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O b r a    d i s e ñ a d a   y   c r e a d a   p o r   H é c t o r  A.  G a r c í a  [ver] 

La definición de ser, Puertorriqueño...

El Puertorriqueño:

Color moreno, frente despejada,
mirar lánguido, altivo y penetrante,
la barba negra, pálido el semblante,
rostro enjuto, nariz proporcionada.

Mediana talla, marcha compasada;
el alma de ilusiones anhelante,
agudo ingenio, libre y arrogante,
pensar inquieto, mente acalorada.

Humano, afable, justo, dadivoso,
en empresa de amor siempre variable,
tras la gloria y placer siempre afanoso.

Y en amor a su patria insuperable!
Este es, ano dudarlo, fiel diseño
para copia un buen puertorriqueño.

Manuel Alonso  (1822-1889)  en su libro El Gibaro

 

Hacia los inicios de los años 1800s comienza a definirse la personalidad criolla puertorriqueña. Nace a su vez el deseo en algunos de independizarse de España y tomar el control de su propio destino. Aquí a través de la mano de algunos poetas puertorriqueños podemos ver ese amor por la patria, la tierra que les vio nacer. De esta época se destacan poetas como: Alejandrina Benítez, Manuel Alonso, Alejandro Tapia y Rivera, Santiago Vidarte, Lola Rodriguez de Tió, Daniel de Rivera, y uno de mis favoritos José Gautier Benítez.

 

José Gautier Benítez

Antirromanticismo y Premodernismo

Antirromanticismo y Premodernismo: La segunda mitad del siglo XIX se caracteriza por su apertura a otras corrientes estéticas, especialmente las de Francia. Los autores en la Isla intentan "modernizarse" o ponerse a la par con el resto del mundo.

Este siglo también ve un aumento en la producción literaria. Esta literatura de mitad de siglo, es diversa y aparentemente distinta de la anterior, su fin es recalcar el carácter propio de la obra creada.

Algunos de los autores que se distinguen en este periodo lo son José Gualberto Padilla, Lola Rodríguez de Tío, José de Jesús Domínguez, Manuel Zeno Gandia, Luis Muñoz Rivera, Francisco Gonzalo Marín (Pachín), y José Mercado.

Lola Rodríguez de Tío

José de Jesús Domínguez

Manuel Zeno Gandia

Luis Muñoz Rivera

Francisco Gonzalo Marín

José Mercado

Manuel A. Alonso

Luis Llorens Torres


José Gautier Benítez: (1851-1880)

Considerado como uno de los mejores poetas románticos de la literatura puertorriqueña. La patria adquiere en su poesía varias caras complementarias: se convierte en la amada, en un paraíso terrenal, y en la vid y la poesía mismas del poeta. Su popularidad se fundamenta en esa capacidad de hacer la patria a la vez concreta —mujer, jardín, poesía —y hermosa. Pero a la vez inofensiva y limitada.

A Puerto Rico (Ausencia)

Puerto Rico, Patria mía,
la de los blancos almenares,
la de los verdes palmares,
la de la extensa bahía:

Que hermosa estas en las brumas
del mar que tu playa azota,
como una blanca gaviota
dormida entre las espumas!

En vano, patria, sin calma,
muy lejos de ti suspiro:
yo siempre, siempre te miro
con los ojos de mi alma:

En vano me trajo Dios
a un suelo extraño y distante:
en vano esta el mar de adelante
interpuesto entre los dos:

En vano se alzan los montes
con su manto de neblina:
en vano pardas colinas
me cierran los horizontes:

con un cariño profundo
en ti la mirada fijo:
para el amor de tu hijo
no hay distancia en el mundo!

Y brota a mi deseo
como espléndido miraje.
ornada con el ropaje
del amor con que te veo.

Te miro, si, placentera
de la Isla separada,
como una barquilla anclada
muy cerca de la ribera.

Do el viento sobre las olas
te lleva en son lastimero,
del errante marinero
las sentidas barcarolas;

Y céfiros voladores
que bajan de tus montañas,
los murmullos de tus cañas,
los perfumes de tus flores.

El mar te guarda, te encierra
en un circulo anchuroso,
y es que el mar esta celoso
del cariño de la tierra;

Y yo, patria, que te quiero,
yo que por tu amor deliro,
que lejos de ti suspiro,
que lejos de ti me muero.

Tengo celos del que mira
tus alboradas serenas,
del que pisa tus arenas,
del que tu aliento respira.

