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Icarito   
Icarito
La Fonda de los
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El ferrocarril

El nacimiento del ferrocarril se asocia a la invención de la máquina de vapor. Entre 1827 y 1850 se inició la construcción de este medio de transporte en todos los países desarrollados del mundo. Posteriormente se empezó a experimentar con la tracción eléctrica y la Diesel. Desde finales del siglo XX se ha promocionado la investigación y la creación de trenes de alta velocidad que compitan con el automóvil y con el avión.

Las vías ferroviarias

Las vías

Si hablamos del ferrocarril, inmediatamente pensamos en las vías. Sin embargo, las vías tienen dos mil años más que la locomotora.

El hombre descubrió tempranamente que era más fácil tirar de un carro o trineo si preparaba dos surcos de piedras lisas o de tablas de madera paralelos entre sí, o los cavaba en un camino rocoso. Este último tipo de vía era utilizado por los griegos para llevar sus carros adornados a los templos durante las festividades religiosas. Habían construido también un tipo de remolque con vías de madera para transportar naves a través del istmo de Corinto. Los griegos habían descubierto que un hombre o un caballo podían arrastrar una carga ocho veces más pesadas si lo hacían sobre una vía en lugar de hacerlo sobre un camino irregular. También los romanos cavaron surcos en muchos de sus caminos.

Como otras tantas técnicas de la antigüedad, esta también se perdió durante la Edad Media. En el siglo XV o XVI las vías vuelven a aparecer probablemente por primera vez en las minas alemanas, que eran las mejor instaladas en toda Europa, en las cuales las cargas se transportaban en pequeños vagones. Hacia fines del siglo XVI, los alemanes llevaron a Inglaterra el "Tramway", como lo llamaban en este país, para modernizar sus minas, y así fue como llegaron las vías al país que luego sería la cuna del ferrocarril.

Las vías de estas minas estaban formadas por dos maderos separados entre sí por pocos centímetros; del eje de la vagoneta sobresalía un perno de hierro que entraba en ese espacio y evitaba que las ruedas se deslizasen de los maderos.

Alrededor de 1630 se le ocurrió a un tal Beaumont unir ambos maderos con durmientes y aumentar también la distancia que los separaba. Al desgastarse estas vías de madera por los pesados vagones, Beaumont colocó sobre ellas hierro plano; luego, por el mismo motivo, también las ruedas se fabricaron de este material.

Hacia fines del siglo XVIII se le ocurrió a un ingeniero inglés colocar en las ruedas la protuberancia que antes estaba en las vías, lo que resultó mucho más práctico para el deslizamiento del vagón.

La primera locomotora

En todas partes había mercaderías que tenían que ser transportadas rápidamente y con seguridad de un lugar a otro, así como habían personas que querían viajar cómodamente y con rapidez.

Para obtener a bajo precio fuerzas motrices considerables, varios inventores pensaron en la unión del vapor y la rueda. Los primeros frutos de esa asociación fueron verdaderos monstruos. En 1769, el francés Nicolas Cugnot construyó un coche de vapor, su pesado "fardier" (carromato), que consistía en una máquina de vapor montada sobre un carro de tres ruedas. El técnico norteamericano Oliver Evans, construyó años después un coche de vapor que no logró imponerse. William Murdock, en Inglaterra, hacía experimentos con una máquina de Watt. Todos estos ensayos fueron fracasos.

En 1829, el ingeniero británico George Stephenson (1781-1848) diseñó la locomotora Rocket, que transportaba cargamento y pasajeros a una velocidad superior a la conseguida hasta aquel momento. Dirigió la construcción de la primera vía férrea pública del mundo (Stockton-Darlington, 1821-1825)

Richard Trevithick, un joven ingeniero de minas de Cornwall, en la década del 90 del siglo XVIII se entusiasmó con la idea del vehículo de vapor y preparó en su taller un par de pequeños modelos de locomotoras. Trevithick, entre 1801 y 1804 terminó su primer coche grande de vapor: una enorme caja de hierro sobre ruedas con una chimenea en el centro, alrededor de la cual se habían instalado varios asientos para los viajeros. Colocó sobre los raíles su máquina de vapor, y recorrió nueve millas y media en cuatro horas y cinco minutos. He aquí la primera locomotora. Años después presentó la segunda, pero no tuvo demasiado éxito. La gente estaba convencida de que las ruedas patinarían sobre la superficie lisa a medida que se aumente su peso.

