabeza la posibilidad de una herencia
templaria, de un legado transmitido a espaldas de lo que la historia
afirma. Si existió un brazo ejecutor, al menos durante los años posteriores
a la caída de la orden, quizás el Temple no se extinguió tan pronto
como suelen afirmar los estudiosos. Pero... ¿esta continuidad se prolonga
hasta nuestros días? Veamos que hay de cierto en los que se proclaman
descendientes de la Orden del Temple.
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2.- Muchos aspirantes
de dudosa fiabilidad |
n
1981, la Curia romana realizó un inventario de grupos u organizaciones
que, de una manera u otra, se identificaban con la Orden del Temple. El
resultado final deparó que existían más de cuatrocientas asociaciones
repartidas por todo el mundo. En los archivos del Vaticano se han recibido
al menos unas doscientas cincuenta peticiones de restauración de la Orden
del Temple provenientes de estos colectivos. La mayoría presumen de ser
los auténticos continuadores, descendientes directos de la antigua orden
medieval, asegurando poder mostrar, cuando llegue el momento, los documentos
que avalan sus derechos sucesorios. |
tros son mas humildes.
Se limitan a decir que su intención es recobrar el "espíritu" templario
y se imponen misiones como la caridad, la lucha contra la droga o cualquier
otro ideal digno de nobleza e idealizado espíritu caballeresco. Existe,
como en todas las facetas de la vida, un tercer grupo compuesto por
chantajistas, charlatanes y gentes sin escrúpulos, dedicados a utilizar
el nombre del Temple para asegurarse una buena recaudación a costa de
crédulos e incautos. De esta forma se dedican a expender títulos y cargos,
medallas y condecoraciones, de la forma más pomposa mientras llenan
sus bolsillos con el dinero de aquellos que esperan, de esta forma,
ser parte de lo que siempre han admirado. Podríamos añadir también en
este grupo a sectas satánicas y grupos neonazis que camuflan sus actividades
bajo nombres más o menos relacionados con los Caballeros Templarios.
Y es que está comprobado que el Temple vende y tiene tirón.
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n este apartado profundizaremos
en el primer grupo de los que hemos destacado: aquellos que proclaman
ser legítimos descendientes de los verdaderos Templarios, pues es nuestra
intención investigar en esas supuestas filiaciones y descubrir si alguna
contiene ciertamente visos de realidad. Así encontramos asociaciones
con títulos como "Orden Soberana y Militar del Templo de Jerusalén",
"Ordo Militiae Crucis Templi", "Círculo del Temple y del Santo Grial",
"Tempelherren in Deutschland", "Orden de los Nuevos Templarios" y un
largo etcétera. Este legado es especialmente poderoso en Francia, lo
que no es de extrañar.
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ntes
de continuar debemos declarar que existen, por supuesto, herederos "oficiales"
de la Orden del Temple. Cuando la orden fue disuelta por bula pontificia
sus bienes fueron mayoritariamente entregados a la Orden de San Juan de
Jerusalén o Caballeros Hospitalarios (hoy llamada Orden de Malta) y a
las órdenes militares de la Península Ibérica, como es el caso de la Orden
de Montesa en España y la de Cristo en Portugal, que fueron creadas expresamente
para recibir a los caballeros templarios que participaban en la Reconquista.
En cualquier caso, no se observa en estas órdenes ninguna de las "desviaciones"
de las que fueron acusados los Templarios ni tampoco haber mantenido ritos
sospechosos de susceptibilidad. Es posible, por otra parte, que estas
órdenes no hubieran recibido la herencia espiritual y los diversos secretos
del Temple. |
3.- Dos reivindicaciones muy extendidas
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ntre
las actuales tradiciones neotemplarias, destacan dos por la aceptación
que tienen y el interés que muestran por ellas los especialistas en templarismo. |
na
es la que defiende la "Orden Soberana y Militar del Templo de Jerusalén",
con una gran actividad en todo el mundo, y que basa su legítimo legado
en una carta de transmisión fechada en 1324. Según este documento, Jacobo
de Molay fue sucedido de forma clandestina por un tal Jean-Marc Larménius
y en él constarían las firmas de todos los maestres del Temple que se
habrían ido sucediendo en la sombra hasta que en 1804 ocupó este elevado
cargo Bernard Fabré-Palaprat. |