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BENEDICTO XIII
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  En 1393 fue asesinado en Bohemia san Juan Nepomuceno, consejero del arzobispo de Praga y confesor de la reina Juana, la esposa del rey Venceslao IV. Las circunstancias de este asesinato son oscuras, y fuentes poco fiables convierten a la víctima en un mártir del secreto de confesión. Lo cierto es que a raíz de este incidente estalló una revuelta de prelados y señores y en 1394 el propio rey fue hecho prisionero por un tiempo.

El rey de Castilla Enrique III el Doliente había ocupado las posesiones de su tío Alfonso, había logrado la sumisión pacífica de su tío Fadrique y el 21 de junio firmó el tratado de Valladolid con el rey Carlos III de Navarra, por el cual, entre otras cosas, obligaba a su molesta tía, Leonor, a regresar junto a su esposo. El prestigio que obtuvo al dominar de este modo a la nobleza (con tan sólo quince años) le permitió prescindir de las cortes, que vieron limitadas sus funciones a la aprobación de las leyes dictadas por el rey. Entre los principales apoyos del joven monarca estaba Alfonso de Aragón, el duque de Gandía y marqués de Villena, que había regresado a Castilla unos meses antes a instancias del rey Juan I, si bien su misión era conducir la política castellana en beneficio de la Corona de Aragón.

Ese año murió el Papa de Aviñón, Clemente VII, y sus cardenales eligieron como sucesor al más firme de sus defensores, el cardenal Pedro Martínez de Luna, que adoptó el nombre de Benedicto XIII. Los teólogos de la universidad de París llevaban un tiempo buscando posibles soluciones para el cisma de Occidente, y habían puesto objeciones a la elección de Pedro de Luna, pues su postura radical en favor del Papado de Aviñón era bien conocida, y no era la más idónea para acabar con el cisma. Sin embargo, los cardenales se decantaron por él, en parte por la simpatía que suscitaba entre ellos y en parte por su ofrecimiento a terminar con el cisma por la uia cessionis (la vía de la renuncia, es decir, su ofrecimiento a renunciar a la tiara si se satisfacían algunas condiciones), pero, apenas fue consagrado como Papa, Benedicto XIII se olvidó de la uia cessionis y propuso en su lugar la uia iustitiae, esto es, que ambos Papas se reuniesen y decidiesen cuál de los dos debía renunciar (lo que, conociéndolo, equivalía a decidir que renunciara el Papa de Roma). El dominico fray Vicente Ferrer ingresó en la corte pontificia de Aviñón como confesor papal.

El rey Ladislao II de Nápoles nombró duque de Atenas a Ranieri I Acciaiuoli, pero murió poco después y los venecianos se apoderaron de los ducados de Atenas y Neopatria. El sultán otomano Bayaceto I invadió Valaquia. En Moldavia murió el vóivoda Romano I, que fue sucedido por Esteban I.

Timur Lang saqueó Bagdad.

China estaba haciendo un esfuerzo colosal por recuperarse de los años de dominio mongol. Se estableció un catastro, se restauraron las obras de riego, se distribuyeron gratuitamente bueyes y aperos de labranza, se organizó un sistema de graneros públicos para tener reservas en tiempos de mala cosecha y se entregaron tierras a los militares para que se ocuparan de su cultivo.

Por estas fechas, Shi Naian y Luo Guanzhong escribieron Al borde del agua, una novela histórica que narra las aventuras de ciento ocho bandidos, entre ellos tres mujeres, que viven a orillas del lago Langshanbo, en la época de los Song. Los autores analizan la psicología de los marginales, así como las reglas de una sociedad a la que critican.

En marzo de 1395 Leonor de Trastámara, de acuerdo con lo pactado el año anterior, volvió a Pamplona para reunirse con su marido, el rey Carlos III de Navarra. A partir de ese momento las relaciones entre los esposos fueron buenas y la reina colaboró para mantener el perfecto entendimiento que hubo entre Navarra y Castilla en este periodo.

El emperador Venceslao IV otorgó a Juan Galeazo Visconti el título de duque de Milán, lo que, entre otras cosas, convertía oficialmente en hereditario el señorío que, en la práctica, ya venía siendo transmitido de padres a hijos.

Martín el Joven, el rey de Sicilia, logró someter a Catania, el núcleo de la revuelta de la nobleza siciliana contra la dominación aragonesa.