George Stephenson, llamado por muchos el "padre del ferrocarril" no compartía esa opinión generalizada, y tras haber reparado muchas locomotoras y haber construido otras, realizó al fin, en 1829, la primera línea utilizable destinada no sólo a las vagonetas de carbón, sino también a los viajeros. El 27 de septiembre de ese año, la Locomotion Nº 1 arrastró un tren cargado con 600 pasajeros a lo largo de los 35 kilómetros que separan Stockton de Darlington, y se convirtió así en el primer viaje en ferrocarril. El mismo Stephenson guió la máquina, que arrastraba seis vagones con carbón y harina, un vagón para los invitados especiales, veintiuno más para pasajeros comunes y finalmente cinco vagones carboneros; en total treinta y tres.

En 1829 se proyecta una línea Liverpool-Manchester. Los señores sesudos dudan entre los caballos y las locomotoras. Finalmente se deciden por las últimas. En este tramo ferroviario tuvo lugar una competición entre varias locomotoras presentadas por sus propios constructores, y que fue ganada por la Rocket de Stephenson.

A partir de 1830 surgen en Inglaterra múltiples líneas de ferrocarril. Después vienen las grandes líneas. La Londres-Birmingham se inaugura en 1838; la siguen las líneas de Londres-Newcastle, Londres-Edimburgo y Londres-Bristol.

Robert Stephenson no sólo perfecciona cada vez más las locomotoras de su padre George, sino que estudia metódicamente el problema de la infraestructura: desmontes, balasto y colocación de los raíles. Traza la mayor parte de las vías en Inglaterra y en el extranjero. Posteriormente, también debió construir puentes, los hizo metálicos, para realizar sus obras.

El progreso de Gran Bretaña en este terreno sirvió a otras naciones, y así es como cada una comienza a proyectar su propio sistema ferroviario.

Para los americanos, empeñados en reconocer todo su inmenso territorio, era vital llegar cada vez más lejos y con mayor rapidez, buscando también la comodidad. A partir de 1870, George Pullman hace del tren un palacio. En las grandes líneas hay bar, fumador, tapices, artesonados, etc.

Hacia mediados de siglo XX, el tren consiguió o su mayoría de edad: alcanza velocidades del orden de los 100 kilómetros por hora. Para alcanzar tal grado de perfección muchas cosas mejoraron: por ejemplo, se aumentó el volumen de la caldera y el diámetro de las ruedas.

La moderna locomotora nace de tres nuevos perfeccionamientos. Primero, el acoplamiento del cilindro de alta presión con el cilindro de baja, para reducir la pérdida de energía; luego el aumento de la temperatura de los 200º C a los 300º C; por último, en 1868 George Westinghouse inventa el freno de aire comprimido que reemplaza a los guardafrenos y sus incómodos frenos de mano.

Tipos de trenes

Con el tiempo, el ferrocarril se ha diversificado, dando paso a variados tipos de trenes, tales como:

El tren de cremallera: En 1862 el suizo Niklaus Riggenbach inventó el ferrocarril de cremallera, destinado a rodar por vías con una pendiente superior al 6%. Para construirlo se inspiró en el sistema del inglés John Blekinsop. La Blekinsop de 1812, máquina de caldera común, no tubular, es una locomotora para trenes de mercancías, que marcha a una velocidad muy reducida y además, circula por vías de cremallera. El tren de cremallera que sube la pendiente más pronunciada (47%) es el del monte Pilatus, en Suiza.

Tren de alta velocidad japonés Shinkansen (tren bala) cruzando el río Fuji, con el Fuji Yama al fondo.

El monorraíl: El primer monorraíl o monocarril se construyó en Irlanda en 1889. Se trata de un transporte compuesto de vehículos que circulan por una plataforma de rieles o vigas, por lo general elevada sobre la superficie. Hay dos tipos básicos de monocarriles: el monocarril suspendido, donde los vehículos cuelgan bajo la estructura, y el monocarril sustentado, en el cual los vehículos apoyan sus ruedas sobre los rebordes interiores de los rieles.

