El Changüí Guantanamero
													Por:  
													Jesús Risquet Bueno (La 
													Habana, Cuba) 
													
														- 
														Director: Jorge Luis 
														Canela Ciurana 
 
														- Subdirectora: Edda 
														Diz Garcés 
 
														- Subdirectora: Alina 
														Martínez Triay 
 
														- 
														Editor Jefe: Omar Segura 
														
 
													 
													Territorial y General 
													Suárez. Plaza de la 
													Revolución. Ciudad de La 
													Habana, Cuba. CP: 10698 
													
													
													
													www.Trabajadores.cu  © 
													2008. Trabajadores. Órgano 
													de la Central de 
													Trabajadores de Cuba. 
													
														
														 
														 
														
														Jesús 
														Risquet Bueno (La Habana, 
														Cuba)  
													
													El 
													Changüí sentó las bases de 
													la música folklórica 
													tradicional guantanamera en 
													la que han jugado un papel 
													fundamental las migraciones 
													haitianas 
													
														
														
														El Changüí es el género 
														musical que más se 
														aproxima al Son, oriundo 
														de la zona más oriental 
														del archipiélago cubano 
														y puede ser catalogado 
														como la célula genuina 
														de ese género. 
														 
														
														
														Durante mucho tiempo el 
														Changüí era el único 
														motivo de animación en 
														las fiestas o guateques 
														campesinos en la región 
														montañosa de Guantánamo, 
														fiesta que duraba varios 
														días. Sobre su origen es 
														preciso tener en cuenta 
														que es esta una región 
														donde confluyeron 
														diversas culturas:
														
														aborigen, hispánica, 
														africana, francesa y 
														antillana.
														
														
														 
														
														
														Guantánamo alberga 
														actualmente el mayor 
														número de descendientes 
														de haitianos, jamaicanos 
														y puertorriqueños, 
														formando grupos que aún 
														cultivan sus tradiciones 
														músico-danzarias. No es 
														casual que los 
														descendientes de 
														haitianos hayan sido en 
														todos los tiempos los 
														más relevantes cultores 
														del changüí mediante la 
														ejecución de
														
														sus instrumentos  
														principales: el tres, el 
														bongó y la marímbula. 
														
														
														La influencia notable 
														del Changüí como 
														acontecimiento innegable 
														en el sostén de la 
														identidad cultural, hizo 
														que fuera más allá del 
														mero hecho musical. 
														
														
														Cuando el Changüí bajó 
														de las montañas 
														orientales, para ser 
														introducido en las 
														ciudades, se convirtió 
														en un símbolo que 
														identificó algunos 
														barrios y familias; 
														porque la fiesta o 
														Changüí que así también 
														se le llamaba, iba de 
														casa en casa donde se 
														iban sumando 
														voluntariamente los 
														músicos. Los primeros 
														cultores del Changüí 
														fueron personas muy 
														humildes y de un nivel 
														cultural bastante bajo. 
														
														
														La clave del Changüí 
														está enmarcada en sus 
														instrumentos esenciales: 
														el tres como líder, la 
														marímbula y el bongó 
														de monte, formando 
														el llamado trío o 
														triángulo de oro. 
														 
														
														
														El tres, instrumento 
														típico para interpretar 
														la música campesina y el 
														son cubano, es su base 
														fundamental por las 
														posibilidades que brinda 
														a la interpretación y a 
														la improvisación. Se 
														dice que sin tres no hay 
														Changüí. “Es quien 
														plantea el tema, da pie 
														a la entrada del resto 
														del grupo,  dobla  la 
														melodía que hace el 
														cantante, realizando los 
														llamados pasos de calle 
														(puentes entre una y 
														otra frase), introduce 
														la descarga y conduce al 
														clímax de despedida. El 
														tresero changüisero 
														nunca pone acordes, pues 
														su instrumento tiene 
														esencialmente una 
														función melódico- 
														rítmica”. 
														
														
														El bongó de monte es más 
														grande que el normal y 
														no mantiene un patrón 
														estándar como en el son 
														sino que ejecuta 
														repartos y acentuaciones 
														similares a lo que hace 
														el quinto en la rumba; 
														además
														de ciertos 
														bramidos muy 
														característicos. 
														 
														
														
														La marímbula, un 
														instrumento casi 
														extinguido de los 
														formatos musicales 
														cubanos, juega un papel 
														fundamental en el 
														Changüí, su sonido se 
														asemeja al del bajo, 
														pero con una afinación 
														indeterminada. 
														