Ese año murió el duque Alberto III de Austria, que fue sucedido por su hijo Alberto IV. Tuvo que enfrentarse a la rama leopoldina de los Habsburgo, que reclamaba un reparto de territorios, y finalmente aceptó a su primo Guillermo I como corregente.

Timur Lang llevó a cabo otra campaña contra la Horda de Oro: saqueó Crimea, el Cáucaso septentrional, persiguió durante un tiempo al kan Tuqtamis y nombró un nuevo kan. Estando así las cosas, el gran príncipe Basilio I de Moscú dejó de pagar el tributo a los mongoles. Recibió amenazas de Timur Lang, pero al final no llegó a cumplirlas, sino que regresó a Samarkanda para atender otros asuntos.

Los turcos otomanos dominaban ya toda Bulgaria. La conquista terminó en 1396 con la toma de Vidin. La aristocracia búlgara fue aniquilada, exepto aquellos pocos que se convirtieron al islam, y fue sustituida por una nueva clase dominante salida del ejército turco. Los campesinos turcos fueron sometidos a unas condiciones de servidumbre apenas soportables, que incluían el "impuesto de sangre", por el que una parte de sus hijos eran requisados para ser convertidos en jenízaros. Las conversiones forzadas al islam se multiplicaron.

La situación en Servia no era tan grave, pues, aunque se había convertido en vasalla de los otomanos, de momento conservaba su independencia. Donde los turcos no habían llegado era a Albania, que se había independizado bajo una dinastía de origen servio y, de momento también, no estaba sometida ni siquiera a vasallaje. La situación era más precaria en Valaquia, donde el príncipe Mircea se esforzaba por rechazar con ayuda húngara las incursiones de los turcos. Finalmente, el rey Segismundo de Hungría pidió ayuda a la cristiandad. Tanto Benedicto XIII como Bonifacio IX se pusieron de acuerdo en predicar una cruzada contra los turcos, y Francia respondió a la llamada enviando un ejército al frente de Juan de Nevers, el hijo del duque Felipe II de Borgoña.

Mientras tanto, en la Corona de Aragón, los regidores de varias ciudades, entre ellas Barcelona y Valencia, acusaron a la cancillería real de deshonestidad y malversación. Bernat Metge, secretario del rey Juan I, actuó con rudeza contra los regidores de Barcelona, pero la situación cambió drásticamente el 19 de marzo, cuando Juan I murió inesperadamente en un accidente de caza. (También era conocido como Juan I el Cazador.) Dejó únicamente dos hijas, Juana, casada con el conde Mateo I de Foix, y Violante, que a sus catorce años permanecía soltera. Mateo I reclamó la Corona, pero María de Luna defendió los derechos de su marido, Martín el Humano, el hermano de Juan I, que a la sazón se encontraba en Sicilia con su hijo Martín el Joven, donde éste acababa de ser coronado rey de Sicilia junto con su esposa.

La acción de María de Luna fue decisiva. Se apoyó en los regidores de las ciudades y procedió contra los que habían rodeado al difunto rey, que fueron procesados y muchos encarcelados, entre ellos Bernat Metge. Violante de Bar, la viuda de Juan I, trató de minar la autoridad de María de Luna afirmando que estaba embarazada (de modo que, si tenía un hijo varón, se convertía indiscutiblemente en el heredero legítimo), pero las cortes de Aragón terminaron reconociendo como rey a Martín I el Humano.

Juan de Nevers y su ejército se reunieron con el ejército del rey Segismundo en Budapest, a orillas del Danubio, y avanzaron aguas abajo hasta Vidin, y la tomaron al asalto. Desde allí avanzaron hasta Nicópolis, donde el 28 de septiembre la caballería francesa avistó a las tropas de vanguardia turcas. El rey Segismundo propuso atacar con sus hombres a los turcos mientras los franceses permanecían de reserva para cuando llegara el grueso del ejército turco, pero los caballeros franceses abuchearon la propuesta. Una vez más, como en Courtrai, Crezy o Poitiers, consideraron inadmisible todo lo que no fuera lanzarse a la carga sin más contemplaciones. Así lo hicieron, aplastaron a los turcos y los dispersaron, al tiempo que se dispersaban ellos mismos, y entonces apareció en escena el sultán Bayaceto I con su gran ejército. Había tenido que abandonar un intento de asedio a Constantinopla al recibir noticias de la cruzada, así que no estaba de muy buen humor. Los exánimes cruzados fueron barridos por los turcos. La mayoría de los caballeros franceses murió en la batalla, pero Juan de Nevers fue hecho prisionero y su padre tuvo que reunir una gran suma de dinero para rescatarlo. A raíz de su estúpida actuación en la batalla de Nicópolis, recibió el sobrenombre de Juan sin Miedo.