Tu das vida a la doncella
que inspira mi frenesí,
a ella la quiero por ti,
y a ti te quiero por ella.

Ella es la perla brillante,
en tus entrañas formada,
tu, la concha nacarada
que guarda la perla amante.

Es paloma, que en la loma
lanza su arrullo sentido,
y tu, patria, eres el nido
donde duerme la paloma:

Si yo te vi indiferente,
si mi amor no te decía,
ay patria, yo no sabia
lo que es el llorar ausente!

Mas hoy que te ven mis ojos
de tu mar entre las brumas,
como una ciudad de espuma
forjada por mis antojos:

Hoy que ya se lo que vales,
hija del sol y del viento,
que helare mi sangre siento
con las brisas invernales;

Hoy diera, en la tierra hispana,
el oro que el mundo encierra,
por un puño de tierra
de mi tierra Borincana.

A Puerto Rico (Regreso)

Por fin corazón, por fin
alienta con la esperanza,
que entre nubes de carmín,
del horizonte la confín,
ya la tierra a ver se alcanza.

Luce la aurora en oriente
rompiendo pardas neblinas,
y la luz, como un torrente,
se tiende por la ancha frente
de verdísimas colinas.

Ya se va diafanizando
de la mar la espesa bruma;
el buque sigue avanzando,
y va la tierra brotando
como Venus de la espuma.

Y allá sobre el fondo oscuro
que sus montañas le dan,
bajo un cielo hermoso y puro,
mi bellísimo San Juan.

Y aunque es ciudad amada
mis afecciones encierra,
con el alma entusiasmada,
yo no me acuerdo de nada
sino de ver es tierra.

Perdonadle al desterrado
ese dulce frenesí;
vuelo a mi mundo adorado,
y yo estoy enamorado
del la tierra en que nací!

Para poder conocerla,
es preciso compararla,
de lejos en sueños verla;
y para saber quererla
es necesario dejarla.

Oh!, no envidie tu belleza,
de otra inmensa población
el poder y la riqueza
que allí vive la cabeza
y aquí vive el corazón.

Y si vivir e sentir,
y si vivir es pensar,
yo puedo, patria, decir
que no he sabido vivir
al dejarte de mirar.

Que aunque templado y suave
no vive, no, en el ambiente
el pez de las ondas nave
ni entre las ondas el ave,
ni yo de mi patria ausente.

Patria!, jardín del mar,
la perla de las Antillas
Tengo ganas de llorar!
Tengo ganas de besar
las arenas de tus orillas!

Si entre lagrimas te canto,
patria mía, no te asombres,
porque es de amor ese llanto,
y ese amor es el mas santo
de los amores del hombre.

Tuya es la vida que aliento,
es tuya mi inspiración,
es tuyo mi pensamiento,
tuyo, todo sentimiento
que brote en mi corazón.

Que haya en ti vida primero,
cuanto ha de fijarse en mi,
y en todo cuanto vener,
y en todo cuanto yo quiero
hay algo patria de ti.

No, nada importa la suerte
si tengo que abandonarte,
que yo solo aspiro a verte,
a la dicha de quererte
y a la gloria de cantarte.

Puerto Rico (Fragmento)

Borinquen!, nombre la pensamiento grato
como recuerdo de un amor profundo,
bello jardín, de América el ornato,
siendo el jardín América del mundo.

Perla que el mar de entre su concha arranca
al agitar sus ondas placenteras,
garza dormida entre la espuma blanca
del níveo cinturón de tus riberas.

Tu, que das a la brisa de los mare,
al recibir el beso de su aliento,
la garzota gentil de tus palmare;

Que apreses en medio de la bruma,
al que llega a tus playas peregrinas,
una ciudad fantástica de espuma
que formaron jugando las orillas;

Un jardín encantado
sobre las aguas de la mar que domas,
un bucar de flores columpiando
entre espuma y coral, perlar y aromas.

Tu que en las tardes sobre le mar derramas,
con los colores que tu ocaso viste,
otro océano de flotantes llamas;

Tu que me das el aire que respiro
y vida al ritmo que de mi lira brota
cuando la inspiración en raudo giro
con su almas flamigeras azota
la frente del cantor, oye mi acento!
El santo amor que entre mi pecho guardo
te pintara su rústica armonía;
por ti lo lanzo a la región del viento,
tu amor lo dicta el corazón del bardo
y el bardo en le su corazón te envía.

Óyelo, patria! El ultimo sonido
será tal vez de mi laúd; muy pronto
partiré a las regiones del olvido.