Trenes de alta velocidad: Son los trenes de finales del siglo XX que recorren largos trechos a muy alta velocidad, compitiendo prácticamente con el avión. Los más conocidos son el TGV (Train à Grande Vitesse) francés y el tren bala japonés.
Los Japanese National Railways inauguraron su primera línea de gran velocidad Tokio-Osaka (515 km) el 1 de octubre de 1964. La velocidad máxima de estos trenes-bala es de 210 km/h.
Los estudios de cara a la creación de un tren de alta velocidad (TGV) comenzaron en Francia en 1967, año en que se realizó el primer tren de turbina de gas, denominado TGS. En 1978 fue entregado el primer tren eléctrico TGV. El TGV alcanza en la actualidad los 260 kilómetros por hora.

Historia del Ferrocarril en Puerto Rico

El Tren...
  Recuerdos y Nostalgia

La historia del ferrocarril de Puerto Rico se inicia en 1888, cuando un ingeniero español obtuvo una franquicia para construir y operar un ferrocarril por la costa alrededor de la Isla. En el 1902, una corporación de Nueva York, la American Railroad Company, se hizo cargo de las operaciones. Por mucho tiempo, la única vía (con cambio en las estaciones) corría desde San Juan a Camuy y desde Aguadilla a Ponce. Durante este período el correo entre Camuy y Aguadilla se repartía a caballo. Pero, en la primera década de este siglo se construyó un túnel en el resto de la sección entre Camuy y Aguadilla, y Puerto Rico pudo alardear de un ferrocarril que iba de San Juan a Ponce, pasando por Mayagüez.

 


1920's Estación del Ferrocarril,
American Railroad Station,
San Juan, PR.  A la derecha se
puede apreciar la Porto Rico
Mercantile Co.

 

A lo lejos, en la oscuridad de la noche tropical, podía escucharse el excitante sonido del pito del tren, pues, la compañía, no solamente operaba trenes de carga después del anochecer, sino que, ofrecía servicio de coche cama entre Ponce y San Juan.

La Administración reconocía diferencias de clase económica entre los pasajeros proveyéndoles vagones de primera clase con asientos rectos de paja y asientos de madera para segunda clase. Las tarifas eran razonables. Para el 1950, un boleto de primera clase entre San Juan y Mayagüez costaba $1.50 y el de segunda clase, 95 centavos.

El tren número 1 partía de la estación de San Juan a las 7:00 a.m. y llegaba a Ponce alrededor de las 5:00 p.m.

Los vendedores invadían los coches en cada estación. Algunos pueblos llegaron a conocerse por sus delicias particulares. En Vega Baja (estación) se vendían pajuiles, dulces de coco, frutas y la semilla del anacardo. En Arecibo la empanadilla de cetí y en Isabela el queso de hoja. Cuando el tren, con su vaivén que arrullaba la sabana, pasaba por los Valles del Cibuco, los pasajeros se quedaban extasiados mirando a los hombres que macheteaban espigas de esperanzas en los cañaverales. El panorama cambiaba según el tren avanzaba. Huertos de toronjas, sembrados de piña, desoladas extensiones de arena blanca, cañaverales e ingenios azucareros quedaban al alcance de la vista. Se veían las manos, como palomas, decir adiós y mujeres a la orilla de los ríos que levantaban la vista hasta ver perder el tren en la lejanía.


 

(Tranvía de Cataño)

En el 1947 se radicó una petición de quiebra. Mariano Acosta Velarde, abogado del ferrocarril por muchos años, comentaba que tal vez este haya sido el único caso de quiebra en que se pagaron todas las reclamaciones de los acreedores. Posteriormente la línea se reorganizó como la Puerto Rico Railroad and Transport Company con la mayor parte de las acciones en manos de los trabajadores. Finalmente el servicio de ferrocarril a San Juan, fue descontinuado al igual que todos los trenes de pasajeros. En el 1957 se dieron por terminadas las operaciones.

No sabemos si algún día la gente volverá a ver el atardecer o la madrugada a través de las ventanas de un tren. . . no sabemos si el rocío mañanero acompañara al pregón del campesino en una renovada estación. Lo que sí sabemos es que sobre esos rieles que han quedado en el olvido se escribieron canciones y poesías que aún se acunan en los corazones borincanos. Esos corazones que quedaron varados en el andén del tiempo. . .