Bayaceto I no aprovechó su victoria todo lo que hubiera podido, pues por el momento no estaba tan interesado en expandir sus fronteras como en consolidar la conquista de Bulgaria. De todos modos, Valaquia se convirtió definitivamente en vasalla de los turcos y tuvo que pagar un tributo.

En Francia se agudizó el enfrentamiento entre los duques Luis de Orleans y Felipe II de Borgoña. Esenciamente, ambos querían malversar en su propio beneficio las finanzas del estado francés. A Luis no le había hecho ninguna gracia que Felipe II hubiera usado fondos públicos para rescatar a Juan sin Miedo, pues estaba planteándose la posibilidad de construirse un reino en Italia a través de su suegro, el duque de Milán. Por ello, además, estaba interesado en reforzar el ejército francés, para poder usarlo más adelante en Italia, mientras que Felipe II era partidario de poner fin definitivamente a la Guerra de los Cien Años, ya que la guerra sólo podía perjudicar a su plácida y suntuosa vida. El rey Ricardo II de Inglaterra también estaba interesado, al menos, en una tregua, pues sus problemas con la nobleza empeoraban. Ello permitió que triunfaran los intereses de Felipe II frente a los de Luis (que, a decir verdad, coincidían, aunque sólo fuera por casualidad, con los intereses de Francia). No se firmó la paz, pero se concertó una tregua por veintiocho años.

Aprovechando que Ricardo II había enviudado dos años antes de su primera esposa, Ana de Bohemia, la tregua fue ratificada con el matrimonio del rey inglés con Isabel, una hija del rey Carlos VI que tenía entonces siete años. Constanza de Castilla, la hija de Pedro el Cruel y esposa de Juan de Gante, había muerto también dos años atrás, y ahora el duque de Lancaster se casó con su amante, Catalina Swynford.

En octubre, el rey Martín I el Humano había emprendido su viaje de regreso a Barcelona desde Sicilia, pero hizo una escala en Aviñón, donde el Papa Benedicto XIII le concedió la rosa de oro, la máxima condecoración que otorgaba el Papado. Mientras tanto, el conde Mateo I de Foix, que había reclutado un ejército en Francia, invadió Cataluña reclamando la corona, pero fue rechazado por el conde Pedro II de Urgel. Martín I entró en Barcelona entre aclamaciones. Poco después de su coronación marchó a Cerdeña para interesarse por la lucha contra los oponentes al dominio aragonés.

Teóricamente, la isla de Córcega también pertenecía a la Corona de Aragón, si bien, en la práctica, estaba controlada por los genoveses, y los reyes de Aragón nunca habían enviado allí un soldado. Últimamente habían surgido querellas entre los corsos y los genoveses, y los primeros pidieron ayuda a Francia. Éste fue un motivo más de disputa entre los duques Luis de Orleans y Felipe II de Borgoña. Felipe II se oponía a que francia interviniera, pero esta vez Luis de Orleans se salió con la suya y ese mismo año el mariscal Jean Boucicaut tomó posesión de la isla en nombre de Carlos VI. Boucicaut había caído prisionero de los turcos en Nicópolis, y había sido rescatado recientemente.

Ese año murió el rey azteca Acamapichtli, y fue sucedido por Huitzilihuitl, que, al casarse con una hija del rey tepaneca Tezozómoc, redujo los tributos que Tenochtitlán pagaba a Azcapotzalco a un mero símbolo.

La reina Margarita de Dinamarca, Noruega y Suecia logró que Erik de Pomerania fuera reconocido como rey de Dinamarca y Suecia como ya lo había sido de Noruega. En 1397 fue coronado como rey de los tres países en la dieta de Kalmar. No obstante, Margarita mantuvo el gobierno en sus manos. La dieta de Kalmar también acordó que el gobierno de los tres países quedaría en manos de los descendientes de Erik o, cuanto menos, de un mismo soberano elegido en común.