Mi juventud efímera se merma,
y ya en su cárcel habitar no quiere
un alma melancólica y enferma.

Antes que llegue mi postrero día,
y mi cantar se extinga con mi aliento
toma Patria!, mi ultima poesía,
ella es de mi amor el testamento!
ella el ADIÓS que tu canto te envía!


José de Jesús Domínguez: (1843-1889)

Ecos de una época (XXI)

Yo siento que la patria verdadera,
la que nunca los hombres han vendido,
con los recuerdos de la edad primera.

Es tanto realidad, como quimera;
es risa con esencia de gemido;
un eco, un eco lánguido y perdido
que en el fondo del alma persevera.

Podrá la veleidad o la arrogancia
decir que es un concepto equivocado
por irse tras la gloria o la ganancia;
pero, cuando ya viejo y ya cansado
vuelve el hombre los ojos al pasado,
la patria se confunde con la infancia.

El Ángel de la muerte

Es el ángel sutil como el ambiente;
como flor de los trópico, fragante;
como linfa de lago, transparente;
radioso de fulgor como el diamante.

vestido con estola nacarina,
dibujado en el aire, semejaba
la imagen que en el agua cristalina,
copiando un ser fantástico, se graba.

Brillante como el ébano bruñido
en que el sol de la Libia reverbera,
descansan en le hombro esclarecido
los bucles de su riza cabellera.

y parecen del ángel hechicero
los ojos inspirados con que mira,
dos Arcturaus, cogidos al Boyero,
o dos Vegas, quitadas a la Lyra.

no la tinta venusta de la grana
el labio sonreído le colora;
ni la rosa de Venus, la pagana
confunde sus mejillas con la Aurora:

Es el rostro del ángel de la muerte
mas nítido que le Alba todavía;
presagio singular que nos advierte
que detrás de la tumba, raya el día.


Manuel Zeno Gandia: (1855-1939)

Fue gran novelista, considerado como uno de los mejores naturalistas de Hispanoamérica. Su poesía también fue popular en su tiempo. Sus obras pasan del romanticismo al Premodernismo y luego al modernismo. Este autor, aunque sus obras estaban plasmadas por el romanticismo, siempre se mantuvo abierto alas nuevas corrientes y esto lo podemos ver en sus obras.

Estudio del natural
XVI

Puse la mano sobre el sepulcro
donde por siempre yace Danton,
alzo la losa, registro el fondo
y de cenizas miro un montón...

Llego a la tumba de Mesalina:
masa de huesos informe vi,
polvo de forma que antes fue bella,
de alegres horas andrajo vil...

Abro la fosa de Víctor Hugo
y miro aquello que de el quedo:
ángel caído, ruina de un siglo,
noche profunda de muerto sol...

Y es todo polvo, ceniza es todo
lo que en la vida logro existir,
lo mas inmundo, lo mas villano
lo mas sublime, lo mas sutil.

Si las grandezas del pensamiento
llegar pudieron cerca de Dios,
polvo de dioses fueron, caídas
cuando la muerte las derribo.

Quien fue el osado que esculpir pudo
sobre la tierra lo secular?
Todo es escombro que le tiempo barre,
fulgor que apaga la eternidad.

Polvo es lo grande, polvo lo indigno,
lo que es tortura, lo que es placer,
y lo que inunda de luz las almas,
dulce esperanza?, polvo también.

Y así, parece que esta en la tumba
la misteriosa nivelación:
un rasante que iguala el orbe,
único sino, común crisol...

Oh, tu innegable creencia hermosa?
De este naufragio salva mi fe.
Donde la line, di que separa
luces y sombras, crimen y bien?

Cuanto en la duda mi pensamiento
perplejo y tímido vacío?
Y cuantas veces pense indeciso:
Dios será polvo, o el polvo es Dios?


Luis Muñoz Rivera (1859-1916)

Político, antagonista a José de Diego.

Abismos

Dios puso en los abismos del espacio
esos vapores tenues,
que, en nube convertidos, se coloran
con tinta suave cuando el alba viene.

La nube engendra el rayo
que esparce por doquier estrago y muerte:
culpan a Dios, que derramo en la altura
del huracán el germen!

Dios puso en le cerebro esas ideas
que poderosas crecen
y, comprimidas sin piedad, estallan
soberbias, indomables y rebeldes.

La rebelión engendra
brisas de fuego y ráfagas de muerte:
culpan a Dios que puso en el cerebro
del huracán el germen!