														
														A ellos se suman luego 
														el guayo y las maracas 
														como complemento creando 
														una sonoridad 
														incomparable. 
														
														
														Como todo acontecimiento 
														musical, el Changüí 
														desde sus inicios se 
														convirtió 
														en un medio de 
														comunicación social 
														partiendo del énfasis 
														que ponen sus autores en 
														los sentimientos e ideas 
														que expresan. 
														 
														
														
														Desde los finales de 
														siglo XIX hasta casi 
														mediados del siglo XX se 
														manifiestan un sinnúmero 
														de tocadores, bailadores, 
														cantores y creadores del 
														Changuí, del campo y de 
														la ciudad. 
														
														
														Algunos de los nombres 
														que aparecen en la 
														historia del Changüí: 
														“Chito” Latamblé, 
														Antonio Cisneros “Ñico 
														ya”, Eduardo Goulet más 
														conocido como “Pipi el 
														rey del Changüí en 
														Yateras” y director del 
														Grupo Estrellas 
														Campesinas, agrupación 
														portadora del género, 
														Asunción 
														Gainza, tresera 
														comparada con cualquiera  
														de las mejores de su 
														tiempo, María Guevara, 
														quien deslumbraba con el 
														bongó, Roberto Bauta, 
														autor del  antológico 
														tema
														
														El Guararey de Pastora, 
														la singular bailadora 
														Evelia Noblet, el 
														carismático Saturnino 
														Olivares “Nino”, hasta 
														llegar a los más jóvenes 
														y continuadores de una 
														tradición como el 
														guajiro Celso Fernández, 
														la voz obligada e 
														inconfundible de 
														“Mikiki” y la nobleza y 
														talento de Ariel 
														Daudinot “El Zorro”. 
														
														
														El Changüí tiene su 
														forma de ser cantado: El 
														tresero cogía un 
														tumbaíto (frase corta 
														introductoria y 
														reiterativa) y ahí 
														empezaba la fiesta. En 
														la actualidad todavía se 
														escuchan algunos de 
														aquellos primeros 
														tumbaítos. 
														
														
														Inmediatamente 
														comenzaban a 
														incorporarse los 
														improvisadores o 
														regineros para armar la 
														controversia. 
														Generalmente se cantaba 
														en cuartetas y los temas 
														siempre han sido la 
														mujer, la campiña, 
														asuntos domésticos, 
														sociales o políticos. La 
														eminente musicóloga Dra. 
														María Teresa Linares, 
														señala en su texto
														
														El punto cubano que 
														soneros muy ancianos 
														afirmaban que a la copla 
														se le llamaba Regina, y 
														regineros a los soneros 
														improvisadores de 
														entonces. 
														
														
														Según el investigador 
														Alberto Muguercia, 
														mientras los campesinos 
														de las regiones 
														centrales y occidentales 
														de Cuba hacían sus 
														controversias empleando 
														la décima o espinela, 
														los de los zona 
														oriental, sobre todo en 
														el sur, preferían usar 
														la cuarteta
														
														 en su 
														contrapunteo aunque 
														alguno que otro 
														utilizara décimas en muy 
														raras ocasiones. 
														
														
														Con sonoridades más 
														modernas en algunos 
														casos, el Changüí se 
														sigue cultivando en 
														nuestros días y forma 
														parte del patrimonio 
														musical de la Isla.  
													
  
												 
											 
											
											  
											
											
											
											EL CHANGÜÍ 
											 
											
											
											                                                           
											 
											
											
											
											José Cuenca Sosa 
											
											
											
											   
											
											  
											
											  
											
											
											Nació en Guantánamo, Cuba, donde se 
											licenció en Educación Musical por la 
											Universidad Pedagógica de Guantánamo 
											en 1993. Investigador  y 
											Director-Fundador del Centro de 
											Información y Documentación Musical 
											“Rafael Inciarte Brioso”. Profesor  
											de Historia y Apreciación de la 
											Música en la Universidad de 
											Guantánamo. Miembro de sección de 
											Musicología de la Unión de 
											Escritores y Artistas de Cuba 
											(UNEAC), la Unión Nacional de 
											Historiadores de Cuba, la Sociedad 
											Cultural “José Martí” y la Fundación 
											Nicolás Guillén. Preside el Comité 
											Organizador del Festival Nacional 
											del Changüí, en Guantánamo.  
											 