Referencias tomadas de: De San Juan a Ponce En El Tren, Jack Delano, Univ Puerto Rico; ISBN: 0847721175; (June 1990)


Central Lafayette, Arroyo, PR

La Máquina
(Plena)
Compositor: Manuel Jimenez "Canario" (1895 - 1975)
Intérprete: Tony Croatto (20 Exitos Navideños)

(Coro)
La máquina patinaba
Cuando salió de San Juan.
Bayamón, el Dorado, Vega Alta,
En Vega Baja volvió a patinar.
La máquina patinaba
Cuando salió de San Juan.

Manatí que es mi pueblo querido,
Barceloneta de Sixto Escobar,
Arecibo, Camuy con Hatillo
En Quebradillas volvió a patinar.

(coro)

Ya pasamos del río Guajataka
Y en el túnel ya vamos a entrar,
Luego viene Isabela, Aguadilla
y en Rincón ya volvió a patinar.

(coro)

A Mayagüez vamos entrando de noche,
Ya cansados de tanto viajar.
San Germán, Hormigueros y Añasco,
En Cabo Rojo volvió a patinar.

(coro)

Ya llegamos a Sabana Grande,
Luego Yauco y Guánica central,
Y despues de pasar Guayanilla,
Vamos a Ponce la estación final.

(coro)


 

    La Tragedia del 7 de noviembre de 1944
Por Haydee E. Reichard de Cancio
Especial para El Nuevo Día - 7 de diciembre de 1996, Por Dentro, página 116

Los titulares del periódico EL MUNDO, del ocho de noviembre de 1944, leían así: LOS POPULARES BARRIERON Y ONCE MURIERON EN AGUADILLA; Tren quedó destrozado en un desnivel.

Entre los recuerdos de mi niñez se encuentra el haber ido con mi padre el Lic. Hector Reichard y mi hermano Hector Jr., en la mañana del ocho de noviembre hasta el lugar llamado el paso a nivel, en Cuesta Vieja de mi pueblo. La impresión que sentí en aquel entonces al ver el tren descarrilado, la atmósfera llena de humo, los muertos mutilados y heridos cubiertos de sangre, es lo que me ha motivado a escribir este artículo cincuenta y dos años más tarde.

El día siete de noviembre de 1944 se iban a celebrar las elecciones generales en Puerto Rico. Muchos de los electores que votaban en la Isla habían tomado el tren Núm. 3 a las nueve de la noche de ese lunes en San Juan. Según se iba deteniendo el tren en las estaciones de la ruta aumentaba el número de pasajeros. El tren, que traía una hora de atraso, se detuvo en el desvío Jimenez, de Aguadilla, cerca de las dos de la mañana para cambiar de maquinista y fogonero con los del tren Núm. 4 que iban para San Juan. El taller de Mayagüez había enviado a Jose Antonio Roman, de Mayagüez, para que terminara la jornada hasta Ponce. El señor Roman, quien era maquinista de tren de carga, no tenía ninguna experiencia con trenes de pasajeros. La máquina Núm. 72 llevaba seis coches con cientos de pasajeros quienes iban a ejercer ese día su derecho al voto y soldados que se encontraban estacionados en Borinquen Fields, y dos vagones de carga.
 

A eso de las 2:20 de la madrugada del 7 de noviembre, el tren Núm. 3 comenzó a bajar por el sector Cuesta Vieja de Aguadilla a una velocidad exagerada, cuando de repente, al llegar al lugar conocido como el paso a nivel, se le vio descarrillarse, y estallar al saltar la vía. Seguidamente un vagón de carga se incrustó en uno de los coches de pasajeros. De acuerdo con el informe del Jefe de la Policía, Guillermo Arroyo: "se destrozó la máquina, el vagón de expreso y tres vagones de segunda clase".

En otro parte de prensa el señor Oscar Valle escribió para  EL MUNDO, "la máquina sufrió una terrible explosión al descarrilarse y el impacto fue tan fuerte que tres vagones quedaron convertidos en fantástico montón de escombros".

  


 

Dieciséis personas murieron y casi cincuenta personas resultaron heridas al descarrillarse el tren.