Francisco Gonzalo Marín

Su ideal lo era la independencia política de Puerto Rico. Marín conocido como (Pachín) muere trágicamente en la manigua cubana. Su poesía nos recuerda a Martí, con su sentimiento amargo y al mismo tiempo una voz revolucionaria de la patria. En sus versos Puerto Rico no es lo que para el romanticismo lo fue la patria: Mujer idealizada o Jardín del edén. El autor ve a su patria como una masa sumisa, lugar de origen que casi es negado o herido por amor, pero siempre un pueblo que puede ser redimido de sus propias condiciones.

En el barco (A mi Madre)

Ya voy a echarme a la mar!
Abordo el buque mambí
con el ansia de alcanzar
bien las costas de Pinar
o la punta de Maisí.

me dejo prendas hermosas
atrás, de inmensa cuantía...
Suponed si son preciosas
cuando en medio de esas cosas
me dejo la madre mía.

Pero allá tengo también,
y voy a encontrar ilesos,
laureles para mi sien,
hombres para Borinquen
y de mi hermano los huesos.

No me brinde en copa de oro
la juventud su tesoro
ni el paria su infausta suerte,
que yo me voy a la muerte,
prometido a quien adore.

Con cuanta satisfacción,
bajo el cubano pendón,
se saciara mi deseo
combatiendo en la legión
de Gómez y de Maceo!

O con que delicia extrema,
con la estrella del mambí
como fulgida diadema,
caerá, luciendo el emblema
de la tierra de Martí!

Al mirarme luchador,
madre, sentirás dolor,
pues cambia tu mozalbete
por el pomo del machete
su corona de cantor.

mas si yo te tengo a ti
como a mi madre y mi Dios,
tengo otra Madre, ay de mi!:
-la Patria en que yo nací-
madre ingrata de los dos.

Ya veras, noble señora,
tras de una espléndida aurora,
surgir de pronto a la vida
una gente redentora
y una tierra redimida.

Y has de ver, dicha sin tasa!
al fin de la ardua pelea
que nuestros campos abrasa,
que es mas santa nuestra casa
y mas linda nuestra aldea.

Ya voy a echarme a la mar!
abordo un buque mambí
con el ansia de alcanzar
lo que en un sagrado altar
me juro José Martí.

El Trapo

Cuando un pueblo no tiene una bandera,
bandera libre que enarbole ufano,
en pos de su derecho soberano
y el patrimonio, la gentil quimera;
si al timbre de su gloria entera
bríos de combate en contra del tirano,
la altiva dignidad del ciudadano
o el valor instintivo del la fiera;
con fe gigante y singular arrojo
láncese al campo del honor fecundo,
tome un lienzo, al azar, pálido o rojo,
y, al teñirlo con sangre el iracundo
vera cambiarse el mísero despojo
en un trapo que asombre a todo el mundo.


José Mercado: (1863-1911)

Conocido como "Momo". Las ideas centrales de sus obras las son : la defensa de los valores nacionales frente a los valores extranjeros. Lo extranjero es lo estadounidense, porque lo español para el es parte de la identidad Puertorriqueña.

Lázaro!

Presto el palmar sus verdes abanicos,
y duros troncos y rugosas yaguas,
y las manos callosas del colono
alzaron en el monte la cabaña.

Y dio el maguey su fibra resistente,
y su dura corteza la emajagua,
y la anémica y triste compañera
del colono infeliz labro la hamaca.

Sucedieron los años a los años,
e igual que siempre, en la choza hospitalaria
sonó con grave acento la vihuela,
que murmura al compás de la maraca,
y, al son de guiro, que estridente cruje,
del triple alegre la sonora charla.

:a paz diosa bendita que en los pueblos
bienes sin cuento prodiga derrama,
huyo una tarde del terruño hermoso;
trono el canon, y al brillo de las armas,
de una turba cobarde y parricida
se pudo ver la faz desencajada.

Y todo cede ante la fuerza aquella,
que el miedo los ojos agigantan!

Y entonces el colono, esclavo siempre
de quien comercia en nombre de la patria,
vio también su mísera cabaña
cambiar de dueño. y escucho en sus montes
el ruido sordo de extraña planta.

Tu ere, mi tierra, pájaro sin plumas
al que el destino le cambio la jaula,
y eres hermosa y bella, tan hermosa
como la faz de la mujer amada.