											
											
											Guantánamo, reservorio de la música 
											cubana, ha estado marcada en su 
											desarrollo histórico-social por 
											diversas culturas (aborigen, 
											hispánica, africana, europea y 
											antillana). Esta región fue 
											escenario de migraciones que del 
											siglo XVIII a los años 50 del siglo 
											XX partieron de Haití, Jamaica, 
											Santo Domingo, Puerto Rico y otros 
											países, y han contribuido 
											decisivamente a que su música tenga 
											un marcado acento caribeño. En la 
											actualidad Guantánamo alberga a una 
											de las mayores colonias de 
											descendientes de haitianos, 
											jamaicanos y puertorriqueños en el 
											archipiélago cubano, quienes 
											cultivan sus tradiciones 
											músico-danzarias como el bembé, 
											vodú, gagá, merengue, reggae, plena 
											y otros. 
											
											
											Entre los aportes trascendentales de 
											Guantánamo, la tumba francesa y el 
											changüí ocupan por su singularidad 
											los lugares principales. Estas  
											expresiones están unidas en su 
											devenir histórico, social y 
											músico-cultural, así como en su 
											entorno geográfico. En ambas, las 
											migraciones haitianas han jugado un 
											papel fundamental, no por 
											casualidad, descendientes de 
											haitianos han sido los más 
											destacados cultivadores de estos 
											géneros.  
											
											
											El fenómeno de las Tumbas Francesas 
											data de 1790, con las primeras 
											oleadas migratorias procedentes de 
											la isla de Santo Domingo, pues 
											fueron precisamente los esclavos de 
											los  colonos franceses  los que 
											organizaron en los cafetales 
											guantanameros estas fiestas, que con 
											la incorporación progresiva de los 
											criollos cubanos y la inevitable 
											evolución histórico- social, sin 
											perder su esencia francesa, 
											se convirtieron en elementos de un 
											folclor netamente cubano. En los 
											mismos escenarios guantanameros 
											donde se da el fenómeno de las 
											Tumbas y en su época de mayor 
											florecimiento, el siglo XIX, tiene 
											su origen el changüí, reflejo de 
											importantísimas  tradiciones 
											familiares que cristalizan a lo 
											largo de este siglo. 
											
											
											Las zonas de los actuales municipios 
											guantanameros de Yateras, El 
											Salvador, Manuel Tames y Guantánamo, 
											son la cuna de este género paralelo 
											al son, que  tiene rasgos muy 
											específicos que lo particularizan. 
											Por esta misma etapa encontramos en 
											Baracoa los nengones y el 
											kiribá, tipos de sones muy 
											antiguos que se tocan con el mismo 
											conjunto instrumental: tres, bongó, 
											marímbula, guayo (o güiro) y 
											maracas. 
											
											
											A partir de la década del 20 del 
											siglo pasado, 
											comienzan a aparecer en los barrios 
											periféricos de la ciudad de 
											Guantánamo los llamados “focos 
											changüíseros”, casas particulares 
											donde era habitual la realización de 
											toques de changüí y donde se 
											congregaban  sus más destacados 
											cultores, algunos de  los cuales con 
											el tiempo se convirtieron  en 
											figuras emblemáticas. 
											
											
											  
											
											
											PRINCIPALES CARACTERISTICAS DEL 
											CHANGÜÍ 
											
											
											En el aspecto social es una fiesta 
											campesina que se trasladó a la 
											ciudad y que puede durar hasta más 
											de una semana. El convite se celebra 
											generalmente para Noche Buena, Año 
											Nuevo, algún cumpleaños o bajo 
											cualquier pretexto. Decir en 
											Guantánamo “Vamos a un Changüí” es 
											el equivalente en otra parte de Cuba 
											a decir  “Vamos a un Guateque”. 
											Pero es 
											en lo musical donde encontramos lo 
											singular de este fenómeno 
											socio-cultural,  específicamente en 
											sus instrumentos  principales: el 
											tres, el bongó y la marímbula. 
											
											
											El tres es el instrumento líder, sin 
											él no hay changüí. Es quien plantea 
											el tema, da pie a la entrada del 
											resto del grupo,  dobla  la melodía 
											que hace el cantante, realizando los 
											llamados “pasos de calle”  (puentes 
											entre una y otra frase), introduce 
											la descarga y conduce al clímax de 
											despedida. El tresero changüisero 
											nunca pone acordes, pues su 
											instrumento tiene esencialmente una 
											función melódico- rítmica. 
											