Mario Valentin Ruiz, de Mayagüez, fogonero de la máquina accidentada, fue entrevistado por el señor Oscar Valle, corresponsal del periódico El Mundo en Aguadilla, y relató lo siguiente antes de morir a causa del accidente: "Era imposible reducir la velocidad, y menos cuando empezaba a descender la cuesta".

Tan pronto ocurrió el desastre se escucharon las campanas de la Alcadía y de la Iglesia pidiendo ayuda de la ciudadanía. Mientras tanto los vecinos del sector Cuesta Vieja comenzaron a ayudar a sacar a los heridos. Muchos pusieron a su disposición sus vehículos como lo fue don Jose (Cheo) Cortes, que en su guagüita llevó a varios de los heridos al Hospital de Distrito de la localidad. Allí el galeno aguadillano y entonces director del Hospital, Raul R. Acosta y los doctores Fernando Vallecillo y Julio Gil se dieron a la triste, pero necesaria tarea de atender a los heridos, Cuatro militares heridos fueron llevados al Hospital de Borinquen Fields (luego Ramey).

El señor Luis Fernandez Lourido, maquinista de la American Railroad Co. se encontraba durmiendo en su casa y al sentir la explosión saltó de la cama, tomó una locomotora en la estación y en minutos llegó al lugar de la tragedia. Allí ayudó a sacar las victimas de los escombros. Todavía hoy recuerda con exactitud aquella madrugada de 1944, insistiendo en que el error fue del taller de Mayagüez, al enviar a un maquinista inexperto. Añade que siente una gran satisfacción porque por tres días condujo la máquina del socorro.

Esa noche en el tren viajaba doña Obdulia Ramos, de Hato Rey, quien salvó a su pequeño hijo, Hipolito Rodriguez, al lanzarlo al balcón de doña Dominga Mendez contiguo a la vía. Cuenta doña Carmen Cruz Vda de Cortes que el niño no sufrió daños al caer y que luego fue llevado al hospital donde la enfermera Julia Ortiz cuidó de él y la madre.

En otro incidente similar don Pedro Antonio Gonzalez quedó atrapado al descarrillarse el tren, sufriendo una fractura en un pie. Al ver que su esposa Lydia Torres estaba atrapada por una viga, y su hijito de ocho meses no podía salir, rompió el cristal de la ventana con el puño logrando sacar al niño y se lo entregó a una señora que estaba cerca.

Volvió don Pedro Antonio a arrastrarse para poder salvar a su esposa y tan grande fue el esfuerzo por levantar la viga que la presionaba, que perdió el conocimiento. Minutos más tarde la brigada de rescate llegó al lugar y la familia fue llevada al Hospital de Distrito.

Existe otra historia que recibimos de don Luis Fernandez que cuenta así: "Recuerdo a una criatura de un año. La encontramos con vida en unos arbustos. La madre viajaba hacia Sabana Grande y cuando vio que iba a morir, la lanzó por la ventana siendo más tarde encontrado el cadáver de aquella valiente mujer del coche 2". No hemos podido encontrar el nombre de la valiente madre ni el de la niña. Sin embargo, doña Ligia, esposa de don Luis, me comentó que una vecina le dijo que hacía poco la niña había estado por Aguadilla.

American Railroad Station
San Juan, PR (1915-20)

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El 20 de septiembre de 1953 cesaron las operaciones de la American Railroad Co. en Puerto Rico. Creo que el Gobierno de Puerto Rico cometió un gran error al terminar con este medio de transportación que era de tanta utilidad para los puertorriqueños. El haber vendido al sector privado los terrenos del pueblo de Puerto Rico fue otro gran error. Muy bien esas vías podían utilizarse hoy día con trenes modernos para llevar pasajeros y carga alreadedor de la Isla. Hoy, 43 años más tarde, se habla de un tren urbano para la zona metropolitana por la congestión de tráfico que existe allí. Pero comento yo: ¡qué bien nos vendría a nosotros, los llamados de La Isla, el tener todavía nuestro ferrocarril para movernos por la isla y para ir a San juan, aun cuando: "La máquina patinaba cuando salió de San Juan.  . . y en Aguadilla volvió a patinar".

 

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