Y orgía de luz, derroche de colores,
hay en tus verdes valles y montañas,
y es tu seno fecundo y generoso
y hay en tus venas poderosa savia
y en el concierto de los pueblos cultos
quien te quiera humillar no te aventaja,
porque buscas lo bello y porque tiene
tu pensamiento deslumbrantes alas.

No ere fuerte? Pues vamos a la lucha:
mas no esgrimiendo la traidora daga
en liza estéril, ni puñal que aleve
el cobarde en las sombras desenvaina.

No busques el suicidio en los combates,
mientras brille a lo lejos la esperanza.

Lucha en el noble campo del trabajo,
por todos, por tu Dios y por tu raza,
por la santa memoria de tus muertos,
por tus hijos, los hombres del mañana.

Pobre de ti , mi pueblo, si tranquilo
dejas que el invasor reine en tu casa,
mientras oyes del triple el ruido alegre
tendido entre los hilos de la hamaca!

Deje el rencor su puesto a la concordia,
y ante el yugo fatal que nos amaga,
juntos caigamos o venzamos juntos
sin que el odio destroce nuestras almas.

Arriba, pueblo, corazón de niño,
que puedes verte convertido en paria!

Y tu, Dios de los justos y los buenos,
si tanto es tu poder, si en ti se encarna
de la justicia y del amor el verbo,
haz que, inspirado en ti, surja mañana
un nuevo Cristo, generoso y grande,
que así nos diga: Lázaro, levanta!


Manuel A. Alonso: (1822-1889)

Nació en San Juan de Puerto Rico, el 6 de octubre de 1822 y murió en su cuidad natal el 4 de noviembre de 1889. Curso estudios secundarios en le Seminario de San Ildefonso de Puerto Rico. En 1842 se traslado a Barcelona, España, donde continuo estudios superiores. En esta ciudad termino la carrera de medicina y cirugía con especialización en enfermedades mentales. Publico El jíbaro en 1849 y en 1883 publico el segundo tomo.

El Puertorriqueño:

Color moreno, frente despejada,
mirar lánguido, altivo y penetrante,
la barba negra, pálido el semblante,
rostro enjuto, nariz proporcionada.

Mediana talla, marcha compasada;
el alma de ilusiones anhelante,
agudo ingenio, libre y arrogante,
pensar inquieto, mente acalorada.

Humano, afable, justo, dadivoso,
en empresa de amor siempre variable,
tras la gloria y placer siempre afanoso.

Y en amor a su patria insuperable!
Este es, ano dudarlo, fiel diseño
para copia un buen puertorriqueño.


Luis Llorens Torres: (1878-1944)

Nació en el barrio Collores de Juana Díaz, el 14 de mayo de 1878 y murió en Santurce, el 16 de junio de 1944. Curso estudio avanzados en Barcelona y se gradúo de abogado y de Doctor en Filosofía y Letras en Granada. Fue político, ensayista, dramaturgo, y poeta. fundo la Revista de las Antillas en 1913. En esta revista publico el autor su teoría de estética del pocalismo (todo es bello) y del panedismo (todo es verso).

Trova Gaucha

al ibero león que un día
era dueño de la Pampa
supe tenderle la trampa
que lo hizo presa mía.
Fue San Martín mi alto guía
en aquel gesto fecundo.
Y ni Rosas, ni Facundo,
ni el diablo que los crió,
apagan el sol que yo
encendí en le nuevo Mundo.

El Patito Feo

No se si danés o ruso,
genial cuentista relata
que en le nido de una pata
la hembra de un cisne puso.
Y ahorrando las frases de uso
en los cuentos eruditos,
diz que sin mas requisitos,
en le trigésimo día,
la pata saco su cría
de diez y nueve patitos.

Según este cuento breve,
creció el rebaño pigmeo
llamando PATITO FEO
al patito diez y nueve.
El pobre! Siempre la nieve
lo encontró fuera del ala.
Y siempre erró en la antesala
de sus diez y ocho hermanos
que dejábanle sin granos las espigas de la tala.

Vagando por la campaña
la palmípeda cuadrilla
al fin llego hasta la orilla
de la fuente en la montaña.
Que sensación tan extraña
y a la par tan complaciente
la que le ondulo en la mente
al llamado Feo Pato
cuando miro su retrato
en el vidrio de la fuente!