											
											La segunda punta del “Triangulo de 
											Oro” del changüí es el bongó de 
											monte, más grande que el normal y 
											que a diferencia del  bongó en el 
											son,  no mantiene un patrón estándar 
											sino que permanentemente ejecuta 
											repartos y acentuaciones muy 
											similares al toque del Premier de la 
											Tumba Francesa y a lo que hace el 
											“quinto” en la rumba. En momentos de 
											clímax, 
											realiza además, 
											ciertos bramidos característicos. 
											Para cerrar el triangulo está la 
											marímbula, casi extinguida en los 
											formatos musicales cubanos y que en 
											el changüí juega un papel 
											fundamental, 
											realizando la función de una especie 
											de bajo pero con afinación 
											indeterminada.  
											
											
											El diálogo 
											bongó-marímbula, 
											al que se suma el tres, 
											da al changüí una riqueza 
											extraordinaria donde la herencia 
											africana es determinante. Junto a 
											ellos, el guayo y las maracas 
											mantienen un patrón regular muy 
											cercano al toque del catá de 
											la Tumba Francesa, como complemento 
											del resto de los instrumentos.
											 
											
											
											Durante toda esta etapa que va
											de 
											finales de siglo XIX
											a 
											las primeras décadas del XX, 
											encontramos numerosos tocadores, 
											bailadores, cantores, creadores, 
											tanto  del campo como de la ciudad. 
											Este  proceso continuaría hasta 
											llegar a un momento definitorio en 
											la década del 40 con la creación del 
											Grupo Changüí Guantánamo, agrupación 
											insignia del género, 
											que ha marcado su devenir histórico 
											y músico-cultural  hasta nuestros  
											días. 
											
											
											El grupo se fundó en 1945 por los 
											hermanos Latamblé Veranes: Arturo, 
											bongosero y director, 
											y Reyes  “Chito” (1916-1993), 
											tresero, así como otros músicos, 
											entre ellos Pedro Speck (1909-2000)  
											y Luís Céspedes (1909- 1991), bajo 
											la orientación de Rafael Inciarte 
											Brioso (1909–1991), 
											importante músico santiaguero, 
											radicado en Guantánamo a partir del 
											año 1927. Con esta  agrupación  se 
											estabiliza  el formato del  conjunto 
											instrumental como lo conocemos hasta 
											hoy y se agrega una pareja de baile. 
											Anteriormente, 
											el changüí se hacía a partir  de la 
											presencia de un tresero y otros 
											tocadores que podían auxiliarse de 
											objetos como el taburete o una 
											botella de cristal percutida con una 
											cuchara. En ocasiones se han 
											utilizado también el acordeón, el 
											cuatro y la guitarra, práctica que 
											no ha llegado hasta hoy. 
											
											
											Con el triunfo de la Revolución de 
											1959, 
											a propuesta de Inciarte, 
											el grupo es profesionalizado  como 
											patrimonio de la música cubana. En 
											los 60 acapara la atención de las 
											instituciones culturales, locales y 
											nacionales, siendo invitado en 1962 
											por el musicólogo Odilio Urfé al 
											Primer Festival Nacional de 
											Agrupaciones Folclóricas celebrado 
											en La Habana. A partir de aquí, su 
											presencia será habitual en  
											importantes eventos organizados en 
											la Isla y en otros países del mundo. 
											El resto de las agrupaciones de 
											changüí se mantenía en las zonas 
											profundas de la tradición y el 
											entramado social. 
											
											
											No es hasta finales de los años 80 y 
											principios de los 90 que podemos 
											hablar de un fuerte y creciente 
											movimiento changüisero, con la 
											aparición y permanencia de numerosas 
											agrupaciones en varios municipios y 
											la incorporación al sistema 
											institucional de la música de los 
											formatos más destacados.  
											
											
											Con la creación en diciembre de 1999 
											del Centro de Información y 
											Documentación  Musical “Rafael 
											Inciarte Brioso”, la atención a este 
											patrimonio músico-danzario adquirió 
											organicidad y sistematicidad. La 
											celebración de concursos para 
											autores y compositores, competencias 
											de treseros, bongoseros, 
											marimbuleros, regineros (cantantes 
											improvisadores) y bailadores, ha 
											sido un impulso decisivo para el 
											género, alcanzando su momento 
											culminante con la instauración del 
											Festival Nacional del Changüí “Elio 
											Revé”, que organiza el Centro 
											Inciarte con el auspicio de 
											Instituto Cubano de la Música  y 
											que  se realiza cada dos años desde 
											el 2003, e incluye como segmento 
											teórico el “Coloquio Rafael 
											Inciarte. Simientes, paralelos  y 
											proyecciones del Changüí”. 
											