El cisma de Occidente estaba inquietando a las gentes sencillas, que creían que el Papa era el representante de Dios en la Tierra y eso no les cuadraba con que hubiera dos Papas. Tal era el malestar, que muchos monarcas consideraban que era preferible renunciar al propio Papa si así podían presentar a sus súbditos un único Papa. Por ello, Francia, Castilla y Aragón empezaron a presionar a Benedicto XIII para recordarle aquello de la uia cessionis. El rey Martín I de Aragón se presentó en Aviñón para negociar una salida para el cisma, pero su intento fue vano.

El Emperador Venceslao IV elevó a duque de Lombardía a Juan Galeazo Visconti, al que el año anterior había nombrado duque de Milán. Esto equivalía a considerarlo su delegado o vicario en la parte italiana del Sacro Imperio Romano.

Maso Albizzi fue expulsado de Florencia por una sublevación popular, pero regresó e impuso la dictadura oligárquica de los comerciantes de la ciudad, presidida por un triunvirato del cual formaba parte él mismo.

El rey Segismundo de Hungría otorgó el margraviato de Brandeburgo a su primo Josse, que ya venía gobernándolo en usufructo desde hacía casi diez años.

Juan de Gante, el duque de Lancaster, había tenido dos hijos con Blanca de Lancaster (Felipa, la actual esposa del rey Juan I de Portugal y Enrique, el conde de Derby), una hija con Constanza de Castilla (Catalina, la actual esposa del rey Enrique III de Castilla) y cuatro hijos con su amante (y, desde el año anterior, esposa) Catalina Swynford. Estos cuatro hijos, que habían nacido bastardos, fueron ahora legitimados con el nombre de Beaufort. Eran Juan Beaufort, Enrique Beaufort, Tomás Beaufort y Juana Beaufort, la cual se casaba por esas fechas con Ralph Neville, el conde de Westmorland.

La actitud desafiante de Tomás de Woodstock, el duque de Gloucester, contra su sobrino, el rey Ricardo II de Inglaterra, facilitó una reacción por parte del rey, que, después de condenar a muerte al duque y a otros dos lores, logró imponerse sobre sus adversarios e inició un gobierno absolutista. Entre sus principales aliados estaban sus primos Juan Beaufort, que recibió el título de conde de Somerset, y Eduardo de Norwich, el hijo de Edmundo de Langley, el duque de York, que recibió el título de condestable y nuevos dominios.

Ricardo II, en cambio, no tenía hijos. No los había tenido con su primera esposa y difícilmente podía tenerlos con la segunda, Isabel, que tenía ahora ocho años. El rey tenía sólo treinta y un años, pero, por si le sucedía algo, había nombrado heredero a Roger Mortimer, el conde de la Marche y del Ulster, hijo de su prima Felipa. Sin embargo, en 1398 murió asesinado en Irlanda y fue sucedido por su hijo de siete años Edmundo Mortimer, que se convirtió en el nuevo heredero.

Unos piratas berberiscos habían desembarcado en el reino de Valencia y habían profanado varias iglesias, por lo que el rey Martín I de Aragón envió al norte de África una potente flota con la que destruyó Tedeliz, en el reino de Tremecén. Después un temporal destrozó las naves. Un poeta catalán llamado Andreu Febrer había compuesto un poema para animar a los caballeros a participar en la empresa, y luego compuso otro de acción de gracias por haber salido de ella con vida.

El rey Carlos VI de Francia, en uno de sus momentos de lucidez, convocó una asamblea en París en la que se votó negar la obediencia al Papa de Aviñón, Benedicto XIII, para forzarle a abdicar. El rey Enrique III de Castilla se unió a la iniciativa, y como Benedicto XIII no dio muestras de cambiar de actitud, Carlos VI envió al mariscal Boucicaut, que asedió Aviñón. El emperador Venceslao IV, que siempre había apoyado al pontífice romano, se alineó entonces con Francia, pero Benedicto XIII reaccionó aliándose con un sector de la nobleza alemana, al frente del cual estaba el conde palatino del Rin Roberto III, que acababa de suceder a su padre, el conde Roberto II.

Por otra parte, Enrique III se cansó de la política proaragonesa de Alfonso de Aragón y lo desposeyó del señorío de Villena, aunque no del título de marqués. Alfonso se trasladó de nuevo a la Corona de Aragón.

Ese año murió el rey Jacobo I de Chipre. Para sanear la economía del reino había tenido que ceder Famagusta a los genoveses. Fue sucedido por su hijo Jano.

También murió Federico V, el burgrave de Nuremberg, y fue sucedido por sus hijos Juan III y Federico VI.

En China murió Hongwu, el primer emperador Ming. Fue sucedido por su nieto Ming Huidi.

