L  a  G r a n  E n c i c l o p e d i a   I l u s t r a d a  d e l   P r o y e c t o  S a l ó n  H o g a r

 

Taller de Lectura

 

INTRODUCCIÓN

—¡Hola, amigos! Soy Sandra, y estos son mis hermanos Tati y Jaime. Yo estoy en cuarto grado. Tati está en tercero, como ustedes, y Jaime en segundo. Ya hemos llegado todos de la escuela. Dentro de un rato vendrán nuestros primos y también nuestros vecinos.

—¡Hola, buenas tardes! —dijo Andrés, el primo menor de Sandra—. Mi hermana Isabelita va a llegar dentro de un rato; está buscando información sobre el Museo de Ponce para la clase de mañana.

—Yo tengo muchos datos sobre el Museo —dijo Sandra—, papi me ayudó a buscarlos. ¡Llámala!

Isabelita estaba en cuarto grado con Sandra y Andrés en tercero con Tati. La casa de Sandra tiene un balcón muy gran­de y ellos se reunían allí todas las tardes. Hablaban de las cosas de la escuela, de lo que leían, de sus programas favoritos de televisión y de muchas cosas más. Pasaban allí mucho tiempo todos juntos, aunque el pequeño Jaime se aburría a veces y se iba a jugar a la marquesina.

 

Casi todos los días venían también sus vecinos, que eran también sus compañeros de escuela. Vivían en la casa de al lado y eran muy amigos. Osear era el mayor. Estaba en el mismo grado con Sandra e Isabelita, de manera que se ayudaban en los estudios y en las asignaciones. El papá de Osear tenía una gran enciclopedia con muchos tomos, adonde con frecuencia acudían los niños para sus tareas. Osear tenía dos hermanitas gemelas, Wanda y Marilú, que estaban en tercer grado.

En muchas ocasiones se reunían los ocho niños en el balcón, y aquello parecía una fiesta. Pero además de hablar de sus cosas, de hacer cuentos y de jugar un poco con los dos gatos de Tati, estudiaban, leían en voz alta y hacían planes para el futuro, para cuando fueran grandes.

Esa tarde estaban todos. Era miércoles. Y empezaron a hablar de Puerto Rico. Había muchos sitios que ninguno de ellos conocía todavía: La Parguera, el Yunque, la playa de Luquillo, por ejemplo, y ¡por supuesto! Vieques y Culebra.

—Qué bueno sería hacer una excursión todos juntos a esos lugares —dijo Andrés.

—Sí, pero eso va a ser difícil —dijo Wanda. —Es verdad —añadieron las gemelitas.

—Pero hay algo que podemos hacer. —Todos miraron a Osear con gran curiosidad, esperando que el muchacho les dijera la idea que había tenido—. Cuando alguno de nosotros ten­ga la oportunidad de visitar alguno de esos sitios, le tomará muchas fotos. Luego nos reuniremos todos aquí para que nos cuente todo lo que vio y nos enseñe las fotos. ¿Qué les parece?

—Bueno, es mejor que nada —dijo Isabelita.

Después de unos pocos minutos ya habían decidido hacerlo así. La primera sería Tati, que ese sábado iba a La Pargüera con una amiguita y sus papas.

 

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