											
											  
											
											
											 CHITO, INCIARTE, LILI, REVÉ Y 
											FORMELL 
											
											
											Las décadas del  30 y el 40 del 
											pasado siglo permiten a Chito 
											Latamblé, Rafael Inciarte Brioso y a 
											Luís “Lilí” Martínez Griñán 
											(Guantánamo 1915–La Habana 1990) 
											consolidarse como figuras 
											importantes de la música en 
											Guantánamo, alcanzando notoriedad 
											nacional. Chito despunta como 
											tresero extraordinario no sólo en el 
											changüí sino también en el son, 
											siendo codiciado por las principales 
											agrupaciones de la época. Inciarte 
											colabora con Fernando Ortiz, Odilio 
											Urfé, Argeliers León y otros 
											musicólogos, en temas como el 
											changüí, tumba francesa, el danzón, 
											la trova y las estudiantinas. 
											
											
											Lilí en 1945 se incorpora al 
											Conjunto de Arsenio  Rodríguez y 
											perfila en el piano lo que conocemos 
											como “tumbao”, en que es maestro y 
											precursor, reflejando su contacto 
											directo con el changüí, el nengón, 
											el jazz y otros géneros 
											habitualmente interpretados en la 
											región de Guantánamo. También es 
											pionero en la creación del 
											conjunto como formato 
											instrumental al fundar en 1943 en su 
											ciudad natal la agrupación “Rarezas 
											del 43”, donde aparecen cuatro 
											músicos que dos años más tarde 
											serían fundadores del Grupo Changüí 
											de Guantánamo: Chito Latamblé 
											(tres), Arturo Latamblé (bongó), 
											Luís Céspedes (contrabajo) 
											y Justo Kindelán (1918–2006) como 
											cantante.  
											
											
											En los 50 Elio Revé Matos 
											(1930-1997), 
											conocido en el barrio guantanamero 
											de la Loma del Chivo como Elio 
											“Salsita”, viaja también a La Habana 
											y funda su orquesta, 
											llevando a las pailas los toques del 
											bongó changüisero que aprendió desde 
											niño. Esta forma “rara” de tocar las 
											pailas todavía hoy no es entendida 
											por muchos, tanto en los círculos de 
											la música como en los ambientes 
											populares. Revé tuvo en su orquesta 
											a Juan Formell, 
											quien después, 
											con los Van Van, 
											popularizó el changüí más conocido 
											en Cuba y el mundo: “El Guararey  de 
											Pastora”, 
											del tresero guantanamero Roberto 
											Baute Segarra (1905-1991), 
											insertando este género en el 
											movimiento salsero. 
											
											  
											
											
											EL CHANGÜÍ  SE DICE ASÍ 
											
											
											Como autentica música del campo 
											cubano, el changüí tiene su forma de 
											cantarse. Según los más viejos 
											testigos, era el tresero quien con 
											su instrumento “cogía un tumbaíto” 
											(pequeña frase introductoria y 
											reiterativa)  y  empezaba la fiesta. 
											Algunos de estos “tumbaítos”  han 
											llegado hasta hoy: “Como baila el 
											león a las doce”, “Yuca pa’ ti 
											mamá”, ”Cada vez que te miro me 
											vuelvo un dengue”. 
											
											
											En medio del jolgorio, aparecen los 
											improvisadores o regineros y se arma 
											la controversia. Se canta desde 
											siempre a la mujer, a la propia 
											campiña o cualquier otro tema 
											doméstico, social o político. 
											 
											
											
											Los changüíseros generalmente han 
											cantado en cuartetas. Según el 
											investigador santiaguero Alberto 
											Muguercia: “Mientras los 
											campesinos de las regiones centrales 
											y occidentales de Cuba realizaban 
											controversias intercambiando 
											décimas, los de Oriente, sobre todo 
											los del sur, aunque no desdeñaban la 
											décima, utilizaban como metro 
											predilecto a la hora de 
											contrapuntear, la cuarteta”.
											 