Y también murió la práctica totalidad de los habitantes de Delhi, después de que Timur Lang pasara por la ciudad. En 1399 marchó de la India, dejando el sultanato de Delhi sumido en el caos. Después, una campaña por Asia Central erradicó el budismo de la región.

El autoritarismo del rey Ricardo II hizo ganar apoyos a sus oponentes, entre quienes se encontraba su primo Enrique, el conde de Derby, primogénito del duque de Lancaster Juan de Gante. Éste murió en febrero y poco después Ricardo II desterró a Enrique y confiscó sus tierras. Enrique preparó una revuelta que estalló en julio, y el rey se encontró sin apenas apoyo alguno. En septiembre fue hecho prisionero a traición, se le obligó a abdicar y murió encarcelado poco después. Enrique fue proclamado rey de Inglaterra (Enrique IV). El nuevo rey fue el primero en usar oficialmente el inglés en el Parlamento. Isabel, la viuda de Ricardo II e hija del rey Carlos VI de Francia, tenía entonces diez años. Enrique IV trató de casarla con su primogénito Enrique, de doce años (ahora convertido en príncipe de Gales), pero la niña se negó y fue encarcelada.

El rey Martín I de Aragón firmó un tratado de amistad con Carlos III de Navarra, que ratificaba el que ya había firmado su hermano Juan I. El monarca aragonés fracasó en una nueva campaña contra la piratería del norte de África. Luego envió ayuda al Papa Benedicto XIII, que seguía sitiado en Aviñón. Vicente Ferrer logró salir de la ciudad y empezó un largo viaje por Europa para predicar y defender al Papa de Aviñón. Predicaba todos los días, y a veces más de una vez al día. Iba seguido de su "compañía", un conjunto de penitentes, hombres, mujeres y niños, que se flagelaban gritando ¡misericordia! Vivían de limosnas, y al entrar en una ciudad formaban una impresionante procesión nocturna. Sus sermones eran escuchados por grandes multitudes.

Bernat Metge continuaba en prisión, donde escribió su obra más importante, Lo somni (El sueño). Está escrita en prosa en forma de diálogo, y su estilo adapta al catalán las formas del latín clásico. Se basa en Cicerón, Ovidio, Virgilio, Petrarca y Boccaccio. Toca temas variados, como la inmortalidad del alma, el infierno, el amor divino, y también una justificación de las actuaciones que lo llevaron a la cárcel.

El mariscal Boucicaut fue enviado de nuevo a Oriente, al mando de una flota francesa, en respuesta al llamamiento del emperador bizantino Manuel II, pues el sultán otomano Bayaceto I había vuelto a poner sitio a Constantinopla. Boucicaut reconcilió al emperador con su sobrino Juan VII, hasta el punto de que Manuel II lo dejó a cargo del gobierno mientras él marchaba a Occidente junto con Boucicaut para solicitar una nueva cruzada.

La conversión de Lituania al catolicismo, si bien había puesto fin a la hostilidad de los caballeros teutónicos, había agravado las fricciones con la Rusia ortodoxa. Estas fricciones fueron aprovechadas por Vytautas, el primo del rey Ladislao II de Polonia y gobernador de Lituania, que había iniciado una política expansiva hacia el este. Sin embargo, esta expansión terminó cuando los mongoles lo derrotaron en la sangrienta batalla de Worska.

Ese año murió el duque Juan IV de Bretaña, que fue sucedido por su hijo Juan V.

También murió sin descendencia el conde Mateo I de Foix, así que sus posesiones pasaron a su hermana Isabel.

El vóivoda Esteban I de Moldavia fue sucedido por Iuga Ologul.

El rey Luis II de Nápoles tuvo que regresar a Provenza sin haber logrado derrotar al otro rey de Nápoles, Ladislao II. En 1400 se casó con Yolanda, la hermana del rey Martín I de Aragón, el cual era casualmente el padre del rey Martín el Joven de Sicilia, cuyo reino era casualmente el tradicional enemigo del reino de Nápoles.

Los príncipes electores depusieron al emperador Venceslao IV y eligieron en su lugar a Roberto de Wittelsbach, el conde palatino del Rin.

El vóivoda Iuga de Moldavia fue sucedido por Alejandro el Bueno.

Los mamelucos no pudieron ofrecer resistencia a Timur Lang cuando éste penetró en Siria. La ciudad de Alepo fue destruida.

Carlos el Loco
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