Surgió entonces de la umbría
un collar de cisnes blancos
en cuyos sendosos flancos
la espuma se emblanquecía.
(aquí, al autor, que dormía
cuando este cuento soñó,
dicen que lo despertó
la emoción de la belleza.
Y aquí sigue, o aquí empieza,
lo que tras el soñé yo)

Cisne azul la raza hispana
puso un huevo, ciega y sorda,
en le nido de la gorda
pata norteamericana.
Y ya, desde mi ventana,
los norteños patos veo,
de hosco pico fariseo,
que al cisne de Puerto Rico,
de azul pluma y rojo pico
lo llaman PATITO FEO.

Pueblo que cisne naciste,
mira y sonríe, ante el mote,
con sonrisa de Quijote
y con su mirada triste;
que a la luz del sol que viste
del alba tu campo y tu mar,
cuando quieras contemplar
que es de cisne tu figura,
mírate en el agua pura
de la fuente de tu hogar.

Con flama de tu real sello,
mi cisne de Puerto Rico,
la lumbre roja del pico
prendes izada en le bello
candelabro de tu cuello.
Y azul del celeste tul,
en que une la Cruz del Sur
sus cinco brillantes galas,
es el que pinta en tus alas
tu firme triángulo azul.

Oro latino se asoma
a tu faz y en tu faz brilla.
Lo fundió en siglos Castilla.
Y antes de Castilla, Roma.
Lo hirvió el pueblo de Mahoma
en sus fraguas sarracenas.
Y antes de Roma, en Atenas,
los Homero y los Esquilos
hilaron de ensueños el hilo
de la hebra azul de tus venas.

En tu historia y religión
tus claros timbres están;
que fuiste el mas alto afán
de Juan Ponce de León.
Mírate, con corazón,
en tu origen caballero,
en tu hablar latinoibero,
en la fe de tus altares,
y en la sangre audaz que en Lare
regó Manolo el Leñero.

Veinte cisnes como tu
nacieron contigo hermanos
en los virreinos hermanos de Méjico y el Perú.
Bajo el cielo de tisú
de la antillana región,
los tres cisnes de Colon,
las tres cluecas carabelas,
fueron las aves abuelas
en tan maña incubación.
Alma de la patria mía,
cisne azul puertorriqueño,
si quieres vivir el sueño
de tu honor y tu hidalguía,
escucha la voz bravía
de tu independencia santa
cuando al cielo la levanta
el huracán del Caribe
que con sus rayos la escribe
y con sus truenos la canta.

Ya surgieron de la espuma
los veinte cisnes azules
en cuyos pico de gules
se deslera la bruma.
A ellos su plumaje suma
el cisne de mi relato.
Porque ha visto su retrato
en los veinte cisnes bellos.
Porque quiere estar con ellos,
Porque no quiere ser pato.

Valle de Collores

Cuando salí de collores
fuel en una jaquita baya,
por un sendero entre mayas
arropas de cundiamores.
Adiós, malezas y flores
de la barranca del río,
y mis noches del bohío,
y aquella apacible calma,
y los viejos de mi alma,
y los hermanitos míos.

Que pena la que sentía,
cuando hacia atrás yo miraba,
y una casa se alejaba,
y esa casa era la mía.
La ultima vez que volvía
los ojos, vi el blanco vuelo
de aquel maternal pañuelo
empapado con el zumo
del dolor. Mas allá, humo
esfumándose en le cielo.

La campestre floración
era triste, opaca, mustia.
Y todo, como un angustia,
me apretaba el corazón.
La jaca a su discreción,
iba a paso perezoso.
Zumbaba el viento, oloroso
a madreselvas y a pinos.
Y las ceibas del camino
parecían sauces llorosos.

No recuerdo como fue
(aquí la memoria pierdo)
Mas en mi oro de recuerdos,
recuerdo que al fin llegue,
la urbe, el teatro, el café,
la plaza, el parque, alacera...
Y en una novia hechicera,
halle el ramaje encendido,
donde colgué el primer nido
de mi primer quimera.

Despies, en pos de ideales.
Entonces, me hirió la envidia.
Y la calumnia y la insidia
y el odiao de los mortales.
Y urdiendo sueños triunfales,
vi otra vez el blanco vuelo
de aquel maternal pañuelo
empapado con el zumo
del dolor. Lo demás, humo
esfumándose en el cielo.

Ay, la gloria es sueño vano.
Y el placer, tan solo viento.
Y la riqueza, tormento.
Y el poder, hosco gusano.
Ay, si estuviera en mis manos
borrar mis triunfos mayores,
ya mi bohío de Collores
volver en la jaca baya
por el sendero entre mayas
arropas de cundiamores.

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