											
											
											  
											
											
											Mi apellido es 
											Latamblé                                               
											 
											
											
											y Chito me llamo 
											yo                                                      
											 
											
											
											mi hermano toca el bongó 
											
											
											y a mí me zumba en el tré  
											 
											
											
											  
											
											
											A su vez, 
											la doctora María Teresa Linares, en 
											su libro El punto cubano nos 
											dice: “Soneros muy ancianos nos  
											comunicaron que a la copla se le 
											llamaba Regina y que se improvisaba 
											también y se le denominaba regineros 
											a los soneros improvisadores (...) 
											también en muchos ejemplos del sucu- 
											sucu y el changüí hemos encontrado 
											décimas”. 
											
											
											Un ejemplo de décima en el changüí 
											es la dedicada al gran bongosero 
											Andrés  Fistó “Taberas”: 
											
											
											  
											
											
											                                                        
											        Suena los cueros maestro
											 
											
											
											                                         
											               Pa’ que venga el 
											bailador 
											
											
											                                                      
											  Hombre sencillo y de honor 
											
											
											                                                      
											  De este género el más diestro 
											
											
											                                                
											        Este bongosero nuestro
											 
											
											
											                                                     
											   Hombre de mano ligera  
											
											
											                                                    
											    Que lleva una vida entera 
											
											
											                                                    
											    Dándole vuelta a los cueros 
											
											
											                                                    
											    Fíjense los bongoseros 
											
											
											                                                   
											     Que no hay dos como Taberas 
											
											
											En el caso del nengón y el kiribá, 
											el primero tanto en Imías (donde no 
											se hace kiribá), 
											como en Baracoa,  se canta en 
											cuartetas. El nengón de Imias se 
											hace en forma de ronda donde 
											intervienen hasta cuatro cantantes, 
											uno a continuación del otro. No 
											tiene ni guía ni coro, se canta 
											libre y siempre comienza con la 
											repetición de ¡Ey! o ¡Ay!, 
											lo que algunos estudiosos denominan 
											suspiro prolongado, llanto o grito, 
											y que se hace  también  por los 
											regineros de changüí. En Baracoa, 
											tanto el nengón como el kiribá 
											tienen un estilo de copla y 
											estribillo. Ejemplo de nengón: 
											
											
											Pero báilalo (guía) 
											
											  
											
											
											              
											                                          Para 
											ti nengón (coro) 
											
											
											                                                       
											
											
											Pero gózalo (guía) 
											
											
											                                                        
											Para ti nengón (coro) 
											
											
											                  
											
											
											A continuación el solista improvisa 
											las cuartetas: 
											
											
											  
											
											
											                                                      
											  Cógelo pa’ ti nengón 
											
											
											                                                      
											  No quiero parte ninguna 
											 
											
											
											                                                      
											  Yo me quedaré a la luna 
											
											
											                                                      
											  Como el gallo de Morón 
											
											
											  
											
											
											El kiribá, que se canta al finalizar 
											la fiesta  por la madrugada, es como 
											sigue: 
											  
											
											
											                                                      
											  Kiribá, Kiribá (coro) 
											
											
											         
											                                               
											Yo me voy pa’ la montaña (guía) 
											
											
											                                                       
											Kiribá, Kiribá  (coro) 
											
											
											                                                       
											Y no tengo mucha prisa (guía) 
											
											
											             
											                                           
											Kiribá, Kiribá (coro) 
											
											
											                                                       
											Te regalo una sonrisa (guía) 
											
											
											                                                        
											        Kiribá, Kiribá  (coro) 
											
											
											                          
											                                      
											Por que a mí tú no me engañas (guía)
											 
											
											
											  
											
											
											Y  MUCHO  MÁS 
											
											
											Los guantanameros siempre hemos 
											recibido una gran cantidad de 
											información musical a través de las 
											emisoras de radio nacionales, del  
											Caribe y América, 
											a las que se unen las estaciones de
											radio 
											y televisión 
											de la base
											naval
											norteamericana. 
											Por Guantánamo y Santiago de Cuba 
											entró la salsa 
											a nuestro país, a través de  las 
											emisoras Radio Aeropuerto 
											(Venezuela) y CMKC (Santiago de 
											Cuba). Las músicas del Caribe son 
											parte de la identidad guantanamera, 
											alcanzando como el merengue, los más 
											altos índices de preferencia, muchas 
											veces por encima de los géneros 
											locales y nacionales. 
											Hoy podemos encontrar agrupaciones 
											que fusionan
											rap 
											con kiribá,
											changüí 
											con sucu-suco, 
											con merengue, plena, danzón y otros 
											ritmos.  
											
											
											Compositores del ámbito académico 
											como Leo Brower, Pablo Ruiz 
											Castellanos (1902-1980) y Keila 
											Orozco, 
											han llevado el changüí y el nengón a 
											sus obras, a los que se une Conrado 
											Monier con sus arreglos para coros. 
											En el caso del  jazz,
											ha 
											sido importante el acercamiento de 
											músicos como el guitarrista 
											norteamericano Benjamín Lapidus y la 
											flautista canadiense Jane Bunnett. 
											
											
											Estos son los nuevos tiempos donde 
											tradición y modernidad se dan la 
											mano para perpetuar  LA MAGIA DE LO 
											AUTÉNTICO. 
											
											
											Bibliografía 
											
											  
											
											
											Alén, Olavo. La Música de las 
											Sociedades de Tumba Francesa en Cuba. 
											Editorial Casa de  las Américas. La 
											Habana. 1986.  
											
											
											  
											
											
											Cuenca Sosa, José; Yadira Bonome. 
											Grupo Changüí Guantánamo: Música, 
											Historia y Tradición. Guantánamo 
											2003. Archivo Centro Inciarte 
											(documento inédito). 
											
											
											  
											
											
											Gómez Blanco, Ramón; María Josefa 
											Sánchez Heredia. Lilí Martínez: 
											El Clásico del Son. Guantánamo. 
											Biblioteca Provincial. 1999 
											(documento mecanografiado). 
											 
											
											
											Inciarte, Rafael; Luis Morlote. 
											Breve Historia  del Changüí  y sus 
											componentes. Guantánamo. 1949. 
											Archivo Centro Inciarte (documento 
											mecanografiado). 
											
											
											Linares, María Teresa. El
											punto
											cubano. 
											Editorial Oriente. Santiago de Cuba. 
											1999. 
											
											
											Muguercia, Alberto. “Estribillo, 
											copla y poesía en el Son cubano”. 
											Seminario del Son 1980. Biblioteca 
											Provincial  Guantánamo. (Documento 
											mimeografiado).   
											
											
											Orozco, Danilo. “Changüí y 
											Cumbancha: Ahora sí 
											(changüíseros in  memoriam)”. Notas 
											musicológicas  al CD homónimo. 
											Estudios de Grabaciones Siboney. 
											EGREM. Santiago de Cuba.
											 2003. 
											
												 
												
													 
												
													 
												
													
													
													
													
													
													
													ILUSTRACIONES CUENCA SOSA 
													
													
													  
													
													
													
													 
													  
													
													
													Instrumentos 
													de la Tumba Francesa, de 
													izquierda a derecha, 
													Tambora, Catá y las tres 
													tumbas denominador común 
													que se da a los tambores 
													principales (Bulá, Premier y 
													Bulá segón). También se 
													emplean unos sonajeros de 
													lata llamados chachás.
													 
													
													 
													 
													
													 
													  
													
													  
													
													
													Instrumentos 
													del Changüí: bongó, maracas, 
													guayo, tres y marímbula.
													 
													
													
													Algunos 
													reconocidos músicos de 
													origen haitiano... 
													  
													
													  
													
													
													José Luís 
													Céspedes Fournier. 
													Contrabajista, bongosero y 
													bailador fundador del grupo 
													Changüí Guantánamo; el 
													famoso “Pepe Luís” del Son 
													“Guantánamo”, interpretado 
													por el Septeto Habanero y 
													Abelardo Barroso. 
													 
													
													
													 
													  
													
													  
													
													
													Miguelito 
													Cuní y Reyes “Chito” 
													Latamblé, descargan en casa 
													de este último, en ocasión 
													del Festival Nacional del 
													Son, Guantánamo 1980. 
													 
													
													
													 
													  
													
													  
													
													
													Elio Revé 
													Matos, llevó a las pailas 
													los toques del bongó 
													changüisero. 
													 
													
													
													 
													 
													
													
													
													  
													
													
													Roberto 
													Baute, tresero y autor de 
													“El Guararey de Pastora”,
													 
													
													
													el changüí 
													más conocido en el mundo. 
													
													
													  
													
													  
													
													
													Pastora 
													Lluany Chauyous (1916), 
													mujer que inspiró este 
													changüí. 
													  
													
													 
											 
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